sábado, junio 20, 2009

Un decálogo del nuevo periodismo


Recetas clásicas, dice el interesado en esta página. Tópicos manidos, también valdría. Todo el mundo sabe que yo tengo una relación muy intensa con el periodismo. Una relación extraña y llena de amor-odio. Básicamente, porque yo no quise estudiar periodismo -no, por favor, yo estaba muy por encima de eso...- pero he acabado trabajando de periodista en muchos medios, con un punto a la vez de alegría y remordimiento.

Paso a analizar el "decálogo" punto por punto, me ha resultado muy divertido:

1-La autocensura es la peor enfermedad que te puede sobrevenir y es mucho más grave y mortal que la censura.

Depende. A veces un poco de autocensura no está nada mal. Un poco de saber qué demonios estás haciendo. El periodismo actual se caracteriza precisamente por su brutalidad afectiva y racional. Ayer, por ejemplo, ese deleite en la muerte del Policía Nacional, su cuerpo chamuscándose mientras él chillaba...mmm... La famiilia debió de disfrutarlo enormemente. La autocensura siempre será mejor que la censura, porque al menos depende de uno mismo. Si "uno mismo" es tonto, al menos no infecta a nadie. La censura lo infecta todo. Es el problema de tener que hacer de cada punto un eslogan.


2- Cuenta lo que ves y como lo ves con honestidad.

Aprovecho para proponer que "el nuevo periodismo" respete las tildes. Este punto es cómico. De seminario. Cada vez que un periodista cuenta algo que no ve o algo que ve pero no es honesto Dios mata un gatito.


3- Habla con la gente. Las historias están fuera de tu despacho en la redacción.

Primera filtración del término "historia". El empeño del "nuevo periodista" por las historias. Historias sin autocensura, además. Cualquier historia. Lo que pasa fuera de tu despacho. O dentro. ¿Por qué no dentro? Dentro de "mi despacho" pasan cosas maravillosas. Por ejemplo, ahora mismo, un vecino pone a todo volumen "Rhythm is a dancer" y el olor a pescado de la cocina empieza a preocuparme. En fin, todo tan adolescente...

4- Discrimina las fuentes interesadas y contaminantes que buscan influirte.

Be water, my friend.


Si el periodista prescindiera de fuentes interesadas y contaminantes, no habría fuentes. Desde luego, no habría historias. Las historias, frente a las noticias, son creaciones y necesitan personajes, no personas. Los personajes siempre tienen vinculación significativa con la historia. Por tanto, son imprescindibles, pero también interesados y contaminantes. El "nuevo periodista" lo sabe, así que no entiendo a qué viene este punto, salvo que sea una "excusatio non petita".

5- Contrasta hasta el límite la información.

¿Qué límite? Otra vez el gusto por el eslogan vacío. Tanta manía por salir del despacho, todo para negarse a bajar a la tierra.

6- Cuando escribas piensa en los lectores y escribe para ellos no para tí o para tus compañeros.

Insisto en que un mínimo respeto del nuevo periodismo por la ortografía -ese "tí", por dios...- sería de agradecer. Este tipo de dicotomías, tan propias de la literatura, también, me superan: ¿escribir para los lectores o para ti? ¿Quiénes son los lectores? ¿Cómo me puedo poner en la piel de todos esos lectores? ¿Cómo puedo hacer que entiendan mi "historia"? La noticia pasa a ser historia e inmediatamente pasa a ser historia con público. Relato. Teatro. Por supuesto, que hay que pensar en los lectores, pero ¿escribir sola y exclusivamente para ellos? ¿Para quiénes?


7- No cuentes una noticia. Cuenta una historia, la noticia la cuentan todos.

El punto fuerte, sin duda. El periodista que cuenta historias. Faction. El "why", que diría Arcadi Espada. No hay periodista -ni siquiera Arcadi- que no se empeñe en un momento en buscar un "why", en darle sentido a la noticia. Su sentido. Con honestidad, por supuesto, recuerden el punto dos. Pero no. Cuenta historias dejando claro que son historias y cuenta noticias siempre que puedas. Es mentira que las cuenten todos. Si uno ve los periódicos ahora mismo, están llenos de historias, con su planteamiento-nudo-desenlace, perfectamente honesto y perfectamente falsable en la mayoría de los casos. Un periódico no es un blog, lo siento.

Aparte de ser un punto que se autodestruye en cinco segundos: si todos los nuevos periodistas contaran historias, ¿cómo podría apoyarse eso en el hecho de que "la noticia la cuentan todos"? En rigor, la noticia pasaría a no contarla nadie.

8- Si te pones límites estás adulterando la información. Es mejor que no la publiques

Un extraño gusto por el relato cerrado. En este decálogo no conseguimos salir de la literatura. O el empeño de que todo tiene que tener un porqué y que ese porqué tarde o temprano será descubierto por el periodista. Como frase, me parece absurda. No entiendo ningún término: ni "límites", ni "adulterar" ni "información".


9- Si tu director o tu empresa por sus propios intereses te condiciona una historia veraz y contrastada, abandona el periódico. No te interesa ese medio ni a tí ni a los lectores a los que te debes.


Sólo que no es tan fácil. Los decálogos y la literatura, no, pero la realidad sí impone límites. Publicar una noticia falsa a sabiendas me parece inmoral. Si te obligan a hacerlo, puedo entender que abandones tu trabajo. Si te obligan a matizar una información de manera que la desvirtúen, puedo entender que no la firmes. Si no te dejan publicar lo que te dé la gana, irte sin más es un poco exagerado. Lo siento, pero es así. El 95% de los periodistas publican y escriben "lo que les dicen". Ese es su trabajo. Pagan su piso y su comida con ello. El punto "no me publicáis este trabajo de investigación sobre la trama X, eso quiere decir que sois impuros y corruptos y mejor me voy al paro" no funciona para todos los nuevos ni viejos periodistas.

10- Se prudente, pero no tengas miedo. Se valiente y entusiasta. Defiende a los indefensos y controla a los poderosos.

Por favor, las tildes.

Robin Hood, el primer nuevo periodista.