jueves, septiembre 30, 2010

Los positivos de Alberto Contador y Ezequiel Mosquera


Dejemos una cosa clara: lo de Alberto Contador no es un "posible positivo" o un "falso positivo". Lo de Contador es un positivo por clembuterol con contraanálisis confirmado y sanción cautelar de la UCI. Otra cosa es que sea un caso de dopaje y en eso estarán ahora durante meses: en rigor, que un ciclista utilice clembuterol para doparse es estúpido porque no le beneficia en absoluto. El clembuterol es un broncodilatador cuya principal función es engordar a animales y humanos. Un ciclista de fondo necesita cualquier cosa menos engordar. Otra cosa serían casos como los de Abdoujaparov, mítico sprinter de los 90, que sí dio positivo por esa sustancia. Un sprinter, a diferencia de un escalador, necesita potencia.

En cualquier caso, la noticia es devastadora en términos de credibilidad para un hombre que luchaba por quitarse el estigma de la famosa bolsa del doctor Fuentes con las iniciales "A.C." aunque nunca se demostró que tuviera su sangre. Igual que no se demostró que la de "Valv-Piti" tenía la de Valverde hasta que la justicia italiana casi "robó" la muestra para analizarla.

España y su lucha antidopaje, en fin...

Más grave me parece lo de Ezequiel Mosquera. Un tío de 35 años, que sabe que va a ser objeto de análisis porque está luchando por etapas y por la Vuelta, decide doparse. Eso dice la SER al menos, vamos a esperar. A mí solo se me ocurre una explicación para estas cosas: si uno se dopa pensando que no le van a pillar incluso cuando sabe que va a pasar un análisis es porque ha pasado mil veces ese análisis sin que le pillen. Como poco, conoce a decenas de corredores que han pasado ese análisis y no les han pillado. Esto no es una acusación porque una acusación requiere de pruebas, es simplemente una reflexión basada en la lógica. No quiero pensar que los ciclistas son todos idiotas, es imposible, aunque no sé si pensar que son todos tramposos mejora la cosa de alguna manera.

Más cosas sobre ciclismo y dopaje masivo. Obviamente, yo no sé si Contador y Mosquera se han dopado o no. Hasta ahí podíamos llegar, que yo supiera eso. Sólo analizo la noticia de José Ramón de la Morena: dos casos de positivo en la Vuelta y los dos del equipo Xacobeo. Bien, el director del Xacobeo es Álvaro Pino. Pino entrenó a Kelme en la época dorada de Heras, González, Sevilla y Botero. Los cuatro acabaron dando positivo o involucrados en tramas de dopaje. Luego se fue al Phonak. Sacó al Phonak de la nada. Las dos grandes estrellas del equipo fueron Tyler Hamilton, hasta que dio positivo por transfusión y fue suspendido dos años y después Floyd Landis, que ganó el Tour de 2006 y luego fue desposeído del triunfo... por dar positivo.

Yo no puedo saber si Álvaro Pino tiene algo que ver con el dopaje masivo en el ciclismo. Hasta ahí podíamos llegar, que yo supiera eso. Sólo quería dar los datos, a ver qué les parecían.

P.D. Ganadores (o casi) del Tour desde 1996: Bjarne Riis (dopaje reconocido), Jan Ullrich (dopaje reconocido tras Operación Puerto), Marco Pantani (sancionado por hematocrito alto, posterior caída en las drogas hasta su fallecimiento), Lance Armstrong (dio positivo en 1999, pero la UCI consideró que no era dopaje), Floyd Landis (ganador en 2006, desposeído por doping), Óscar Pereiro (a punto de ser desposeído también por unos valores irregulares, pero exonerado finalmente), Rasmussen (virtual ganador en 2007 hasta que su equipo le apartó del Tour por no informar de su paradero a los organismos anti-dopaje, luego sancionado dos años) y Alberto Contador, ahora positivo por clembuterol y con vínculos no demostrados con la Operación Puerto. ¿Queda alguien? Sí, Carlos Sastre. 35 años y un historial inmaculado.

miércoles, septiembre 29, 2010

Algunas reflexiones apresuradas sobre el 29-S


Lo que viene a continuación no es ni pretende ser un tratado de economía, ni siquiera un análisis de la situación actual, pues me faltan demasiados datos y matices como para acercarme siquiera a entenderla en su totalidad. Simplemente, es un breve pensamiento en voz alta de lo que me parece a mí esta huelga y cómo está el mercado laboral en España. Que se tome como lo que es, no un intento de convencer a nadie ni de sentar doctrina sino una reflexión en voz alta.

A ver, para mí -insisto, "para mí", y en esto concedo que igual mi opinión no vale más que mi culo- hay tres responsables de la situación de paro, precariedad laboral y déficit público (no los coloco por orden):

- El empresariado.- La cultura empresarial de este país es terrible, probablemente porque desde siempre el principal contratante ha sido el Estado, ese monstruo sin ojos ni boca, y el concepto de "acción directa", como dijo Ortega, es la Biblia del español medio. ¿En qué consiste la "acción directa" en el empresariado? Durante años, se llamó "pelotazo": ganar mucho dinero en muy poco tiempo. Ya. Ahora. Aquí. Mentalidad cortoplazista, reducción de sueldos y derechos, nula preocupación en tener una plantilla formada y que atienda bien al cliente. Lo importante no es que se haga bien sino barato. Ahorrar costes. Despidos baratos. Ahora mismo, la empresa privada española es algo parecido a la jungla para el trabajador y lleva siéndolo años. Da igual si tienes un master o si acabas de salir del instituto: ¿puedes hacerlo más rápido y más barato? El trabajo es tuyo. No me importa cómo salga. Si usted es un empresario y no se atiene en absoluto a estas premisas sino que ha creado desde la base, con una plantilla satisfecha, moderadamente bien pagada, valorada por su gestión y su calidad y no por la cantidad de lo que aguante, bienvenido sea, no se dé por aludido: necesitamos gente como usted.

- El trabajador.- Un país no se ve reflejado en el "Vuelva usted mañana" de manera gratuita. Obviamente, hay un problema con la eficacia trabajadora de los españoles. Trabajamos poco y nos complicamos la vida lo justo. Si se compara con otros países y aun aceptando la premisa anterior -las condiciones son terribles-, nuestra productividad es bajísima. No solo eso, suele ser una productividad lenta y malhumorada. También en el sector público, donde las condiciones, en general, son más que aceptables. Parece que el empresario buscara engañar siempre al trabajador y el trabajador burlar al empresario. En ocasiones, los dos lo consiguen. La famosa figura del "funcionario", nos joda o no, es real. Hay demasiada gente que cobra por no hacer nada o por hacer lo que no sabe ni debería hacer. Hay demasiado fraude, en el sector público y menos en el privado. Si usted es de esos trabajadores que siempre procura dar lo mejor de sí, se mata por trabajar las horas que le toquen, es respetuoso con clientes y compañeros, no se inventa bajas ni cobra subsidios que no debe, considera que ser profesional no significa ser un esclavo pero tampoco un pícaro, entonces no se dé por aludido, siga así: necesitamos gente como usted.

- Las administraciones públicas.- Cuando todo va bien, fantasía liberal, no hace falta nadie que guíe y dirija. Ya saben, la mano invisible. Los españoles creemos poco en manos invisibles porque, en fin, ya hemos visto bastante y como he dicho anteriormente, nadie se fía de nadie, así que todo mejor por escrito y por anticipado. En esas condicones, legislar es complicado, pero a nadie se le escapa que tanto la Administración Central como las locales han pecado de un dejadismo insólito: esto ya estaba podrido y olía desde hace muchos años y no se ha hecho nada salvo negarlo: aquí no pasa nada, España va bien, los que critican son unos antipatriotas. Hemos escuchado tantas gilipolleces a tantos políticos de diverso signo que dan ganas de echarse a la calle, desde luego. Pero los sindicatos han esperado al 29 de septiembre de 2010 para convocarnos. Y el español, quedó dicho, es muy de que le convoquen.

Con todo esto, ¿qué quieren que les diga? Entiendo perectamente a quien quiera hacer huelga, protestar por la situación y arrojársela a la cara a los culpables. el problema es cuando ves tres culpables y no tienes bien clara la solución. ¿Me manifiesto junto a los trabajadores contra los empresarios o contra el Gobierno? ¿O contra mi Comunidad? ¿O contra mis compañeros que le echan más morro que espalda? ¿Con o contra los sindicatos? Quiero tener unos derechos y quiero que se legisle de determinada manera, pero, ¿quiero sacrificar durante un día todos mis demás derechos para protestar por los otros? Me explico: una huelga general consiste esencialmente en pisotear tus derechos antes de que lo haga otro por ti: renuncio al derecho a la sanidad para denunciar que me lo quieren quitar, renuncio al derecho a la educación para denunciar que está en peligro, renuncio de antemano al derecho al transporte, al trabajo, incluso renuncio a parte de mi sueldo, antes de que me lo quiten por la cara.

Hay un punto de orgullo que respeto y comprendo. Hay otra parte poco sensata en ello: ¿tantas renuncias y en nombre de quién y de qué? Lo siento, pero no me aclaro. Todo esto para llegar aquí: que no me aclaro. Que cualquier cosa que me digáis me va a parecer bien, pero que, para variar, yo me encuentro aquí en el medio y supongo que eso además a la mayoría le va a resultar un insulto.

Al menos para acabar, permitidme un poco de humor cortesía de El Mundo Today.

martes, septiembre 28, 2010

Bret Easton Ellis en el Hotel Villamagna


Bret Easton Ellis juega y yo sé que juega. Te hace sentir especial y deja que te lo creas un rato, ¿cuánto? Media hora. Yo también juego y le miro a los ojos pero no me creo especial. Sé que no soy especial porque sé que él es un seductor y lleva más de la mitad de su vida dando entrevistas en países extraños -en un momento dado, perdido en un catarro contagiado la tarde anterior, asegura que los exteriores de "The informers" se rodaron en España, concretamente en Buenos Aires y Uruguay, luego pide perdón mil veces por el despiste-, así que tengo derecho a participar del juego pero en ningún caso a creerme ganador.

En media hora otro estará en mi silla y él seguirá en la suya.

Eso no quiere decir que no lo disfrute. Al contrario, probablemente la entrevista con Bret ha sido la más emocionante de mi vida: hablar con Ellis de Kurt Cobain o Courtney Love, discutir sobre la belleza y la decadencia, entrar en Elvis Costello y Clay y Blair y los hermanos Bateman... me hubiera pasado ahí toda la mañana y él consiguió que pareciera que también quería pasarse ahí toda la mañana. Puede que fuera cierto, ya saben, más vale lo malo conocido...

Dicen que Ellis era un gruñón o al menos un poco divo. Si lo era, ya no lo es. Parece perdido en sus libros y en la realidad. Perdido y triste. Una tristeza crónica, una insatisfacción crónica. Ahora bien, su juego es parecer que lo parezca. Esto es como una canción de mi madre: tú juegas a quererme, yo juego a que te creas que te quiero. Se extiende en las respuestas, con un acento claramente americano pero pausado, dirigiéndose sonriente no solo a mí, sino a Isabel, la traductora y a Eva, la representante de la editorial. Convierte la entrevista en una charla. Toda entrevista de verdad debería ser una charla, ese es el origen del término, pero los tiempos de promoción simplemente no lo hacen posible.

