jueves, junio 09, 2011

La discusión eterna

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El momento en el que resulta imposible tener una opinión sin que eso empiece una disputa agria, aunque sea una opinión explicada, con un criterio expuesto y moderadamente razonada, es decir, la clase de opinión que puede ser compartida o no pero que no debería degenerar en una lucha. Si hablas del Barcelona, los del Madrid discuten contigo. Si hablas de Guardiola, Mourinho es mejor. Si hablas de Rosa Díez, es una ultraderechista populista. Si hablas de Federer, no se puede comparar con Nadal. Si hablas de Gabilondo, una persona a la que quieres te grita desde el Facebook. Si hablas bien del 15-M, los detractores te acusan de inocente y pueril. Si criticas el 15-M eres un reaccionario y un facha.

Sinceramente, todo esto me agota. Tengo la sensación de estar discutiendo desde la mañana a la noche, a menudo con gente a la que admiro y respeto e incluso quiero. Toda discusión tiene su parte buena, porque escuchas la contra-argumentación, cuando la hay, te ayuda a revisar tus creencias, olvidarte de prejuicios, mirar el otro lado... Pero una discusión eterna es una discusión imposible ya a medio plazo. Acaba con cualquiera. No puede ser que a todo el mundo le parezca mal todo lo que dices y se lo tengas que explicar tres veces.

A uno se le quitan las ganas de razonar, explicar, exponer. Créanme, se le quitan incluso las ganas de pensar, con tantos partidos que echan por la tele. Mandarlo todo a la mierda. Probablemente, termine haciéndolo. No sé si esto sirve para algo o no, tengo mis dudas. Por otro lado, no quiero que se me hurte mi derecho no ya a tener una opinión como el que tiene un culo sino a razonar y dar explicaciones de la realidad que me rodea.

Pero, lo digo desde ya, no pienso discutir con nadie. Por lo que a mí respecta, enhorabuena, tienen ustedes razón en todo. Yo seguiré escribiendo y leyéndoles, pero no pienso entrar en ninguna, salvo que vea que sí es necesaria esa explicación para matizar o ampliar lo que viene en el post, el estatus o el tweet. Sería una manera de idiotizarme y no es plan. Siento ser tan duro pero, de verdad, es insostenible.