lunes, mayo 04, 2009

¿Nadal o Induráin?


Los recientes éxitos de Rafa Nadal -su insistencia en el éxito, habría que decir- reabre el tradicional debate de "¿quién es el mejor deportista español de la historia?" Hasta ahora ese título había pertenecido sin duda a Miguel Induráin, el hombre de los cinco Tours, los dos Giros, la medalla de oro olímpica, el récord de la hora... El estandarte del deporte español de los 90, inicio de la revolución que ahora mismo vivimos.

Posiblemente, el deporte nacional no se pueda entender sin una figura como Induráin que rompía todos los tópicos del españolito: alto, fuerte, tenaz, ordenado, competitivo, ganador.

A favor de Induráin está el prestigio del ciclismo. No nos engañemos: el tenis, en España, ha sido cuestión de figuras aisladas, tipo Santana, Orantes, Gimeno, los Vicario o Bruguera. Cuando ellos jugaban, la gente lo veía. Y no siempre. El ciclismo sí ha tenido ese tono épico que tanto gusta por aquí. Ganara Bahamontes o ganara Anquetil. El Tour, la Vuelta, el Giro... desde que soy pequeño tengo conciencia de los grandes campeones y compraba en el quiosco pegatinas con sus caras para ponerlas en mis chapas y jugar en el parque de arena.

Lo que hizo Induráin en su momento le colocó como el más grande de la carrera más grande: hasta que no llegó Armstrong, nadie había ganado cinco Tours de manera consecutiva. Incluso su retirada llegó a tiempo.

Lo que pasa es que Nadal empieza a adquirir unos tintes excesivos... a los 22 años. Ha ganado casi 40 torneos como profesional, 15 Masters Series -sólo por detrás de Agassi-, 6 Grand Slams, incluyendo tierra batida, hierba y pista dura, y ha superado con consistencia al que para la gran mayoría -y saben que me incluyo- es el mejor tenista de la historia: Roger Federer.

No sólo eso. Lo ha hecho con humildad y con constancia. No es el clásico niñato con éxito. En absoluto. Es un ejemplo. Después de ganar en Roma, Nadal ya ha completado un año de ensueño: un Grand Slam y tres Masters Series. No sé si algún otro español ha llegado a ganar un Grand Slam y tres Masters Series en una temporada alguna vez en la historia. No del 70 para acá, en cualquier caso. Bien, esta es la cuarta vez que Nadal lo hace en su carrera y esta vez lo ha conseguido ya en mayo. Impresionante.

Yo no soy un enamorado de su juego. No me apasiona. Reconozco su garra y su inteligencia, su capacidad para dar siempre el golpe correcto, pero prefiero el tenis ofensivo de Roger igual que prefiero el fútbol ofensivo de Guardiola. Por otro lado, el juego de Nadal ahora, en 2009, no tiene nada que ver con el de 2005. En absoluto. Poco a poco, va mejorando en agresividad y valentía y sus golpes son más contundentes. De seguir así acabará echando de la pista a todos, teniendo en cuenta que nadie es capaz de echarle de la pista a él.

En torno a su figura, en el mundo del tenis, empieza a surgir un respeto y admiración que, por supuesto, no tenía cuando empezó a ganar con 19 años. Parece un segundo Federer, pero en joven. Un padrino. Domina, manda y todo el mundo le escucha. Muchos salen derrotados del vestuario, especialmente en tierra batida.

Supongo que elegir entre Nadal e Induráin es un poco como lo de elegir entre papá y mamá. No me decido. También están Gasol, Ballesteros, Marta Fernández... grandes competidores con grandes resultados y que revolucionaron sus disciplinas. Creo que estos dos están un poco por encima -muy poco en el caso de Gasol-, de momento pongamos que a la par.

Sólo que uno está retirado y el otro va a cumplir 23 años en tres semanas.