jueves, mayo 19, 2011

Yes, we camp


Reducir el movimiento que surge del 15-M y se ha establecido en la Puerta del Sol de Madrid y otras ciudades españolas a unas pocas líneas es una tarea imposible, o al menos imposible para mí. Su iconografía es distinta a la de anteriores protestas, es decir, sus iconos no son los de PSOE e IU por mucho que estos partidos y su prensa afín se quieran apropiar de ellos o aunque la prensa de centro derecha y derecha, sin más, vea todo esto con pánico como si fuera la reedición de un 13-M. ¡Ay, madre, que no ganamos! Hasta ahí llega su interés en la cuestión.

Por supuesto, hay cosas del pasado, pero en eso ya están ocupados Esperanza Aguirre y La Gaceta, así que analicemos las novedades que, además, son las que a mí me interesan.

En la iconografía de los jóvenes y no tan jóvenes de Sol hay muchas cosas que hemos estado viendo en los últimos años. No es, por tanto, un movimiento partidista o ideológico sino casi televisivo, estético. Está, por supuesto, el "Yes we can" de Obama, lema del cambio en todo el mundo y que a él le fue de maravilla. En este caso, los manifestantes lo han adaptado a "Yes, we camp", demostrando un gran sentido del humor, por encima de cualquier crispación.

Junto a Obama está Tahrir como símbolo. Esperen antes de escandalizarse: nadie dice que España sea Egipto ni Zapatero sea Hosni Mubarak. Esas cosas solo las puede decir alguien como González Pons en su Twitter hace meses, pero una asociación tan burda paraliza el análisis. Tahrir es el símbolo, es el espejo. Por eso se acampa en Sol y no en la Moncloa, señora Aguirre. No porque la sede que gobierna su partido esté ahí y la que gobierna el otro partido esté en otro lado. Sol pretende ser la expresión de un descontento con el poder de manera pacífica. Punto. Eso es lo que los jóvenes han percibido de Tahrir. No es cuestión de trazar una analogía exacta sino de ser suficientemente inteligentes como para ver el símbolo. Tahrir significa "cambio" igual que Obama significaba "cambio" en 2008. Cambio y Twitter, por cierto. Sorprendentemente, estos dos últimos días, justo a las 8 ha sido imposible conectarse a Internet desde Sol. Podías a las 8 menos 2 y podías en torno a las 10,30 cuando el número de gente era el mismo. Curiosamente, en medio, no. El poder a veces es casi tan pueril como los perroflautas.

Otro símbolo: Islandia. No sé demasiado sobre Islandia, pero sé que es una referencia. Era la referencia de "Inside Job". Estos chicos no solo se nutren de Hessel y Sampedro. También ven documentales, también se informan. No son una panda de vagos consentidos. Islandia es la imagen utópica de un país donde el poder acaba condenando los excesos de la banca y los mercados. Islandia, ojo, no Cuba, es decir, una democracia representativa, un país civilizado y tranquilo... pero con una legislación revolucionaria al respecto. ¿Quiero yo que España sea como Islandia? No estoy diciendo eso, de hecho, estoy diciendo que no sé demasiado sobre lo que pasa en el país, pero, obviamente es una referencia.

Ni Obama, ni Tahrir ni Islandia son símbolos de la protoizquierda radical que hay que combatir. El que se quiera quedar con tres pancartas y dos tíos tocando los bongos como imagen de esto es libre de hacerlo, pero no está analizando bien, lo que nos lleva a un breve resumen de algunas pegas:

- No ofrecen soluciones.- No, eso es cierto. Lo único a lo que han llegado es a listas abiertas y reforma electoral. Eso ya está en el programa de determinados partidos y no me parece precisamente una propuesta peligrosa para el sistema. Lo novedoso no es pedirlo. Lo novedoso es pedirlo de esta manera. Por lo demás, efectivamente, hay un batiburrillo de ideas y referencias. Lo peligroso sería que no las hubiera y que adoptaran sin más las clásicas de los partidos políticos. Si tuvieran soluciones, ya, a los cuatro días de acampar, pensaría que son unos genios o que, obviamente, hay un partido detrás de todo esto. No saben lo que quieren pero tienen una idea aproximada de lo que no quieren: abusos. Ese es el punto común. Si les pidiéramos un sistema completamente nuevo, distinto de la democracia representativa y el capitalismo, lo normal es que les tuviéramos que dar tiempo. Unos 21 siglos.

- Antes, cuando todo iba bien, no se quejaban.- Sí, y antes, cuando en mi sopa no había pelos tampoco pedía que me retiraran el plato. Algunos pensarán que hay que dejar de comer, abolir la sopa o quemar el restaurante, pero parece que la mayoría se limita a quejarse: tíos, la sopa tiene pelos, traedme otro plato. Cuando alguien hace algo mal, en cualquier ámbito, se le critica. Esto es así y no veo porque no puede ser así en este momento. Yo no pido una sociedad sin elecciones ni políticos ni banqueros, sino una sociedad con unas elecciones más representativas, unos políticos que no sean rehenes de sus partidos y retocen en la mediocridad y una banca bien regulada y vigilada, como ha sido siempre.

- Los jóvenes de ahora son unos perroflautas hijos de papá que lo tienen más fácil que antes pero no se esfuerzan.- Sí, creo que los jóvenes de ahora lo tenemos más fácil que nuestros padres en muchas cosas. También es obvio que nuestros padres lo tuvieron mucho más fácil que nuestros abuelos. Afortunadamente, a tirones y mediante reivindicaciones, la cosa tira para adelante. Insisto: no es mi intención hacer una crítica a la totalidad. En lo que a Sol refiere, vagos no parecen, desde luego; algunos ni siquiera son jóvenes. ¿Hay "perroflautas"? Sí, los hay. Y también hay ingenieros. ¿Son los tipos más listos del mundo y se expresan como un libro abierto? Tampoco. En ese sentido convendría volver al punto uno.

- Decir que esto es una revolución es una chorrada.- Lo es. Enorme. El entusiasmo les ha llevado a la exageración. Esto no es Egipto ni Siria ni va a conseguir ningún tipo de revolución. Lo dije hace dos días: una revolución es un cambio de usos y esto es una propuesta contra los abusos. Que no sea una revolución no me desanima, al contrario. Yo no quiero una revolución, como no la quería John Lennon. Pero no me importa que ellos se sientan el ombligo del universo si con eso se consigue que todos los demás que nos hemos pasado la vida mirando encontremos un camino para encauzar nuestro descontento.

Que, probablemente, sea algo más complejo que acampar en una plaza y firmar en un manifiesto el derecho a ser feliz. Pero que habrá que hacer en algún momento.

El futuro sigue siendo incierto. Yo sueño con que llegue al domingo 22 intacto, es decir, sin interferencias de los partidos políticos. A partir de ahí todo lo demás será un regalo porque es obvio que nadie sale a la calle a atacar al PP, el PSOE y los banqueros y se va de rositas. El poder tiene recursos, obviamente, para hacer saltar esto por los aires sin una sola carga policial, solo manipulando determinados mensajes en los medios, haciendo crecer la discrepancia entre los concentrados y provocando que el movimiento implosione o directamente se radicalice.

Me siento como Kant leyendo a Hume eso es todo. Despierto del sueño dogmático y ya estaba bien. Eso no es una asimilación, sin más, es un despertador. Si quieren, pasen un día por Sol, a ver si les pasa algo parecido. Si no, créanme, les entenderé.