domingo, julio 03, 2011

Djokovic gana Wimbledon en el terreno de Nadal




Alguien en Twitter decía que Federer, Djokovic y Nadal eran como el "piedra, papel o tijera" del tenis actual: Federer gana a Djokovic, Djokovic a Nadal y Nadal a Federer. Eso debería poner en perspectiva los registros entre dos tenistas: el tipo de juego hace que puedas ganar a todos y perder siempre con el mismo. Le pasó a Federer con Rafa en sus mejores tiempos y le pasa ahora a Rafa con Nole.

La final de Wimbledon 2011 fue preciosa, con Nadal jugando al ataque, arriesgando, y Djokovic jugando como lo haría el mejor Nadal, es decir, corriendo de lado a lado de la pista, pasando de la defensa al ataque con un solo golpe y obligando a su rival a ganar el punto tres o cuatro veces devolviendo bolas imposibles. Si alguien me hubiera ofrecido hacer una previa de la final jamás habría dibujado un escenario así.

A base de sufrimiento, Djokovic se llevó el primer set. Creo que ahí estuvo la clave de todo, esa única bola de break de Rafa que le hizo perder la manga y acordarse de repente de todos sus problemas: "Me ha ganado las cuatro últimas finales, incluso en tierra, no siento el pie izquierdo desde hace una semana, me duelen las rodillas... ya he ganado este torneo dos veces, ¿me merece la pena un esfuerzo sobrehumano para recuperarme?" Mientras tomaba una decisión y completamente alejado del juego, Nadal cedió también la segunda manga por un contundente 6-1.

Probablemente, él sabía que no iba a ganar la final pero no podia permitirse perderla en tres sets seguidos. ¿Qué clase de campeón es ese? Cuando él mismo desposeyó a Federer del cetro de Londres lo tuvo que hacer en cinco sets y llegando hasta el anochecer. Y eso que también había empezado 2-0. No, Nadal no iba a caer tan fácilmente y Djokovic no podía jugar siempre perfecto. La combinación de las dos cosas explica el 6-1 del tercer set. Djokovic empezó el cuarto set sirviendo. A duras penas consiguió el 1-0 pero su magia ya no estaba ahí. Un par de regalos de Nadal le pusieron 2-0 pero inmediatamente volvió a ceder su servicio y el set se empató a dos.

El dominio del juego ya era de Rafa: las recuperaciones, los puntos largos, la decisión de la red... Djokovic solo podía aguantar el vendaval, meter primeros servicios y ganar tiempo. Nadal, como todo jugador, tenía que cometer algún error. Así, sufriendo, consiguió el 3-2 y el 4-3 y justo cuando parecía que nos íbamos a un tie-break, Rafa tuvo su bajón mental, empezando con una doble falta, su primera del partido. Djokovic se puso 0-40 y le valió la segunda bola de break para anotarse el 5-3 y sacar para el partido.

Sacar para ganar Wimbledon no es fácil. Que se lo digan a Jana Novotna. El serbio era un manojo de nervios. Tiró fuera su primera bola, franca, de derechas, con Nadal desprotegido. A cambio, el manacorense le regaló los dos siguientes puntos. El cuarto lo ganó Rafa con un gran juego. 30-30. Djokovic necesitaba un primer servicio y lo consiguió. Saque y volea para su primer punto de campeonato en Wimbledon, octavo título de la temporada, tercer Grand Slam en su carrera. Volvió a meter el primero y al final a Nadal se le fue la bola larga, como si en realidad no hubiera creído nunca que podía ganar el torneo: el gran campeón derrotado con sus armas: mentalidad, aguante, resistencia física, claridad en los puntos clave...

Djokovic levantó emocionado el trofeo y Nadal solo pudo felicitarle. Llegar a la final infiltrado en el pie y en la rodilla, con una pierna dormida, y llevarla a cuatro sets ya tiene un punto heroico. El problema ahora será cuantificar el riesgo del heroísmo.  Sabemos que el pie no estaba roto hace una semana pero en medio ha jugado tres partidos de altísimo nivel. Le queda un mes de vacaciones por delante hasta la temporada de verano de Estados Unidos pero su salud le vuelve a jugar una mala pasada.

Nadal podia hacer historia igualando a Borg con sus 11 Grand Slams. Era un caramelo demasiado apetecible. Su decisión es muy lógica. Solo queda esperar que todo quede en un susto y le volvamos a ver pronto al 100%. Mientras, Djokovic tiene por delante la posibilidad de hacer la mejor temporada de la historia. Lleva 49 victorias y 1 derrota, aquella semifinal ante Federer en Roland Garros, el mejor partido del suizo en dos años. Tiene 24 años y toda la pinta de convertir la liga escocesa de dos en una liguilla más reñida de tres.

Ante él estaba la duda de la sospecha: nunca había batido a Nadal en un Grand Slam. Ahora ya lo ha hecho. No se podia soñar mejor momento.