Uno puede aceptar gustoso una buena charla a las 10,30 de la mañana en su hotel de cinco estrellas pero igual seis charlas se le hacen largas.

En cualquier caso, Bret está encantador. So fucking charming. Habla de Blur y Oasis y Pulp y del poder de la belleza y la decadencia. Le gustan mis preguntas o juega a que yo crea que le gustan mis preguntas. Realmente da igual. Cien taleros imaginarios valen lo mismo que cien taleros reales. Coquetea, incluso. Le recuerdo a él, dice, los ojos, el entusiasmo... "sabes de lo que hablas", me dice, satisfecho. "Is that a compliment?" contesto yo. "Sure it is..." y sigue, sigue, sigue... Solo para la primera pregunta necesitó una introducción de tres minutos.

Cada respuesta parece una confidencia, aunque tú sepas que no lo es. Aunque tú le mires a los ojos sonriéndole, viniendo a decirle: "Venga, vamos a jugar, es muy  probable que me acabes engañando, pero al menos que sepas que que vas a intentarlo". Y supongo que lo intenta. Y que lo consigue. ¿Cómo saberlo? Da igual, volvemos a Kant. Kant y Ellis, dos estetas irredentos. Él habla de "narrative" continuamente para definir la compleja distinción entre persona y personaje. Es lo que yo llamo "estética", creo.

Escribí un relato sobre esta entrevista unos tres años antes de que sucediera. Era un buen relato. Sigue siéndolo, permanece inédito. "Yo también era el chico que quería ser Bret Easton Ellis", dice, cuando me presento. "You succeeded, at least", digo yo. "Not sure", contesta. Bret contra Bret, un momento bonito y emocionante. Pronto, en Neo2.

lunes, septiembre 27, 2010

El heroísmo venezolano


Lo único interesante de personajes como Hugo Chávez es que ayudan a abrir debates sobre determinados conceptos. Por ejemplo, ¿qué es una democracia? Ayer, el presidente venezolano inundaba Twitter poniéndose como ejemplo de demócrata porque en su país se votaba muchas veces, aunque obviara el hecho de que en las legislativas se votó más bien poco: un 75% de abstención respaldó la no participación de fuerzas opositoras.

Una democracia tiene que ser algo más que un método de elección, por supuesto. Aquellos que dicen que Venezuela es una democracia porque hay elecciones solo dicen la mitad de la verdad: hay elecciones pero no son del todo libres. No son lo que cualquier ciudadano occidental consideraría "libres" y con "cualquier ciudadano occidental" no me refiero a, pongamos, César Vidal, sino al propio Andreu Buenafuente, por citar a alguien no sospechoso de ser un agente encubierto de la CIA.

La democracia es algo más que contar votos: es enfrentar opiniones desde el respeto y garantizando que esas opiniones pueden ser defendidas siempre que se atengan al marco legal. No vale hacerlo al revés, a lo Chávez: ajustar el marco legal para que solo quepa lo propio, para que los opositores se vean amenazados con la cárcel o la persecución, para que el poder legislativo desaparezca y para que el judicial se convierta en un grupo de palmeros controlados directamente por el líder revolucionario.

Puede que Venezuela no sea aún una dictadura y desde luego convendremos en que no es una dictadura sangrienta, es decir, no hay estadios llenos de opositores dispuestos a ser ejecutados ni hay vuelos sobre los acantilados ni demás demonios sudamericanos tan recientes. Lo que resulta difícil es convencerse de que eso no sucede a pesar de Chávez. Si por él fuera, no solo controlaría cada milímetro de la opinión pública, la educación, los medios, los tribunales... sino que directamente haría desaparecer al enemigo, lo cual, desde su punto de vista de guerra permanente, sería perfectamente lógico.

En estas condiciones, con una opresión totalitaria que colocaría a cualquier país al borde de una guerra civil, es cierto que los venezolanos sí han dado un ejemplo de democracia: han votado en masa. Y en su mayoría han votado contra Chávez. Los partidos de la Oposición han conseguido el 52% de los votos. Otra cosa es que las leyes electorales modificadas por el Comandante hagan que su partido tenga pese a todo mayoría absoluta. Imaginen que llega Rajoy al poder y cambia por su cuenta la ley electoral para que los votos en Cataluña y Andalucía valgan la mitad y los de Madrid y Valencia, el doble. Imaginen que un partido sacara el 52% de los votos y quedara en casi la mitad de escaños que su rival. ¿Llamaríamos a eso democracia? ¿No pediríamos ayuda al exterior con las manos en la cabeza?

Tiene mérito lo de Chávez: controlar medios, controlar voluntades, llamar en pleno día de votación a "las milicias bolivarianas" para que vayan a los colegios electorales, amenazar a sus rivales, cerrarles sus empresas o meterles en la cárcel... y aun así perder sus propias elecciones. Me recuerda al referéndum de Pinochet de octubre de 1988. Un dictador que pierde su propio plebiscito, no faltaría entonces quien llamara al asesino "demócrata", también.

Los chilenos tuvieron su oportunidad de largar a Pinocho, los venezolanos tendrán la suya de largar a Chávez. No será fácil porque los líderes mesiánicos mueren con las botas puestas, más que los títeres. Con la que está cayendo y el 52% vota contra él. El 52% según el recuento que él mismo habrá hecho, además. Conviene aclarar que ser anti-chavista, tanto en Venezuela como fuera,  no quiere decir necesariamente ser de derechas, ni neoliberal ni un peligroso capitalista sediento de poder. Es una cuestión de sentido común que va por encima de las ideologías. Una cuestión de heroísmo, en este momento. Primero, recuperar la democracia, luego ya veremos.

domingo, septiembre 26, 2010

Sondeos elecciones catalanas


Es difícil pronosticar resultados en Cataluña por una cuestión meramente aritmética: con solo un 3% de los votos en una circunscripción ya entras en la lucha por los escaños y te puede pasar lo mismo que a Ciutadans hace cuatro años: que pases de 0 a 3 diputados por apenas unas décimas. En la mayoría de los comicios ese mínimo representativo es del 5%, lo que casi imposibilita la aparición de nuevos partidos y perpetúa a las mayorías en el poder. Obviamente, prefiero la opción catalana.

Este año, aparte de la incógnita Ciutadans o UPyD, aparecen las vías independentistas tipo Laporta. Desde el inicio de la crisis en 2007-8, las encuestas han dado un desplome del tripartito, con bajada importante del PSC, menos importante de ERC y casi nula de IU, que se mantenía donde estaba. Se percibe una cierta resignación en la política catalana con respecto a estas elecciones: la duda está en si CiU podrá gobernar con mayoría absoluta por primera vez desde 1992, si se verá obligado a pactar con ERC o menos probablemente PP o si podrá gobernar en minoría solo con tener más votos que PSC, IU y ERC juntos, cosa que se da por hecha.

La última encuesta al respecto, publicada por El País nos da los siguientes resultados, pongo entre paréntesis los escaños que ocupan actualmente en el Parlament:


CiU 61 (48)
PSC 28 (37)
PP 17 (14)
ERC 12 (21)
IU-IPC 9 (12)
Cs 4 (3)
Solidaritat 2 (0)
Reagrupament 2 (0)

Todo esto depende mucho de esos 8 escaños de Ciutadans, Solidaritat (Laporta) y Reagrupament (escisión de ERC). Si no llegan al 3%, recuerden, se repartirían entre las demás formaciones.

Los resultados son particularmente alarmantes para el PSC, que nunca ha tenido menos diputados en el Parlamento y vería reducida su diferencia con el PP a apenas 11 escaños, algo inimaginable en Cataluña y que supone un varapalo para las opciones de Zapatero cara a un tercer mandato. La crisis hace estragos en el partido del Gobierno y no parece que Montilla entusiasme a nadie para combatirla. La subida del PP es normal en estos tiempos, sigue la tendencia estatal y la bajada de ERC, aparte del desgaste en el poder, se puede achacar a los cuatro escaños que les quitarían los nuevos partidos independentistas.

Con todo, casi lo que más me sorprende es que Ciutadans suba de 3 a 4 escaños después de cuatro años de broncas internas, escisiones y muy poca imagen de fiabilidad. Todo dependerá de la participación, ya saben que últimamente en Cataluña se vota más bien poco y teniendo en cuenta que los plenos se dedican a debatir si toros sí o toros no y correbous sí o correbous no, pues tiene su lógica que la gente acabe pensando "total pá qué".

La duda, de confirmarse esta tendencia, es si el nuevo gobierno de Artur Mas se centrará en reivindicaciones culturales y de autogobierno al estilo del tripartito, que tan mal resultado han dado en estos siete años, o si combinarán un catalanismo inherente a la formación con un poco de sentido común y una cierta vuelta a la realidad. Imposible saberlo, por supuesto. No creo que el tripartito haya beneficiado a nadie, pero la idea de CiU gobernando sin ninguna oposición, o con una oposición perdida en descalificaciones e insultos internos, tampoco me resulta demasiado excitante. Ahora bien, es lo que hay. Iremos viendo.

sábado, septiembre 25, 2010

Entre Donn Pennebaker y Bret Easton Ellis


La entrevista, ese género cotilla. Antes era mucho mejor entrevistador que ahora o por lo menos antes tenía mucha más pasión y entusiasmo lo que quizá en el fondo me convirtiera en peor entrevistador. Una buena entrevista deja espacios pero controla el ritmo. Estás pero no estás. En mis primeras entrevistas estaba todo el rato, supongo que tenía un punto insoportable.

El caso es que el pasado lunes entrevisté por teléfono y en inglés a Donn Pennebaker y Chris Hegedus. Cuando me lo propusieron Neo2 y los chicos del In-Edit Beefeater me quedé como estaba. Pennebaker y Hegedus. Pues muy bien. ¿A ustedes les suenan? El caso es que luego me documenté: Pennebaker había filmado el "Don´t look back" de Bob Dylan, el "Ziggy Stardust" de David Bowie. Juntos habían rodado documentales sobre Robert Kennedy, Bill Clinton, Depeche Mode, Jimi Hendrix... prácticamente toda la cultura americana de 1960 aquí había pasado por delante de sus cámaras en mano. Él tiene 82 años, ella se acerca a los 60. Intimidante, por supuesto.

