domingo, diciembre 20, 2009

Gente rara


Detrás de mí, en la tercera fila de la Tribuna Baja A, hay dos amigos de hace tiempo. Si solo oyes las voces parecen treintañeros, si te giras con disimulo como si fueras a saludar a alguien en algún otro lado -por ejemplo la Tribuna Alta B o algo así- te das cuenta de que no pueden tener más de 25. Hace tiempo que no se ven. Uno de ellos vive en Estados Unidos y es un chico con iniciativa. Es el que dirige las conversaciones y el otro dice que sí a todo aunque luego matice que igual no.

Ese tipo de relación.

Hablan de las universidades americanas. El chico con iniciativa quería jugar al fútbol en su universidad. "Football", dijo, y un compañero le animó a que fuera al entrenamiento después de clase. Fue, claro. Con sus espinilleras, sus botas y sus medias altas. El resto del equipo le recibió con cascos, hombreras y pantalones largos ceñidos. El entrenador le sugirió que igual lo que quería decir era "soccer".

Ha venido por Navidades y ayer estuvo en el Bernabéu. Cristiano Ronaldo es el mejor jugador del mundo, opina. Messi está sobrevalorado: le dan premios porque el Barcelona lo gana todo, pero sin Xavi e Iniesta no le llegarían balones. Yo aguanto impasible, viendo a Banic meterlas todas desde cuatro metros. Luego le explica a su amigo de la adolescencia que en realidad el 11-S fue un atentado de los propios americanos contra sí mismos. El amigo le da la razón, o al menos concede que en términos americanos no puede discutir contra una eminencia como él, se interesa y pregunta:

- ¿Por qué?
- La verdad es que no lo sé- contesta el otro.

Por un momento pienso que hay algún vínculo entre pensar que Messi es un jugador sobrevalorado y que el 11-S lo perpetró el Gobierno americano para justificar la invasión de países árabes -el chico cita Afganistán como país árabe- pero luego me doy cuenta de que eso es injusto. Se puede pensar que Messi está sobrevalorado y no es mejor que Cristiano Ronaldo sin ser un gilipollas. De hecho, yo, a veces, en la intimidad...

Después del partido del Estudiantes bajo a casa de Álida. Es un camino natural que se ha hecho muchas veces antes y que suele desembocar en un plato enorme de spaguetti con tomate. Tenemos que acabar el montaje del corto junto a Pedro y exactamente eso es lo que hacemos, con un problema: los tres estamos hartos del corto, pero muy hartos. De repente, descubrimos que el guión es un asco y que no tiene final. Lo descubro yo, que soy el guionista, y le reprocho al mundo que no me lo hubiera avisado antes, así que cortamos casi por cualquier lado.

Por lo demás, el hartazgo se mezcla con el orgullo. A veces se nos olvida lo que fue eso. Se nos olvida que rodamos en dos días, sin equipo de producción, con material alquilado para el fin de semana, sin más dinero que nuestro propio dinero... Se nos olvida que nosotros hicimos el guión, lo adaptamos, lo dirigimos y lo estamos montando. Que es nuestra primera vez y lo que nos estamos exigiendo es ni más ni menos que la genialidad. Pues bien, es importante que lo asumamos: no somos geniales. Puede que tampoco pase nada.

A la vuelta decido coger el autobús. Es una decisión suicida en domingo por la noche y tres grados bajo cero. Tardo un tiempo en darme cuenta. Exactamente ocho minutos. Cojo un taxi que me lleva por Virgen del Puerto hasta Príncipe Pío, luego Plaza de España, Princesa, Alberto Aguilera y ya la Glorieta de Bilbao. Cuando me bajo, el conductor me da la vuelta y un papel. Un folleto, más bien. Tiene el dibujo de un transatlántico hundiéndose en portada y el siguiente titular: "EL TITANIC: Un viaje sin retorno. La travesía que desafió a Dios".

En realidad pone "desafio" sin tilde, pero, en fin, esto es un blog literario, ya saben.

En las páginas interiores (dos) se llega a la siguiente conclusión: "Al Titanic no lo hundió un iceberg, lo hundió el orgullo, la soberbia del hombre, el pretender desafiar a Dios y creer que sus conocimientos pueden superar su gran Poder y Majestad (Isaias 2:17)".

Es decir, que se lo hicieron a sí mismos.

¿Por qué? Qué más da.

Ya queda menos para que empiece la final de "El Aprendiz".