jueves, diciembre 16, 2010

Balada triste de trompeta


Reconozco que no me gusta el "todo vale" que demasiadas veces impregna los guiones de Álex de la Iglesia. Esa cantidad de tiempos muertos en los que los personajes no hacen ni dicen nada nuevo y las tramas se estancan para, de repente, de la nada, dar un giro completo que lleva a lo que él realmente quería rodar que era una escena en la que un payaso camina por una ciudad en ruinas con una metralleta en la mano. Eso nos lleva a un cine de altibajos y en el que conviene fiarlo todo a la suerte.

De todas sus películas, mi favorita sigue siendo "El día de la bestia". Supongo que por todo lo que significó, aunque probablemente "Acción mutante" fuera mejor en cuanto a narración e ingenio. Hay una sensación de intento fallido en todo lo posterior y no esperen que "Balada triste de trompeta" sea una excepción. No lo es. Parte de una gran idea, una gran puesta en escena, unos cuantos diálogos brillantes... pero avanza a trompicones, con excusas, cambios vitales no justificados, escenas no solo increíbles sino directamente inverosímiles incluso dentro del universo de la película.

Se trata de una vuelta a sus inicios y eso se agradece. Los primeros quince minutos son maravillosos. Luego se estanca. Luego aparecen unos personajes extraordinarios. Luego los propios personajes se estancan. Luego aparece el amor y el odio y la venganza y la locura, pero uno no sabe de dónde, entre cutrefectos especiales y escenas gratuitas. Luego vienen un par de guiños históricos apreciables y acaba todo con un final demencial larguísimo y que huele a autoplagio inevitablemente, sin necesidad de que les cuente más.

En medio quedan unas interpretaciones soberbias. Álex de la Iglesia crea buenos personajes y elige buenos actores. Su problema está en saber qué hacer con ellos durante tanto tiempo. Antonio de la Torre está sencillamente descomunal, cosa habitual en él. Carlos Areces confirma sus buenas maneras para la comedia pero presenta algunas dificultades lógicas en los registros más dramáticos. Manuel Tallafé cumple de sobra, como siempre, y solo Carolina Bang roza el desastre. Muy guapa la chica, eso sí.

Supongo que hay quien se preocupa más por la narración y quien se preocupa más por los momentos impactantes. Yo soy de los primeros, pero reconozco que "Balada triste de trompeta" deja unos cuantos de los segundos. Le achaco falta de continuidad e incluso una cierta pereza narrativa, pero se le puede perdonar. A mucha gente que me merece confianza le ha encantado. A otra gente no le ha gustado nada. Me quedaría en un punto medio, aunque solo sea porque Álex de la Iglesia marcó mi adolescencia y parece un tipo con mucho más talento del que muestran varias de sus últimas películas.