¿Qué haces ahí? Te echas a un lado por completo, eso desde luego. Y te sientes un poco miserable porque ellos son mil veces más grandes que tú. Tendrías mil preguntas que hacerles pero casi prefieres que hablen y expliquen ellos, por si metes la pata. Pennebaker y Hegedus son los últimos de una larga lista de entrevistas en estos últimos cinco años. Así, que recuerde:

Robert Rodríguez, Terry Gilliam, Rodrigo Fresán, Pepu Hernández, Ray Loriga, Julio Medem, Nacho Vigalondo, Alberto Amarilla, Óscar Jaenada, David Planell, Estibaliz Gabilondo, Bárbara Goenaga, Nena Daconte, Lichis, Christina Rosenvinge, Nacho Vegas, Dani Mateo, María Ripoll, Tamara Arias, Joaquín Reyes, Kitty Fitzgerald, Luis Ramiro, Borja Cobeaga, Eduardo Chapero-Jackson, Marta Belenguer, Manuela Velasco, Xenia Tostado, Borja Crespo, Koldo Serra, Nico Matji, Julián López, Macarena Gómez, Zahara, Elvira Navarro, Emite Poqito, We Are Standard, Donn Pennebaker, Sergi Portabella, César y José Esteban Alenda, Francisco José Alcaraz, Álex Montoya, Sam Riley, Dave Batista (sí, el del Pressing Catch), Vetusta Morla, Alex Brendemühl, Dani Flaco, Diego Cantero, Los Peces, Maike Lüdenbach, Vanexxa, Raúl Rojas, R4dio y por supuesto las futuras estrellas Pedro Martínez Corada, Pablo Ager, Carmen Simón, Vega Pérez-Chirinos, María Rivero, Laura Cuello, Lara Moreno, David Testal, Víctor Alfaro y María José Moreno.

No cuento las que hice en grancordero.com, aunque algunas fueron grandiosas.

Es decir, 63 entrevistas a falta de Bret Easton Ellis, porque sí, Ellis será el siguiente: el próximo martes. Media hora cortesía de Mondadori y Neo2. Bret Easton Ellis y elchicoquequeríaserbreteastonellis. Imaginen los nervios... y el entusiasmo.

No está mal para un chico que hiperventila.

No voy a ponerme a buscar un enlace para cada entrevistado, me volvería loco, pero tienen buena parte de esas 63 entrevistas en www.guilleortiz.com, su página amiga.

jueves, septiembre 23, 2010

José Antonio Botella, "Chapis"


El odio se sabe dónde empieza pero no dónde acaba. La primera versión del odio, de hecho, fue la risa. Hablo de Telecinco, claro. Las persecuciones en "Qué me dices" eran divertidas, novedosas, el tono, desenfadado, menos crispación que en "Tómbola", primer paradigma de la telebasura noventera. Los presentadores eran frescos y se llevaban bien entre ellos y Belinda Washington estaba buena pero no demasiado. Como contrapunto, Chapis, con sus orejas de soplillo, su naturalidad, un cierto macarrismo al hablar, voz cazallera, y guiones inteligentes.

Nos caía bien a todos, incluso a los filósofos adolescentes.

Chapis y Belinda Washington, ya digo, el origen de la desgracia. Después de ellos, el caos. Después de ellos, Salsa Rosa y Aquí hay Tomate. Es indudable que el formato de Aquí Hay Tomate era una copia del de Qué Me Dices, pero ahí estaba Jorge Javier Vázquez, el hombre que cuando era pequeño y le preguntaron qué quería ser de mayor dijo "miserable" y no ha dejado de intentarlo en toda su vida hasta acabar consiguiéndolo con creces. Si se piensa, Chapis era el anti-Vázquez. Chapis era de todo menos odio, y el QMD -empezaban las siglas, en Al Salir de Clase ya se hablaba del CBC- resultaba de una inocencia casi enternecedora.

El programa derivó en revista, algo muy de Telecinco, y en Telemadrid hicieron algo llamado "Macumba" y que pretendía ser parecido y en 1997 quitaron el programa, demasiado inocente ya incluso para esa época de odio declarado, escarnio de los famosos. "Ahí están, ríete de ellos, búrlate, no tienes su dinero ni su fama pero puedes humillarles. Podemos humillarles. Podemos odiarles y que lo sientan". Chapis tuvo una enfermedad o eso creo. No volvimos a saber nada de él.

María Teresa Campos se hizo con las mañanas, Terelu con las tardes. Corrillos y tertulias de mercado. La "claque" dejó de aplaudir.

miércoles, septiembre 22, 2010

Come, reza, ama


Este post pretendía ser una sinopsis, pero es más bien un spoiler. Lo hago por su bien.

Julia Roberts es una escritora neoyorquina de éxito. No sabemos bien qué escribe pero sabemos que ha viajado a muchos lugares ayudando como psicóloga en diversas zonas de conflicto. Psicóloga-conflicto-escritora... eso suena a autoayuda, pero en la película no se especifica. En fin, Roberts vive entre conflictos y no se da cuenta de que el mayor conflicto lo tiene consigo misma. No se reconoce, dice. Además, lo dice en off, por si a alguien no le queda claro, mientras ve su matrimonio romperse en pedazos. Esto es algo que ya le había anunciado en su momento un simpático chamán en Bali mientras le leía las manos y le sonreía como si estuviera diciéndole: "A mí no me la pegas, tú eres Julia Roberts". Roberts, llamémosla Liz, decide creer en la profecía ciegamente. Imagínense lo contrario: ni hay libro, ni hay película ni hay nada.

Se divorcia y se acuesta con un actor quince años más joven. Guapo y arrogante. Una historia muy prescindible pero que supongo que el guionista incluye para reforzar lo perdida que está esta chica y su incapacidad para quererse a sí misma. La gota que colma el vaso. Llorosa y arruinada -se supone- por su divorcio decide buscarse en otras ciudades y otra gente. Alquila un palacete en ruinas en Roma. Dame a mí esas ruinas. Conoce gente que es feliz y excéntrica, como en toda película americana sobre latinos. Gente guapa, artista, vaga, impredecible, gesticulante... ¿saben algún tópico más? Seguro que sale.

En Roma aprende a disfrutar la comida (comer) pero nota que algo le falta. Literalmente, escribe el guionista, "es una mujer que busca su palabra". Su definición, vamos.

Por eso se va a India. La gente arruinada hace estas cosas. Se va a una especie de resort místico donde la enseñan a meditar y refugiarse en su interior y amar a los demás por completo y pensar en positivo y todo ese rollo "El secreto" a cambio de fregar el suelo de manera desinteresada. Ver a Julia Roberts -perdón, a Liz- fregando un suelo es de las cosas más inverosímiles del mundo, por eso, acertadamente, el director pasa por encima de la cuestión muy rápidamente metiendo a otro personaje: si en Italia todos eran ruidosos y alegres, en India son pobres pero felices. Todos menos una chica de 17 años a la que van a casar con alguien que no conoce. Yo lo siento pero en ese momento me acordé de Willy Fogg. Ni siquiera de Phileas, sino de Willy.

Su estancia en India oscila entre las charlas con otro turista trascendental de Texas, la melancolía por sus diversos fracasos amorosos y la relación con esta chica y su matrimonio concertado, a lo Apu en los Simpsons. Ahí aprende a unirse con el universo mediante el silencio y la contemplación (rezar), pero no es suficiente. Como Dios está en todas partes pero sobre todo en uno mismo, decide cerrar el ciclo volviendo a Bali, a ver al chamán simpático.

En Bali, por supuesto, todo el mundo es feliz. Feliz y extranjero. Liz alquila una humilde cabaña en pleno paraíso natural para ella sola -recordemos que está arruinada- y el chamán se lo deja claro: aquí se viene a meditar... y a vivir. En Bali se vive bien. Aparte de extranjeros, hay divorciados y esa combinación es ideal, porque al fin y al cabo, Liz-Julia ya está completa, ya se quiere a sí misma y ya es una con el universo, se lo ha dicho el chamán. De hecho, el chamán le ha dicho: "Liz, tú me curas", que viniendo de un chamán no es poca cosa.

Lo que pasa es que, aunque se acepte, sigue teniendo miedo al compromiso. Meditar está bien pero para un rato y si se te cruza Javier Bardem, pues en fin, qué vas a hacerle. Y es que Bardem aparece aquí, a la hora y tres cuartos de película, después de que Roberts aparezca en todos y cada uno de los planos anteriores, una especie de sobredosis, como si el espectador fuera golpeado una y otra vez por su sonrisa desenfadada. El caso es que se acuestan juntos (amar), en medio de luces tremendamente saturadas y músicas románticas -no, no se ve nada, Julia cierra la puerta justo antes- y él se enamora pero ella no, porque tiene miedo todavía aunque no sabe muy bien a qué y el chamán le dice que vuelva con él y ella vuelve con él y uno se pregunta qué demonios hizo a Bardem aceptar ese papel -quizás una esposa budista- y no se cree nada de su supuesto acento brasileño y mucho menos del de su hijo, que como es australiano de nacimiento pues tiene pinta de surfista rubio aunque sus padres sean de Brasil.

Y ese es el final, en definitiva. Dos horas y media después, ese es el final. Ah, se me ha olvidado la parte en la que Liz escribe un email a todos sus amigos neoyorquinos, romanos, indios, etc. para que donen fondos y ayuden a una pobre balinesa y a su hija. Como vamos sobrados, entre los diez amigos donan 18.000 dólares. Que no falte de nada. Las escritoras multimillonarias de autoayuda y sus problemas de niñas ricas.

martes, septiembre 21, 2010

Alejandro Martínez en Libertad, 8


Muchos saben de mi relación amor-odio con Libertad, 8. Aprecio el esfuerzo de Julián y compañía por darle una salida al talento y sé que es un sitio de donde han salido muchos músicos fantásticos y otros tantos al menos lo han intentado. Quizá me echan hacia atrás las mesas con esos bancos y sillas tan incómodos o el tono general de la programación, un poco lánguido en ocasiones, demasiado ritmo lento, pero eso es algo que le puede encantar a mucha otra gente y por eso el Libertad es lo que es: una referencia y un lugar de encuentro.

Ayer, le tocó el turno a Alejandro Martínez, un viejo conocido de este blog y que venía de telonear a Alejandro Sanz (esto es resumir un poco demasiado las cosas, pero bueno, tampoco me voy a perder en detalles). Álex empezó su carrera algo dubitativo en Vicious y rompió la pana con "Orgasmos modernos" allá por 2008, uno de los mejores discos de aquel año y no solo en el circuito madrileño-catalán. "Orgasmos modernos" es un derroche de vitalidad y entusiasmo que ha dado un giro de 180 grados a su carrera, pero últimamente, como él mismo reconoce, está girando un poco hacia el rencor y una cierta melancolía amorosa.

Lees demasiado a Gil de Biedma, Álex, pero cómo culparte...

El caso es que el viaje a Libertad mereció la pena, como era de esperar. Acompañado de violín y de la impresionante voz de Lucía Caramés, repasó sus dos primeros discos y anunció el tercero, precisamente un homenaje al poeta. Dos horas de concierto manejando ritmos y tablas, sabiendo llevar a la gente y reservando el Toni 2, como debe ser, para el final.

