miércoles, abril 13, 2011

El amor y otras cosas imposibles


De vez en cuando, a una gran figura de Hollywood le da por leerse un libro y le gusta. Le gusta mucho. Le gusta tanto que lo tiene que protagonizar en la gran pantalla cueste lo que cueste y si hace falta ser la productora, pues ahí está mi dinero, para la causa. Por supuesto, a cambio, quiere que la película sea ella, que ella salga en todos los planos y esté en medio de todas las tramas y las secuencias. ¿Recuerdan la que organizó Julia Roberts con "Come, reza, ama"? Bueno, esto de Natalie Portman no es lo mismo porque aquello era casi imposible de repetir, mucho menos empeorar, pero se da un aire de familia.

Lo primero, aclarar que Portman no lo hace mal. Portman nunca lo hace mal. No solo eso, sino que sale patinando, 15 años después de "Beautiful girls", que ya es algo, y aunque su personaje sigue siendo frágil, inocente y doliente, al menos ya se empieza a enfrentar con las responsabilidades de criar una familia y eso es un avance. Más cosas: Nueva York, por supuesto, una solvente Lisa Kudrow, alejadísima del papel de Phoebe, y una banda sonora empalagosa pero que incluye la sensacional "Waiting for the moon to rise" de Belle and Sebastian, que fue parte de mi banda sonora durante cosa de un año.

Quitando esto, la película es cansina. Muy cansina. Repetitiva. Llena de conflictos que son siempre el mismo conflicto y que siguen una misma estructura: situación agradable- conversación intrascendente- comentario inoportuno- pollo descomunal -lo siento, lo siento, lo siento. Creo que Portman dice las palabras "I´m sorry for..." como quince veces a lo largo de la película. Y, obviamente, para eso es la productora, la perdonan siempre.

Cada escena funciona casi como un capítulo, tengo curiosidad por conocer cuál es la estructura del original y si realmente TODO es tan dramático y episódicamente dramático, es decir, crisis-solución, crisis-solución, crisis-solución... y así sucesivamente. No a lo Iñárritu, aquí las tragedias no son tan asfixiantes y no se acumulan, pero sí en secuencia: primero discuto con mi hijastro, luego con mi marido, luego con mi hermana, luego con mi madre, luego voy disculpándome. Al final hay algo trivial en el supuesto dramatismo, algo increíble. Hartazgo. Las conversaciones entre el niño y Natalie Portman están bien, son ingeniosas. Probablemente en el libro haya más que en la película.

Por lo demás, es una peli repetitiva pero no agotadora. Justo cuando podría empezar a agotar se acaba. Roza el larguero en demasiadas ocasiones, eso sí. Supongo que le irá magníficamente bien en taquilla.