viernes, mayo 29, 2009

Espacios electorales gratuitos


Escribí un relato sobre los espacios electorales gratuitos. No sólo eso: lo incluí en un libro y lo publiqué. Hablaba de un hombre que se sentía traicionado por la política y se refugiaba en estas pequeñas esperanzas al margen del poder. Que elijan otros, venía a decir, y luego resultaba que los otros habían elegido lo mismo que él.

Alguien me dijo que Saramago acababa de escribir lo mismo, pero yo no leo a Saramago, así que no podría decirles con certeza.

El caso es que asisto con una tristeza enorme a la reducción de los espacios electorales gratuitos en las televisiones públicas. Todos esos partidos con sus siglas improbables, sus candidatos con pantuflas, sus eslóganes ingeniosos, sus vídeos de Mini DV... la verdadera democracia. Recuerdo que en su momento me apuntaba los horarios de los pases y ahí estaba delante del televisor sólo para verlos. Ahora es una pasión más circunstancial, más de zapeo.

Ayer, por ejemplo, el POSI -un clásico- protestaba por dicha reducción dejando quince de sus treinta segundos en blanco. La decisión llega en unas elecciones particularmente importantes: lo bueno de la circunscripción única es que en las Europeas puedes ver anuncios de todos los partidos, se presenten donde se presenten. Es la dosis habitual pero multiplicada por diecisiete. Una auténtica delicia.

Pero una delicia muy corta, ya digo. Alguien debería hacer algo al respecto. No sé, pongamos que le quitamos dos horas a la tercera ronda de Roland Garros y las repartimos entre Unión Liberal Progresista o Partido Comunista Agrario o cosas así. A mí me gusta oír y ver lo que piensan y sólo tengo dos semanas cada cuatro años para enterarme.

Una solución, quiero.