Entre los invitados, César Pop o Rafa Pons. Patricio estaba por ahí pero no subió a cantar. No se preocupen, pronto verán a Patricio y a Álex cantar juntos y cuando digo pronto, digo en un par de semanas, con eso debería bastarles para saber de lo que hablo. Rafa, barcelonista irredento, me propuso un juego muy de barra de bar: hacer un once con jugadores que nadie se acuerda de que jugaron en el Barça. Nos salió algo parecido a Dutruel; Sorín, Coco, Dehú, Patrick Andersson; José Mari, Sánchez Jara, Geovanni, Korneiev; Dugarry y Escaich.

Había más, por supuesto.

Julián se acordaba de Cuéllar. No sólo eso: se acordaba de que Cuéllar le había metido un gol al Atleti con el Nástic que le fastidió un ascenso. Julián, como habrán podido suponer, es del Atleti.

En fin, que Álex va sobrado, muy sobrado. Yo lo digo mucho últimamente: ya solo voy a conciertos de gente que me gusta mucho o que me caen muy bien -aunque la semana pasada hice dos excepciones a la regla porque sigo siendo el mismo puto hiperactivo de siempre-. En el caso de Álex coinciden las dos cosas, y él lo sabe. Desde hace cuatro años y medio, en el Malaspina, tomando una tosta de chorizo. Él tenía más pelo y yo mucho menos.

lunes, septiembre 20, 2010

La lesión de Messi


Desde luego, como comentan muchos, no es la primera vez que a un futbolista le hacen una entrada fea y se hace un esguince de tobillo. Si la cosa se queda ahí, en torno al mes de baja, sería más o menos asumible. El problema es todo lo que pudo ser. Por supuesto, no creo que Ujfalusi fuera a romperle el tobillo a Messi, pero si no lo hizo fue por pura casualidad. No fue una acción aislada, Ujfalusi se vio poseído por el "zeitgeist" del Calderón y fue al bulto como antes habían ido Assunçao, Raúl García o Simao en incontables ocasiones. Con peor fortuna, en su caso.

He ido al Vicente Calderón varias veces y tengo la mejor de las opiniones. Sobre todo en comparación con los públicos de Real Madrid y Barcelona, instalados demasiadas veces en la intimidación. Sin ir más lejos, yo he cantado un gol de Iván Zamorano en pleno fondo de socios del Atleti, allá por 1993. No es que les sentara demasiado bien pero nadie me dijo ni "mu". En enero de 2009, por poner un ejemplo más cercano, el propio Messi salió ovacionado del estadio después de meter los tres goles que le dieron al Barcelona el pase a la siguiente ronda de la Copa del Rey en un día de frío pelón.

Por eso entiendo que lo de ayer fue un calentón del momento, parte de la locura en la que se convirtió el partido, con jugadores constantemente rodando por el suelo, entradas a destiempo y un árbitro que sacó nueve tarjetas amarillas, una roja y aun así se quedó corto. Valdés perdió tiempo y se ganó una amarilla, Domínguez y Maxwell disputaron un balón sacando un poco el brazo y se ganaron dos. Assunçao pateó el tobillo de Xavi sin balón hasta tres veces y se fue de rositas.

En cualquier caso, los gritos de "Messi muérete", los insultos y los abucheos cuando un jugador de tu propio equipo acaba de dejarle el tobillo como un globo, no son un ejemplo de comportamiento. Quizás haya un término medio entre la ovación y el escarnio.

La lesión ha servido para sumar un capítulo más a la guerra Pep Guardiola-Eduardo Inda. Recuerden que Inda dijo en su momento aquello de "A Messi hay que pararlo por lo civil o por lo criminal". Probablemente, el director de Marca simplemente exageraba. No es un prodigio expresándose y lo peor es que él cree que sí, lo que puede llevar a gigantescos malentendidos. Inda no traga a Guardiola simplemente porque es más listo que él. La mediocridad es lo que tiene: ve a un tipo inteligente, calmado, sensato, que asume sus errores... y se vuelve loco. Guardiola aprovechó ayer para devolvérsela y venir a culparle de la entrada: se empieza diciendo que la veda de caza a Messi está abierta y Messi acaba en el hospital.

Eso no es del todo cierto, claro, pero Inda lleva atizándole a Guardiola desde que dejó a Florentino en blanco y ahora Guardiola se revuelve. En realidad, como decía al principio, en cualquier momento, a cualquiera le pueden hacer un esguince en un terreno de juego.

¿Qué le espera al Barcelona ahora? Bueno, si la lesión son dos o cuatro semanas, debería sobrevivir sin problemas. El Madrid jugó sin Cristiano casi dos meses el año pasado y vaya si sobrevivió, en eso consiste ser un grande. Pierde mucho gol y no es cuestión de decirle a Villa que meta los suyos y los del argentino sino quizá meter a Keita en segunda línea y colocar a Iniesta en una banda o simplemente meter a Bojan. Lo importante será recuperar el orden defensivo, algo que, no sé por qué, el Barça ha perdido en este inicio de temporada. El Hércules le pudo meter cuatro, el Rácing obligó muchísimo a Valdés, el Panathinaikos -una calamidad- marcó gol en cuanto pasó del medio campo y ayer contra el Atleti hubo una sensación de endeblez constante a la que no ayudó ni el clima exageradamente crispado ni la manía de De Gea de pararlo todo. Un tipo tozudo, De Gea.

Esperemos que no quede en nada la lesión, ni para Messi ni para Ujfalusi. Como mucho, estaría bien que algunos medios -no solo el Marca o el As, también el Sport y El Mundo Deportivo- se tomaran unas vacaciones como generadores de odio y volvieran al periodismo. Sería de agradecer. Defender el fútbol no es solo defender tobillos.

domingo, septiembre 19, 2010

La muerte de José Antonio Labordeta



Reconozco que a mí Labordeta, desde pequeño, me sonaba a rancio. Mi ancestral manía a los cantautores y más a los cantautores regionales. Me recordaba a algo pasado, fuera de sitio y de moda a finales de los 80 y principios de los 90 cuando me empezaron a preocupar esas cosas. Y entonces llegó "Un país en la mochila". No nos engañemos: el 80% de los nacidos en los 70 no hemos oído una canción de Labordeta y si la hemos oído no la recordamos... pero sí recordamos ese programa: aquel hombre bonachón, inteligente, con su capacidad de asombrarse y asombrarnos ante cualquier novedad, con su naturalidad de chico de pueblo ya grandecito.

"Un país en la mochila" dio la medida de un Labordeta cada vez más alejado de la música y le dio una posibilidad quizá nunca soñada de hacer política de verdad: en 2000, un nuevo partido, llamado Chunta Aragonesista y de cuyo ideario realmente nunca llegamos a saber nada, al menos en la capital, consiguió un diputado en las elecciones al Congreso. José Antonio Labordeta. El abuelo Labordeta. Si con la televisión consiguió nuestra atención, con la política logró nuestro respeto. Dejo una cosa clara: las ideas de Labordeta no eran las mías, en ocasiones, eran las contrarias a las mías. Pero estaba ahí cada día, desde su escaño del Grupo Mixto para defenderlas, claro que sí.

Defenderlas con honradez y palabras. Yo nunca le hubiera votado, de acuerdo, pero me alegraba de que estuviera ahí porque sabía que había algo en él incorruptible y honesto, algo que de alguna manera tenía que demandar mayor honestidad e incorruptibilidad en los demás. Le tocó la última legislatura del PP, que fue un chollo para las alternativas más o menos excéntricas de izquierda básicamente porque el PSOE se echó a un lado para recomponerse. Probablemente aún estaba recomponiéndose cuando le tocó gobernar y de aquellos polvos...

Labordeta era un ejemplo en cada intervención y en cada entrevista, incluso de 2004 a 2008 cuando, técnicamente era oposición, pero ya no tanto. Un ejemplo de pasión política y de respeto al adversario. Por supuesto, había en su discurso una superioridad moral inevitable: él estaba convencido de que sus ideas eran las mejores. Completamente convencido. Mañicamente convencido, diría. Pero aceptaba que otra gente -aunque le resultara incomprensible- pensara de otra manera. Es más, sabía que tarde o temprano habría que llegar a acuerdos con esa gente aunque solo fuera porque eran muchos.

Tuvo que vivir con la pregunta de cómo era Jiménez Losantos de alumno. La obsesión de este país por Jiménez Losantos es desoladora. Siempre decía que era uno de los más inteligentes que había tenido. Respeto, una vez más. Aquello era en realidad una loa a un talento perdido porque siempre enganchaba con un "pero...", como Obi Wan Kenobi hablando de Annakin Skywalker. Tengo curiosidad por saber qué dirá el lunes Losantos de él. Yo, al fin y al cabo, también soy este país y comparto sus obsesiones, claro.

sábado, septiembre 18, 2010

Como si fueran personas...


Ramón Trecet escribe en Twitter de manera inofensiva que a los deportistas les estamos empezando a tratar como si fueran escritores o actores: "me cae bien/mal", "es egocéntrico/humilde", etc. Es decir, concluyo, como si fueran personas. Aquí hay un salto al vacío que el periodismo no se atreve a dar y puede que con razón pero que no impide pensar que hay algo al otro lado.

Por ejemplo, Roger Federer tiene mellizas. Su rendimiento empieza a bajar. Todos nos estrujamos la cabeza pensando en su raqueta, sus piernas, su nuevo entrenador, la competencia... pero este tipo, antes y después de los partidos, tiene que cuidar de su familia. Pasa las noches en vela por los llantos de las niñas o preocupado por cómo estarán allá en Basilea o Dubai o donde viva la familia Federer, que lo desconozco. Luego salta al campo e intenta que nada de eso importe: a veces lo consigue, a veces no. Yo también doy clase de inglés como si no tuviera problemas, pero, amigo, tengo problemas, y no siempre se pueden dejar fuera del aula. Cuando eso me pasa a mí, nadie busca explicaciones, nadie se entera. Cuando los padres de Nadal se divorcian o las hijas de Federer tienen varicela, sí, y ellos tienen que seguir como si nada.

La idea de "seguir como si nada" siempre me ha fascinado en el deporte. He escrito bastantes relatos al respecto sin conseguir dar con la clave. ¿Cómo corre un ciclista en pleno trámite de divorcio?, ¿cómo afronta una competición un golfista con su padre a punto de morir?

Un caso reciente: Cristiano Ronaldo acaba de ser padre. No solo ha sido padre sino de una manera cuando menos peculiar y a la fuerza estresante: un rollo de una noche, una negociación económica, una custodia para la abuela. Vamos a ver, uno puede pensar que Cristiano es muy profesional o incluso muy irresponsable, pero parece imposible que uno pase por un verano así y no le afecte. Que no le cree más ansiedad, en un campo de fútbol o en el Caprabo. Cuando tu vida cambia de esa manera -ese niño llora, lejos o cerca, pero llora y tú eres el padre- tu carrera tiene que cambiar, es casi obligatorio. "Tiene ansiedad por el gol", dicen los periódicos para justificar sus aspavientos, su desesperación, su falta de concentración y acierto. Puede. También, simplemente, puede que esté pasando una mala racha, ¿no? Y que todos podamos permitírnoslas.

