sábado, octubre 03, 2009

Algunos apuntes sobre lo de Copenhague y Río 2016


- Caigamos en tópicos: lo de Obama cabreó a la gente del COI. El rollo "me paso tres horas para que os hagáis fotos conmigo pero luego me piro" no funcionó, es decir, se hicieron fotos con él -Rogge, incluso, le dio a él el diploma de la candidatura cuando en rigor no forma parte de la candidatura y siempre se entrega al alcalde o al delegado general- y luego votaron a otro.

- La presentación de Madrid 2016 fue brillante, especialmente Teresa Peláez, atleta paralímpica y que emocionó de verdad a la gente con naturalidad. El vídeo de 2017 fue espectacular y los demás tuvieron cosas interesantes. Aguirre, bien al hablar los dos idiomas. Gallardón, tenso. Zapatero, en su complejo mundo, hablando de Indonesia, de su próxima presidencia europea y de un supuesto compromiso para que ningún niño del mundo se quede sin poder practicar su deporte preferido, porque "eso también es olimpismo". Este hombre no deja de sorprender. Samaranch hizo lo que tenía que hacer, lo de la hija de Coghen no me convence, pero ella no tiene la culpa, pobre. El Rey parecía el doctor House de mayor, recién despertado con una resaca brutal. Su equipo de imagen debería hacer algo al respecto. O no.

- Se queda uno con la sensación de que no había mucho que hacer y que de hecho ser finalistas fue un premio del COI a Samaranch, al Rey y a la candidatura, una manera de decir: "No os los podemos dar, pero lo habéis hecho muy bien". La evolución de las votaciones indica que, supuestamente, todos los votos de Chicago se fueron a Río -incluso un par de los de Tokio- y luego todos los de Tokio también a Río. Madrid se mantuvo en torno a los 30 votos en las tres votaciones. Río pasó de 25 a 69. Eso, amigos, es política.

Como, obviamente, es imposible que TODOS los que votaron a Tokio, en su mayoría elegidos por el propio Samaranch se pasaran en masa al tren de Río, lo lógico es pensar que muchos de los que votaron a Madrid en las primeras rondas no la votaron en la última para que no ganara. Especialmente, los representantes europeos.

- Lo que nos lleva a la rotación de continentes: el problema no es que no se puedan hacer dos Juegos seguidos en un mismo continente, el verdadero problema es que no se pueden hacer tres, y, si estos se lo daban a Madrid, ¿qué pasaba en 2020 con Roma, Berlín, Estambul, París, etc? Potencias demasiado poderosas dentro del CIO y que obviamente tenían que hacer lobby contra Madrid. Madrid tenía demasiados enemigos este año como para pensar en algo más que el reconocimiento que obtuvieron.

- ¿Quiere decir eso que presentarse en 2016 ha sido una pérdida de tiempo y de dinero y que habría que haberse reservado para 2020? No diría tanto. La candidatura de 2012 dejó una excelente impresión y ahí se perdió por dos votos, no por 37. Probablemente, 2020 quedaba muy lejos y se suponía que los rivales serían temibles. Tan temibles que igual Madrid no era ni candidata. La promoción mundial turística que ha supuesto la candidatura es difícil de medir en euros y ver si compensaba o no. Para los madrileños -para algunos madrileños- ha sido un orgullo estar ahí, compitiendo en cuatro años con París, Londres, Moscú, Nueva York, Chicago, Tokio, Río de Janeiro... las ciudades más espectaculares del mundo y Madrid. Es una manera de vender marca e igual este era el año ideal para hacerlo porque en 2020 el mercado va a estar saturado.

- ¿Tiene sentido, como insisten los medios, presentarse para 2020? No, rotundamente. Creo que el CIO ya está saturada de Madrid. No la consideró la mejor para 2012 ni para 2016, ¿por qué iba a cambiar eso en solo cuatro años? La competencia va a ser atroz y es mejor reservar fuerzas. Por supuesto, eso es desolador para todos nosotros, porque volviendo a las rotaciones, etcétera, eso nos deja como pronto en 2028. Yo tendré 49 años. Los directores de los medios de comunicación ya se habrán jubilado y ni siquiera sus hijos tendrán edad olímpica. Esperar es duro, sobre todo esperar para otros. Pero es lo que hay.

Estuvo bien jugado.