viernes, mayo 15, 2009

El escándalo Camps


Estamos en lo de siempre: yo no sé si Francisco Camps aceptó regalos de "El Bigotes" -a veces me pregunto, si yo fuera un delincuente, ¿qué nombre me darían?- en forma de trajes a cambio de extrañas concesiones en favor de Correa y los suyos. De hecho, si les soy sincero, ando un poco perdido en toda esta trama.

Sí sé algo de extrañas concesiones desde Valencia y desde Madrid, pero lo extraño y lo ilegal no siempre coincide, claro. Basta con revisar quién tiene una licencia de televisión local en cada Comunidad Autónoma para entender que hay criterios muy por encima de los de excelencia para designar a quién se le dan unas cosas y a quién no.

Y uno no puede evitar pensar: si para organizar un congreso hacen falta tantos trajes, ¿qué hace falta para que te concedan una televisión local?

Igual no hace falta nada. Uno no afirma siempre las cosas en las que piensa.

Todo lo que ha rodeado a la Operación Gürtel recuerda en exceso a la actitud del PSOE durante los años de la corrupción masiva. Primero, se descubren unos hilillos, de esos hilillos se va tirando y empiezan a aparecer favores turbios, relaciones de poder, posibles delitos, tramas ocultas... La reacción del partido afectado no es la de investigar sino la de defender a capa y espada al acusado y cargar todas las tintas contra el juez, que siempre es un rencoroso y un oportunista.

El presidente del partido sale a poner la mano en el fuego por todo el mundo y poco a poco van saliendo datos y conversaciones y facturas... y la mano se va quemando, y la noticia se queda en un rincón de la prensa afín, confiando en que nadie se entere, que ocurra el milagro, que el imputado realmente sea inocente y se pasa de soslayo por el tema con contundentes declaraciones obvias: "Hay que aceptar la presunción de inocencia".

Faltaría más. Francisco Camps es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Otra cosa es que haya suficientes indicios para pensar que en realidad Francisco Camps no es tan de fiar como parecía, si es que lo parecía. Los campsistas siempre han presumido de honorabilidad frente a los zaplanistas, pero empieza a estar claro que aquí alguien se lo ha llevado crudo desde la Generalitat. Hay, cuando menos, indicios claros de abuso de poder y de aprovechamiento de cargo público.

¿Es eso delito? Igual no, eso lo decidirá el juez. Ahí sí, la presunción de inocencia, que es una figura legal, pero no un axioma lógico. Las muestras de mal gobierno por parte de Camps son escandalosas, aunque no sean delictivas. No hace falta presumir nada ahí, es que lo estamos viendo. Empiría. El empeño del PP en negarlo todo -si cae Camps, pensarán, ¿quién será el siguiente?- recuerda también al del PSOE de González y tiene pinta de que va a acabar con un castigo similar: los corruptos terminan en la cárcel y fuera de la política y los partidos que no castigan a sus corruptos antes suelen pagarlo en las urnas.

Rajoy tiene una excelente oportunidad de pedir públicamente a Camps que dimita de su cargo y se aparte de la responsabilidad de gobierno mientras existan dudas razonables de que está actuando incorrectamente y en provecho propio. Yo creo que sería bastante razonable y se entendería bien y probablemente el electorado lo premiaría. Sin embargo, siempre optan por lo contrario. Sostenella y no enmendalla.

Ligar tu suerte a la de un imputado, sin fisuras, es una apuesta excesiva e innecesaria. Cuando la haces, será por algo. Rajoy y la cúpula del PP sabrán por qué, a mí se me escapa...