Quizá sea hora de tratar a los deportistas como si fueran personas, y con eso no quiero abrir la peligrosa senda de "busquemos una explicación personal a cada fracaso o éxito deportivo", que sería directamente una tragedia. Digo todo lo contrario: los vaivenes deportivos no siempre tienen un porqué o ese porqué puede sernos completamente ignoto. Todos tenemos malos días pero no nos observan millones de personas. Uno puede pensar que los deportistas nacen sabiendo vivir con toda esa presión: que tu vida sea un éxito o un fracaso y además todo el mundo lo sepa. No es cierto. Vean este formidable vídeo de "El Día Después" sobre lo que puede ser un ataque de ansiedad en plena Primera División y piensen que quizá lo mejor es dejarles estar y punto, darles espacio. Como si fueran personas.

Cortogenia en septiembre


Lo bueno de los cortos en relación con la música es que los ritos de apareamiento son más sutiles o al menos se dejan para la fiesta posterior a la proyección, donde a veces, entre tanta actriz de mirada distante, se observan verdaderos documentales de naturaleza con los predadores zancudos acechando en la oscuridad. Eso no quiere decir que no me gusten los conciertos, obvio, pero me gustan con música y canciones y un poco de entusiasmo. Como si de verdad quisieran dedicarse a ello.

El cortometraje es un medio muy caro como para abandonarlo a la líbido. No hablemos ya del largo. Madrid vuelve de vacaciones con su Plataforma de Nuevos Realizadores, sus pases en el Ateneo, sus Cortos con Eñe, su Barbú y su Cortogenia. Una invitación a la sobredosis. He hablado muchas veces antes de Cortogenia pero sigue siendo un fenómeno curiosísimo: atrévase usted a poner un corto antes de una película en el mismo cine Capitol y recibirá bostezos y algún que otro silbido inquieto. Junte cinco, gratuitamente, y conseguirá un lleno a rebosar, casi 1000 personas.

El jueves fue uno de esos días de Capitol hasta arriba, segundo anfiteatro incluido. Cuatro proyecciones cuidadas y de calidad, aunque con resultado irregular: "Qué divertido", el primer corto de Natalia Mateo en solitario, cuenta con el atractivo de unos diálogos muy buenos y una actuación sobresaliente tanto de Teo Planell como del impresionante Luis Bermejo. Todo el corto descansa sobre ellos y ellos responden. El mérito de la directora es enorme: la historia es suya, el corto es suyo... ¡hasta el hijo es suyo!... y sin embargo decide echarse a un lado y dejarles expresarse. Un auténtico éxito.

"Picnic" es un ejemplo del cine "con intención", a cargo, cómo no, de Gerardo Herrero. Producción impecable, realización cuidadísima, gran actriz... y un mensaje un tanto manido con momentos surrealistas. La guerra es mala, señores. Algo parecido me pasa con "Hemisferio" y puede que aquí todos mis prejuicios me impidan ver el bosque. En este caso, el mensaje es "los inmigrantes sufren aunque en realidad son como nosotros". De paso, Hugo Silva se pasa todo el corto luciendo pectorales y Blanca Suárez, otro icono televisivo, sufre en bikini.

Tengo un problema con Blanca Suárez que, por supuesto, no es con Blanca Suárez, sino con la calidad de los trabajos que se ofrecen a los actores y actrices de este país: en apenas 12 horas he visto a Suárez en un corto y en un largo. En ambos, sufría, se retorcía, gimoteaba y dejaba ver cuerpo. Eso era todo. Esto, insisto, no es una crítica a una actriz cuyo trabajo desconozco sino una constatación de que los papeles no están a la altura del prestigio de algunos intérpretes. Se puede hacer algo más con una chica guapa que enseñarla continuamente en ropa interior. Seguro que ella es la primera en agradecerlo.

Para terminar, "Sinceridad", con Raúl Arévalo y Alicia Rubio soportando el peso del corto. Chico y chica discuten sobre su relación y el amor después de haber compartido cama. La esencia del cortometraje contemporáneo junto al "Todos los negritos tienen hambre y frío", de Glutamato Ye-Ye, y quien quiera ver aquí una crítica al formato solo tiene que ver mi propio cortometraje para descartar la hipótesis: "Sinceridad" es otro corto donde el director, Paco Caballero, decide echarse a un lado y dejar que el diálogo y los actores fluyan. El resultado es excelente. Ya saben la anécdota aquella de Billy Wilder, que soñaba todas las noches con una idea perfecta para su siguiente película hasta que un día se armó con una libreta en la mesilla para apuntar la idea nada más despertarse y al frotar los ojos descubrió la frase: "Chico encuentra a chica".

Que, por otro lado, iba a ser el nombre de uno de mis libros de relatos, pero aquella época, como todo, pasó.
Cortesías, que diría aquel.

viernes, septiembre 17, 2010

El Día Después


Aunque ahora parezca mentira, Michael Robinson no siempre presentó El Día Después. De hecho, comenzaron Nacho Lewin y Jorge Valdano, justo después de su retirada como futbolista -intentó llegar al Mundial de 1990 pero Bilardo lo descartó finalmente- y justo antes de fichar por el Tenerife y como diría el poeta, liarla parda. Lewin llevaba dos relojes. No recuerdo por qué, pero los llevaba y se preocupaba de recordárnoslo continuamente. Valdano era metódico y riguroso en el análisis. Fue el primer año de la era Cruyff, él sería clave en los dos siguientes.

El programa tenía encanto porque era en abierto. Nuestra oportunidad de ver la famosa "cámara super lenta" sin codificaciones y ya contaba con la pizarra cibernética para el análisis táctico -poco más o menos lo que luego sería el PC Fútbol- el famoso "Lo que el ojo no ve" con curiosidades de los distintos estadios y un resumen de la liga italiana, el otro gran reclamo de Canal Plus en los años del Milan de Capello y la Juve de Roberto Baggio.

Fue en 1991 cuando se incorporó Michael Robinson. Robinson ya había deslumbrado en el Mundial como comentarista. Nadie se lo esperaba. Hace casi veinte años ya era capaz de hablar ordenadamente mal y que se le entendiera con una claridad absoluta. De hecho, hace casi veinte años hablaba igual que ahora. Robinson había sido un delantero centro tanque durante los 80 en el Liverpool y el Osasuna y encontró su papel en la vida como carne de televisión. Era un presentador buenísimo y un analista de primera. Recuerdo que Antic se lo quiso llevar como segundo entrenador cuando llegó al Atleti en 1995. Robinson pasó de la oferta y Gil se llevó el doblete.

La pareja Lewin-Robinson funcionaba. Uno era acartonadamente simpático y el otro era espontáneamente serio. Como un señor de alta sociedad intentando no parecer demasiado arrugado y un tipo de pueblo inentando agradar a los burgueses. El Día Después se convirtió en una referencia del fútbol de calidad y el periodismo de calidad, con reportajes impresionantes, como aquel de Benito Floro en los vestuarios de Lleida -¡con el pito nos los follamos!-. Anda que no dio de sí esa frase en las aulas del Ramiro de Maeztu. A partir de El Día Después y su escuela se entienden todos los programas posteriores de PRISA: platós enormes y fríos, mesas de metacrilato y una sensatez a veces agotadora. El reverso de Punto Pelota.

Hubo una temporada que se fue Lewin y ficharon al Lobo Carrasco, recién retirado tras una aventura en el Sochaux francés. Aquello fue un desastre. Carrasco es un correcto comentarista pero un nulo presentador. Ramos Marcos se convirtió en mucho más de lo que jamás habría soñado y llegó a creer que sabía de fútbol. En ocasiones, aún lo cree. A todos ellos se les sumó Raúl, un jugador del Numancia, aquel Numancia que llegó a cuartos de final de Copa en 1996 y se la jugó en el Camp Nou a todo un Barcelona.

Después llegó Pedrerol, justamente Pedrerol, y entendió perfectamente de qué iba la historia. Un tipo inteligente, Pedrerol.

jueves, septiembre 16, 2010

Costello Late Night Show


El pase se retrasa hasta las once y luego hasta las once y cuarto. No es habitual en el Costello pero acaba de terminar el partido del Madrid en Champions y bien vale la pena esperar a los rezagados. La planta de abajo se llena, como parece ser que es lo habitual y los chicos de The Sinflow salen al escenario, delante de una pantalla a presentar el espectáculo.

El espectáculo son unas noticias fingidas, un grupo de actores que afrontan situaciones disparatadas como reporteros de España Directo. Entre los actores está Christian Vázquez, compañero de clase de mi amiga Irene Serrano en la RESAD. Christian ya me había maravillado en aquella obra de teatro y aquí se le vuelve a ver en tarea: real. De esa gente que no necesita grandes muecas para hacer reír sino que se muestra con una naturalidad impresionante. Yo estoy casi convencido de que ese chico, si se lo propone, va a llegar lejos.

The Sinflow, mientras, se enredan en chistes más o menos conseguidos. Algunos suenan a tópico, otros son brillantes. Juegan con la incorrección política y eso siempre es un juego peligroso. Llegan las noticias y, ya digo, es lo mejor con diferencia, aunque, por lo que me comenta Álvaro Barrejón, encargado del propio Costello, uno de los vídeos salió mal y hubo que improvisar el clásico sketch de tomas falsas. Como no tengo los vídeos de ayer, dejo aquí uno de los de la edición anterior. El Costello Late Night Show, con sus exteriores rodados en Montera o Alcalá y sus interiores en la misma cueva donde estamos ahora, se proyecta un miércoles sí, un miércoles no. O lo que es lo mismo, cada dos semanas.



Las noticias de esta semana giran en torno al nihilismo. El rescate constante de los Monty Python.

Después de las noticias hay más Sinflow, con actor invitado. Hacen un número de zarzuela-ópera en el que lo mejor es el nombre de uno de los personajes, Prepuccio. No es que esté mal, pero se hace largo. El problema que puede tener el Late Night Show no es de concepto ni de actuación sino de extensión de alguna de las ideas, lo que siempre se ha conocido como "estirar el chiste". Aun así, la gente está entregada porque lleva viniendo meses y vendrá los meses siguientes y no todo el mundo es tan rancio como yo últimamente, caramba, y después del sketch hay una pausa y después de la pausa otra presentación (pero mejor y más corta) y después de la presentación Marta Tchai, a la que yo conozco aunque ella probablemente no me conozca a mí, cortesía de Jorge Marazu, que demuestra tener un sentido del humor admirable y muchas tablas.

Y después no sé cómo acaba la cosa porque me voy al Búho Real a comprobar que el mundo sigue en orden.

Sólo a comprobar.

Y sí, sigue en orden.

martes, septiembre 14, 2010

La madurez de Rafa Nadal


A mí no se me puede pedir que me guste Rafa Nadal igual que no se me puede pedir que me guste el marisco o el jamón ibérico. Es decir, la culpa es mía y soy un caso perdido. Otra cosa es que sea idiota, que no lo soy. Lo que ha hecho Nadal en el US Open es impresionante y casi corona la carrera de cualquier estrella del tenis cuando en realidad apenas tiene 24 años recién cumplidos. No sé quién fue el último en ganar Roland Garros, Wimbledon y Nueva York seguidos. Federer se quedó a un juego el año pasado, pero no lo logró. Probablemente haya que remontarse a 1969 y a Rod Laver, el año que consiguió el Grand Slam: los cuatro torneos en una misma temporada.

El palmarés de Nadal siempre ha sido espectacular pero ha dejado algunas dudas. No ya a mí, que soy un bicho raro, sino a la prensa internacional. Fuera de España y Francia, Roland Garros está visto como un torneo relativamente menor. Un torneo que pueden ganar Gastón Gaudio, Alberto Costa o Andrés Gómez. Con todo el debido respeto, un torneo que se da a los especialistas muy especialistas, dominadores de una superficie pero con dificultades para llegar siquiera a cuartos de final en los demás torneos.

Que Nadal era el mejor jugador de tierra batida de la historia ya lo sabíamos. No solo porque hubiera ganado 5 Roland Garros sino porque a eso hay que sumarle otros 5 Torneos de Roma y 6 Montecarlos consecutivos, una auténtica barbaridad que dudo que nadie pueda igualar, sobre todo porque la sorpresa sería que el año que viene Rafa no volviera a ganar. Sus triunfos en Wimbledon se interpretaron como una decadencia de la hierba. Aquello era una chorrada. Puede que la hierba de Wimbledon no sea como la de antes, en los tiempos de saque-volea de Sampras, Edberg y Becker, pero es lo suficientemente rápida como para que Berdych, Roddick y Federer hayan copado las demás finales. Nadal es ahora mismo, con cuatro finales seguidas y dos títulos el mejor jugador de hierba. Para igualar a Sampras o a Federer aún le queda, por supuesto, pero ahora mismo no hay quien le venza.

Quedaba la pista rápida. Australia también está bajo una constante sospecha. Borg y Connors, por ejemplo, ni se molestaban en viajar. Agassi empezó a hacerlo con consistencia al final de su carrera, ya pasados los 30. La victoria de Nadal en Melbourne volvió a interpretarse como un problema ajeno -el ocaso de Federer- más que como una virtud propia. Después de esto, no hay excusas posibles: ganar el US Open perdiendo solo un set demuestra una superioridad insultante y deja bien claro que Nadal es el mejor del mundo ahora mismo y que les va a costar mucho a los demás desbancarle.

¿Qué ha cambiado en Nadal? Ha perdido el miedo. A mí siempre me pareció un jugador demasiado encasillado en el espíritu guerrero de defenderse ante rivales mejores. Ahora se ha dado cuenta de que sus rivales no son en absoluto mejores. Él sigue con su discurso de modestia porque así es su personalidad pero se nota que se lo cree. Ya no se limita a hacer partidos interminables devolviendo bolas imposibles: ahora saca con consistencia, volea y es capaz de lograr puntos ganadores tanto de derecha como de revés... todo ello sin haber perdido la entrega y los golpes defensivos, siempre impresionantes.

Los que se empeñan en poner un asterisco al Roland Garros que Federer ganó por la eliminación prematura de un lesionado Nadal tendrían que aceptar ahora que este no ha sido el torneo más duro que Rafa se podía encontrar: tres desconocidos en las tres primeras rondas, López en octavos, Verdasco en cuartos, Youzhny en semifinales y un agotado Djokovic en la final. Todo eso es una chorrada: uno juega contra quien le toca. ¿Hubiera ganado Federer a Nadal en unas hipotéticas semifinales? Ni idea. ¿Hubiera ganado Nadal a Federer en aquel Roland Garros? Que se hubiera clasificado.

A los jugadores hay que medirles por lo que hacen y no por lo que podrían hacer o lo que no les dejan hacer los demás. Yo soy un federerista irredento, una mezcla entre el padre con bigote y la esposa con gafas de sol continuas, y lo que he visto a Federer -títulos aparte- no se lo he visto a nadie más en mi vida. Pero Nadal está un punto por encima en competitividad y mentalidad. Por encima de Federer y por encima de todos. Es casi imposible que pierda un partido si se propone no perderlo. Ahora, además, está aprendiendo a ganarlos, lo que le convierte en alguien imparable.

En cuanto al debate sobre si es el mejor deportista español de la historia, es difícil decidirse entre él e Induráin. Nadal sigue un legado de excelentes tenistas, Induráin apareció a la sombra de Perico y nadie más: solo tres españoles habían ganado el Tour en noventa años de historia y él lo ganó cinco veces. Nadie había ganado el Giro y él repitió por partida doble. Cada uno se quedará con quien quiera e incluso habrá quien incluya a Pau Gasol, pese a participar en un deporte de equipo, pero quitando esos tres nombres no se me ocurre nadie más.

domingo, septiembre 12, 2010

El peor día de mi vida



¿Se acuerdan de cómo era el peor día en la vida de Enjuto Mojamuto? Para mí, sería algo muy parecido a lo que pasó ayer: después de una dura semana de vuelta al trabajo y con un ligero inicio de catarro, me tumbo en el sofá a ver deporte de manera compulsiva. Los inicios no son malos o como poco son irrelevantes: Alonso logra la pole en Monza -algo me dice que acabaré haciéndome fan de Hamilton como piloto, pero eso todavía está lejos- y Nibali, otra de mis bajas pasiones, se pone líder de la Vuelta gracias al desafortunadísimo piñazo de Igor Antón.

El caso es que a mí todo eso me daba igual. Yo había puesto la tele para ver al Barça de Guardiola arrasar al Hércules o en su defecto asistir a la sorpresa lituana en la semifinal del Mundobasket contra Estados Unidos. Nada más lejos de la realidad. El Barcelona estaba apático y agotado, sin ninguna chispa, y el Hércules, sinceramente, le pasó por encima. No me gusta Abidal de central, lo he dicho mil veces, pero culparle de todo sería absurdo: el Barça perdió bien y merecidamente y no se sabe si esto es el inicio no de un "fin de ciclo", que es mucho decir, pero sí de un pequeño "año sabático". Muchos jugadores del Barcelona han ganado diez títulos en dos años, incluyendo una Eurocopa y un Mundial. No sólo es una cuestión de motivación, sino de agotamiento mental y físico. ¿Cómo te preparas para jugar contra el Hércules? En algún momento la cabeza dice "basta" y desconecta. Después van las piernas.

El partido de EEUU dejó al menos una exhibición de Kevin Durant. Dominar así el baloncesto internacional es insultante. Michael Jordan jugó las Olimpiadas de 1984 con 22 años y fue el mejor de su equipo, vale, pero no con esta superioridad. Durant tiene 21 y no se le ven límites. Lituania estaba muy contenta de ser semifinalista, encantada. Se limitaron a ver el recital en primera fila.

Bueno, tampoco era para tanto, pero la cosa siguió complicándose cuando Nadal ganó en tres cómodos sets a Youzhny -no esperábamos otra cosa- y el Madrid ganó 1-0 con gol de un central al Osasuna. Tampoco es que esperáramos otra cosa, de nuevo, pero son profecías que se van cumpliendo y desgastan. El primero de una larga lista de 1-0 en casa. El 0-0 fuera de casa ya lo vimos la semana pasada. El Rácing perdió en Valencia. En fin, nos quedaban algunas balas en la recámara: Serbia y Turquía jugaban un partidazo en la otra semifinal del Mundobasket. Yo soy completamente pro-serbio en baloncesto y me fascinan especialmente Teodosic, Krstic, Velickovic y esa joya llamada Keselj, aparte del entrenador Ivkovic, clásico entre los clásicos. Turquía no me vuelve loco. La cosa parecía ir bien porque Serbia ganaba. Ganó durante 38 minutos, de hecho, con mayor o menor comodidad. En dos minutos lo tiraron todo a la basura, como hicieron contra España pero esta vez no hubo triple milagroso de Teodosic sino bandeja completamente solo de Tunçeri, que no es el tipo más rápido del mundo.

La cara que se te queda, madre.

A esa hora, Federer ya había ganado el primer set a Djokovic. El segundo lo perdió fácil. Ganó el tercero, se volvió a dejar llevar en el cuarto. Ya en el quinto set, las doce y pico de la noche -habíamos empezado a las dos de la tarde, recuerden, con Alonso-, falla una bola clara para ponerse 15-40 y tener punto para el 5-3 y saque. Gana su servicio y con 5-4 tiene dos bolas de partido para pasar a la final del US Open por séptimo año consecutivo. Contra Nadal, además. Djokovic gana las dos. Se podría decir que las perdió Roger, pero Novak fue mejor en esos puntos y, justo es decirlo, mucho más regular en todo el partido, a un nivel increíble que ni de coña repetirá hoy, agotado, contra el español. En el siguiente juego, Federer pierde su servicio. Si yo fuera su entrenador se lo haría notar: siempre pierde su servicio después de estar a punto de ganar el del rival y no conseguirlo. Cabeza. Mentalidad. Una bola de break para el serbio -al menos es serbio- y 6-5 con saque a favor.

Djokovic empieza con el rollo de "no siento las piernas, estoy muerto, no puedo moverme". 0-30. Tras dos fallos de Federer incomprensibles llega un acierto. 30-40, bola de break para llevar la semifinal al tie-break. Nada. Djokovic no está muerto, sí puede moverse y acaba llevándose el partido. Yo diría que merecidamente, pero con un punto cruel, excesivo: no es posible que en un mismo día todos mis favoritos pierdan. Uno se refugia en el deporte para olvidar que no sabe que hacer con su vida y el deporte se lo devuelve así, como los routers caprichosos de Enjuto.

sábado, septiembre 11, 2010

Roxette


Mi primer concierto fue de Roxette. Miento. Mi primer gran concierto fue de Michael Jackson en 1986 ó 1987, en el Vicente Calderón, pero los conciertos con "mayores" no cuentan así que tenemos que darle al flash forward y llegar al invierno de 1991 en el Pabellón de Deportes del Real Madrid, metro de Begoña. Yo era fanático de Roxette. No me culpen, era un niño, casi, y su pop era tan fácil y sus baladas tan románticas -ese "It must have been love" o "Fading like a flower" o incluso "Spending my time". Lo combinaban con un cierto buen rollo estilo "Joyride" o "The look".

De hecho, todo empezó con "The look" pero me temo que eso sería deslizarse peligrosamente a los 80, a 1989, en concreto, puede que me equivoque. A mí me gustaba una chica de ojos marrones. Una chica de 12 años, por supuesto, era lo suyo y me preguntaba walkman en mano: "What in the world can make a brown-eyed girl turn blue, when everything I´ll ever do, I´ll do it for you". Eran tiempos del pesado de Bryan Adams. El caso es que a la chica también le acabó gustando Roxette. En este blog se ha hablado ya de ella, pero saben que me niego a poner nombres ni apellidos. La combinación Roxette-Chica se hizo irresistible, por mucho que yo por entonces ya fuera antimadridista y tuviera que volverme solo, principal y lógico motivo de preocupación de mi familia.

Los recuerdos fugaces que tengo de entonces tienen que ver con "Dressed for success" y lo que empezaba a ser "Tourism" el siguiente disco y por supuesto "Join the joyride" a todo volumen. Mi primer pitido en los oídos al salir del recinto. Pedir coca-colas con ella en un bar masificado, también, esas cosas.

En realidad, Roxette era un grupo ochentero, nos pongamos como nos pongamos. Un grupo con laca y hombreras y puro pop. Pero triunfó a principios de los noventa, cosa de los calendarios. Por mucho que pasen los años y uno vaya a festivales indie y hable sobre las diferencias entre Love of Lesbian y Vetusta Morla nadie me podrá convencer de que "Look sharp", "Joyride" y "Tourism" son tres pedazos de discos. Este último más íntimo, reflexivo, de "¿qué demonios estoy haciendo con mi vida?", canciones tipo "Here comes the weekend" o "Never is a long time". Era un disco que pretendía ser íntimo y comercial y creo que consiguió las dos cosas a pesar de lo esquizofrénico de la expectativa. Al  menos a mí me resultaba entrañable y tristón. Quinceañero.

Marie Friedriksson pasó por varios cánceres y se recuperó, pero el grupo paró por completo su carrera. Per Gessle, el verdadero alma del grupo, lo intentó en solitario sin ningún éxito. En 2001 tuvieron una breve "re-entrée" con una canción que a mí me encantaba y se llamaba "The center of the heart". Por supuesto, y con su horrible sentido del timing, la canción era noventera a más no poder. En 2004 la chica se casó. No fue conmigo, por supuesto, si no imagínense que ñoñería de post.

viernes, septiembre 10, 2010

Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac


"Las teorías salvajes" no es solo una novela generacional pero también es una novela generacional, probablemente sin pretenderlo. No hay treintañeros en crisis. No hay complicadas relaciones chico-chica. No hay un despliegue de conocimientos de tecnología 2.0. De hecho, es una novela sobre perdedores de instituto, en este caso, perdedores de universidad. Esa gente a la que un futbolista de éxito calificaría despectivamente de "filósofos". Feos, pero listos. Una pedantería natural y nada forzada. Simplemente, se limitan a saberlo todo y muestran casi aburrimiento por ello. O al menos una distancia.

Pola Oloixarac escribe tan bien que asusta. Probablemente no haya escrito una obra maestra, pero está muy cerca, y creo que cualquiera de nosotros mataría por que alguien dijera que  hemos estado muy cerca de escribir una obra maestra. En "las teorías salvajes" hay sobre todo eso, teoría, es decir, rigor y orden. ¿Ante qué? Ante el caos. No cualquier caos, ¡el caos argentino, ni más ni menos! Una pareja de estudiantes de izquierdas, unos cuantos profesores "comprometidos" y una loca que busca el milagro en busca de sorpresa y persecución obsesiva.

No hay nada forzado aquí, esa es la virtud de Pola. Incluso aunque en algún momento se refiere a ella, a su edad, su ciudad... nunca la vemos detrás de los personajes. Tampoco sabemos cuándo hay ironía y cuándo no. Todas esas referencias a la historia argentina, tan fresanianas, todo ese "speech" de militancia política desgastada y hueca... No se busca la risa, sino la sonrisa. No hay sentimiento alguno, sino constatación y memoria. Kamtchowsky escuchaba a Roxette -"The  look", para ser más exactos- veía "Can´t buy me love" -"No puedes comprar mi amor" en la traducción española con la fugaz pero adorable Amanda Patterson- y después se puso a estudiar filosofía.

Yo necesitaría unas obras completas para explicar eso, o al menos dos blogs compulsivos. Ella lo despacha, así, como si nada.

Ahí está el punto generacional. Dentro del registro elevado de la novela, y en eso me recuerda a Nothomb, es capaz de hablar de Google Earth, pop indie, el personaje de Michael J. Fox en "Enredos de familia". Todo eso, no como algo ajeno sino como propio de la cultura general de todo treintañero. Cita a Hegel o a Heidegger e inmediatamente a un personaje de SouthPark. Sin intentar sorprender a nadie, simplemente porque así se entiende mejor. Porque así, yo, al menos la entiendo mejor.

La estructura de la novela deja dudas. De ahí que no me atreva a lo de "obra maestra". El resto es un alarde de inteligencia supremo. La diferencia entre el conocimiento y la documentación. En la contraportada hacen mucho énfasis en que hay un pez llamado Yorick y un gato llamado Montaigne, pero para mí lo magistral es que haya otro gato, de otro perdedor nerd, feo y gordo, que se llame Cartman pero vaya con el gorro de Kyle. Y que se explique así, sin más: "Se llama Cartman pero va con el gorro de Kyle". Eso, después de una disertación sobre "La ideología alemana" y quedándose tan tranquila.

jueves, septiembre 09, 2010

España pierde contra Serbia a algo


Lo que no puede ser es que nos olvidemos que esto es un juego y que en los juegos -¡ay, como en la vida!- también se pierde. De repente un tío se levanta desde nueve metros en la última jugada, te clava un triple y te vas a casa. Mejor Teodosic ayer que Nocioni hace cuatro años,cuando todo esto empezó. La obsesión periodística de que todo tiene que ocurrir por una razón intricadísima no es más que eso: una obsesión. Muchas veces, lo que cuenta es el acierto, sin más.

Obviamente, tengo sensaciones encontradas con respecto al partido de Serbia y a la selección española de baloncesto en general. Criticar me parece ventajista y asentir me resulta autocomplaciente y muy poco realista. Dejemos una cosa clara: perder contra Serbia en la última jugada con un triple razonablemente bien defendido y después de un auténtico partidazo es algo que puede pasar. Alfredo Relaño habla hoy en el As del triple de "un tal Teodosic". "Un tal Teodosic", dice la prensa futbolera y luego no se explican cómo se pudo romper el embrujo. ¡Si ni siquiera conocen a los rivales, cómo esperar la derrota!

Teodosic es un pedazo de jugador, de esos que no está en la NBA porque no quiere y porque gana un dineral en Grecia. Alrededor suyo y de Nenad Krstic se ha juntado una generación espectacular de jugadores que lo han ganado todo en categorías inferiores y que, si mantienen la cordura y compromiso de esta era Ivkovic, pueden arrasar durante años: jugadores "a la yugoslava", calientes en defensa y fríos en ataque, rozando los 2,10 pero con un tiro excelente y una técnica individual prodigiosa: Velickovic, Bjelica, Keselj, Tepic, Macvan, Perovic, Savanovic, Rasic... y lo que salga de la cantera del Partizán,que siempre será bueno.

Lo dicho: perder contra estos tíos cuando están a tope -y ayer Serbia jugó como los ángeles- es razonable. No solo fue el triple de Teodosic, sino el de Keselj en rectificado un minuto antes.

Del otro lado, España. A ver, nadie niega que España ha hecho algunas cosas muy mal: 1) La preparación, exclusivamente en casa y en condiciones muy amables, hace que empecemos la competición fríos, acostumbrados a pasar por encima e incapaces de entender una mala reacción del público, una dudosa actuación de los árbitros. 2) La selección podría haber sido mejor. La ausencia de Suárez es incomprensible, y seleccionar a Claver y San Emeterio para que no jueguen no tiene demasiado sentido. La falta de confianza del entrenador en muchos jugadores es total, lo que nos lleva a 3) Scariolo no se entiende con este grupo. No lo hizo el año pasado -pero estaba Pau- y no lo ha hecho este. Es un caso claro de sobre-entrenamiento por rigidez táctica, intento de controlarlo todo al detalle y política extraña de rotaciones y selecciones. Traes a Raúl López en el último momento y al final te acabas jugando el partido decisivo con Llull de base todo el rato. Gracias a Dios, añadiré.

Todo eso está mal, pero igual podríamos haber ganado o haber perdido jugando el Torneo de la Acrópolis, con Carlos Suárez reboteando y Pepu en el banquillo. Insisto, perder es una cosa que sucede muy a menudo contra los buenos equipos. Espero que todo lo malo se solucione y que se aprenda para futuras competiciones, por otro lado es lo que hay: España no tuvo a Pau Gasol -el mejor jugador europeo con una diferencia abismal- ni a Calderón, su base titular. Navarro y Reyes, dos de sus estrellas, están seriamente lesionados, mientras que Llull acaba de recuperarse de sus molestias. Rudy tiene la cabeza en Portland, pese a lo cual ha sido probablemente el mejor y más regular de la selección.

En estas condiciones, somos peores que Serbia. Lo siento, pero es así. Ser peor no quiere decir que nos tuvieran que ganar sí o sí. Imagínense ahora que el triple no entra. No toca ni aro. Airball. La posesión se acaba y a España le quedan 3 segundos para sacar del medio campo y conseguir una canasta. En vez del desmadre táctico de la última jugada -cielo santo, cuántas veces van-, Navarro la enchufa. A semifinales. Media medalla. ¡Somos la Eñe! En Serbia se preguntan cómo es posible dilapidar siete puntos en dos minutos, cómo es posible que con 26 segundos por delante la jugada se limite a que Teodosic la bota compulsivamente y se la tira a la de dios desde nueve metros y pico. ¿Qué es esto? Un desastre, un desastre. Dimisiones ya. Fin de ciclo.

Pero no, el triple entró. Y si buscamos explicaciones, limitémonos a esa: un balón, un aro, la gravedad.

Laura López, María Blanco, Guille Ortiz y Jorge Marazu

No se puede ser mejor persona que Andrea Aller, quizá siendo Fer Cabezas, pero ahí se anda la cosa, dejémoslo en empate. Andre se vino el pasado martes al Fuera de Contexto y en vez de sentarse y disfrutar -o echarse una cabezadita, según lo hubiera visto-, nos grabó a todos. Dejo aquí una pequeña muestra, aunque metiéndose en YouTube está casi todo.


Mäbu canta "Tanta química":



Guille Ortiz recita "Diciembre":



Y Jorge Marazu remata con la impresionante "Lunes":



Falta lo de Laura, pero sé que Andre está en ello. Pronto en sus pantallas. El resto, insisto, con hacer un doble clic en uno de los videos, podrán verlo en YouTube dentro de los enlaces relacionados. Además, se ve francamente mejor que aquí.

miércoles, septiembre 08, 2010

Fuera de contexto (III)


Sólo el hecho de conseguir juntar a María Blanco (Mäbu) y Jorge Marazu en un mismo escenario, acompañados por guitarra y bajo respectivamente, ya justificaría la idea del Fuera de Contexto. Son dos músicos excepcionales y todavía relativamente poco conocidos. A María se la empieza a oír por redes sociales y cadenas de video-clips gracias a su EP grabado con Warner, pero obviamente aún tiene mucho camino por delante. Jorge vive en Ávila, donde es una pequeña eminencia musical, pero Ávila no es Beverly Hills, señores, dicho sea con todo el cariño. De momento, son dos talentos -más o menos- a la sombra. Y ninguno llega -ni se acerca, diría- a los 25 años, disculpen mi obsesión con la edad.

No sé qué tenía en mente cuando propuse a Laura lo de los recitales ni cuando lo hablé con Juancho, de la Escalera de Jacob y Álvaro, de Costello. Era algo muy vago que tenía que ver con mi vieja idea de que hay que abrir puertas al talento y, por supuesto, una manera de intentar demostrar que sigo siendo escritor ahora que publicar parece algo tan complicado. La realidad ha superado cualquier expectativa: llevamos tres ediciones y además de Jorge y María ya han tocado Alfon, Emite Poqito, Pablo Ager y Álvaro Vázquez, una buena muestra de lo que se está haciendo por Madrid y alrededores en este momento.

Y la cosa no se va a quedar aquí, claro.



En cualquier caso, por sorprendente que me siga resultando la fe y las ganas que tiene esta gente en nosotros, aceptando tocar gratis y sin poner ninguna pega, me abruma aún más la respuesta del público. Sinceramente, al empezar, contemplábamos noches de 5-10 personas y yo no digo que no vayan a llegar porque las barbas de mi vecino he visto pelar, pero es que ayer había más de 40 personas y cualquiera que haya estado en la planta baja del Costello sabe que, con sillas, eso es casi un lleno. Quiero pensar que, aparte de que yo pueda ser un tipo con más o menos amigos y algo pesado en la promoción, la gente que repite, repite por que le gusta lo que ve y los que vienen nuevos, vienen por alguna especie de confianza en que lo que hacemos les puede gustar.

Al final todo son aplausos, pero los aplausos ya sabemos que no lo dicen todo.

Por mi parte, puedo prometer y prometo mejorar. Ponerme menos nervioso, por ejemplo, y recitar más despacio. Tener menos miedo, en definitiva, que viene a ser el problema raíz. No es fácil para alguien con problemas de hiperventilación ponerse a recitar en público, que se lo digan a Rafa Pons. Todo esto que estamos haciendo, sobre todo, lo hacemos para aprender. Al menos, yo lo hago para aprender. Así que, como diría Loriga, pueden venirse conmigo y deberían venirse conmigo, porque desde la carretera no van a ver nada.

lunes, septiembre 06, 2010

El tedio de la selección española de baloncesto


El otro día Lucio Angulo escribía, creo que en El Mundo aunque puede que en Marca, un muy buen artículo sobre las sensaciones que la selección española de baloncesto dejaba en los aficionados. Venía a decir que España es como esa novia o novio que, después de una larga relación, ya no te sorprende y a la que solo ves defectos aunque en realidad siga siendo la/el de siempre. Yo llevaba tiempo pensando lo mismo, y me alegró ver que un ex jugador coincidía, aunque reconozco haberle cantado cosas terribles en su etapa en el Madrid.

El caso es que España en los últimos cuatro años ha jugado cuatro finales: dos europeas, una mundial y otra olímpica. Ha ganado dos y las otras dos las ha perdido in extremis. Con esos antecedentes, ¿cómo vamos a motivarnos con un partido ante Nueva Zelanda en la primera e inútil ronda de competición? Vamos con el sable entre los dientes. Peor aún, vamos aburridos, cansados, es decir, con ganas de bronca por cualquier tontería. El entrenador no tiene ni idea, los jugadores se han acomodado, el banquillo no sirve de nada, no hay actitud en el rebote...

Los acomodados, me temo, somos nosotros. Acomodados al éxito, que es algo terrible. Acomodados incluso al buen baloncesto, al mejor baloncesto, treinta arriba al descanso, alley-hoops y defensa presionante. La decisión correcta siempre en el momento correcto. Eso ya es complicado de mantener en un campeonato, imagínense en cinco campeonatos seguidos. Aun así lo pedimos porque estamos un pelín hartos de preparatorios y queremos ir al grano, a la eliminatoria, la medalla, el título... No ayudan en absoluto las macrogiras de la FEB televisadas por La Sexta. No es ya que estemos hartos de Scariolo, es que estamos hartos de jugar siempre en casa con los árbitros a favor, de oír las mismas anécdotas de Iturriaga y Epi y este año, además, sin el punto espontáneo de Andrés Montes. Mel Otero es muy buen profesional pero un narrador más bien soso.

Igual que lo sería yo, por otro lado, no hay nada personal en esto.

En fin, que para cuando llega el Mundial ya hemos visto a España ganar a todos los equipos durante un mes, con las mismas promos, los mismos chistes, la misma incapacidad para analizar el partido desde el punto de vista táctico e ir más allá del "este partido lo ganamos", "esta canasta la vamos a meter", "los nuestros son muy buenos, los demás son muy malos "¿por qué no pitan nada los árbitros?". Es curioso porque Marca TV en ese sentido ha sido una revelación. En su debe está rescatar a Corbalán y Trecet, dos hombres que no se enteran de nada y lo peor es que creen que sí. El resto de comentaristas y expertos son buenísimos: saben cuándo recordar y cuándo quedarse en el partido, conocen a los jugadores, sus virtudes y sus defectos, explican cuáles son las jugadas e incluso cómo pararlas. La conexión Messina-Djordjevic, por ejemplo, es prodigiosa.

En cambio, cuando llega España resulta que tenemos que aguantar otra vez que si Iturriaga era un palomero, que si "en tus tiempos, Epi" y a la pobre chica lituana que ni está ni se la espera. Carlota Reig se salva de la quema, otro descubrimiento de juventud y ganas mezcladas con talento. El resto no ayuda, desde luego. No solo es el mismo equipo y las mismas expectativas... son las mismas voces y los mismos tópicos. Lo dicho, te pones a ver un España- Líbano y como la cosa salga medianamente aburrida quieres echar a todos del país. La afición hiberna hasta los octavos y es normal que al equipo eso le llegue y le pase algo parecido.

En octavos la cosa cambia. La actitud y los jugadores cambian, quiero decir, los comentaristas son los mismos. Eso es lo que aprenden los equipos campeones, esto es, los que no tienen nada que demostrar. Si este cambio servirá para ganar a Serbia en cuartos no puedo saberlo, pero la cuestión es que en torno a la selección, desde hace tiempo, hay demasiado run-run que no tiene nada que ver con el baloncesto. Y que eso agota a cualquiera. Luego, los jugadores van y lo arreglan. O no, ya se verá, porque aunque se nos olvide nadie es imbatible ni se le debe exigir como tal.

viernes, septiembre 03, 2010

La boda de una ex


Salgo esta tarde para Castelldefels para asistir a una boda. La boda de mi ex. De mi última ex en sentido estricto, además. Obviamente, esto ha merecido bastantes preguntas incrédulas, del tipo A: ¿Por qué te invita? y B: ¿Por qué vas?. Tengo una teoría algo romántica sobre el matrimonio y perdónenme que sea tan inocente a estas alturas y teniendo en cuenta mi propio pasado: creo, como dice Tiger Woods, que nadie se casa para divorciarse, ni siquiera en casos de conveniencia legal o al menos no en todos.

Cuando uno se casa, quiero pensar que es porque está enamorado y considera que determinada etapa de su vida ha llegado a un fin. Que ha encontrado, en definitiva, y no le merece la pena buscar más. No solo eso, sino que además está tan feliz que quiere oficializarlo, celebrarlo, compartirlo. Tantos años de ensayo y error para por fin dar con un acierto. A mí me parece prodigioso. Formar parte de esa historia de ensayos (y errores) es algo que me hace sentir orgulloso. Yo creo que todos deberíamos sentirnos orgullosos de haber sido el error de alguien especialmente si ese error acaba en final feliz.

Participar en la felicidad ajena es precioso, y sin duda, si la chica no hubiera estado conmigo se habría perdido muchas cosas que la han ayudado a tomar la decisión de casarse con otra persona. No lo digo en clave negativa ni mucho menos. Saber lo que no queremos es tan importante como saber lo que queremos, es más, saber lo que no queremos es a menudo lo que nos permite saber lo que queremos aunque sea por oposición.

Festejar los errores y el pasado, siempre que eso sea posible, es un acto de redención y catarsis. Entiendo que en parte por eso ella me invita: nos llevamos bien, nos seguimos queriendo, tenemos la sensación de que el uno forma parte de ese pasado del otro que mañana, por lo menos de un lado, se acaba o prácticamente. Y ver que alguien te considera parte de su historia y que además no te guarda rencores sino que es capaz de compartir su felicidad contigo es una de esas cosas bonitas que te pueden pasar en la vida. Por eso voy.

Porque quiero celebrar.

Porque celebrar los errores de B. es celebrar sus ensayos y es celebrar a su vez mis propios ensayos y errores. Compartir. Y me parece bonito, un pelín ñoño, que diría Rudy Fernández, pero bonito.

jueves, septiembre 02, 2010

The Full Monty


El cine social británico. Años post-tatcheristas, porque durante el tatcherismo, reconozcámoslo, había menos huevos. Pero luego Ken Loach tirando piedras e incluso Stephen Frears con sus adaptaciones irlandesas de las historias de Roddy Doyle, incluyendo aquella furgoneta grasienta que acompañaba las victorias de Eire en el Mundial del 90, Ray Houghton y compañía.

De Escocia llegó "Trainspotting", cortesía primero de Irvine Welsh y posteriormente de Danny Boyle. El libro era mejor que la película pero la película no estaba mal. Descubrimos a Ewan McGregor y a ese entrañable y delgadísimo Robert Carlyle, que hacía de "Franco", el amigo macarra de la pandilla escocesa, "Oh, Danny Boy, Danny Boy". El inocente Rents y su grupo de colgados: "Ser inglés es una mierda pero ser escocés es aún peor, ni siquiera hemos encontrado un pueblo mínimamente decente que nos colonice", decían en medio de un valle con montañas al fondo.

En fin, Carlyle tuvo sus dos años de fama brutal y luego se deshizo en películas comerciales. Por supuesto, su momento de gloria llegó con "The full monty". Lo mismo la gente ahora no se acuerda pero aquello fue un bombazo con todas las letras. Clase media-baja del norte de Inglaterra luchando por sacar adelante a sus familias a la desesperada. Y en vez de hacernos llorar e indignarnos, nos hacían reir. Por supuesto, era una risa culpable. Una de esas risas -como esos orgasmos- que cuando acabes dices "Dios mío, ¿qué he hecho? Esto está mal". Sí, estaba mal. Desnudarse y hacer el ridículo y que todo el mundo se ría de ti por dinero.

Solo que al final no era por dinero. Al final era por orgullo y eso estaba bien. Dejaba de ser una historia de perdedores patéticos para convertirse en un grupo de gente con una idea fija en la mente y dispuestos a todo para conseguirla. Su risa también sería culpable, también habría un día después y un "Dios mío, ¿qué he hecho?" pero eso no venía en la película, acababa justo antes.

Fueron tiempos de Full Montys por todos lados: bomberos, futbolistas, fontaneros, jugadoras de hockey... de repente, surgió la fiebre del desnudo y el strip-tease. No sabría relacionarlo con una peor situación económica porque eran los tiempos en los que "España iba bien", recuerden. El virus, como Carlyle, igual que vino, se fue. Probablemente fuera lo mejor para todos.