jueves, abril 30, 2009

Entrevista con David Planell



Publicada en este enlace de Notodo.com, con más datos y foticos. Aquí sí que es muy recomendable hacer clic a la página. Por si acaso, os pongo aquí la entrevista:

Llegó, vio y venció. Después de años batiéndose el cobre como guionista y peleándose con directores y productores, a David Planell le tocó por fin el debut como director de largometrajes y no ha podido hacerlo de manera más feliz: rodeado de su grupo de actrices-confidentes, Natalia Mateo, Marta Aledo y Esther Ortega, y saboreando las mieles del triunfo en el Festival de Cine Español de Málaga. Planell nos recibe en todo lo alto, y nunca mejor dicho: planta 15 de un hotel de lujo en Málaga, el mar Mediterráneo al frente y una piscina climatizada como testigo. Ha llovido y las mesas están mojadas. Unos cincuenta metros más abajo, un grupo de chicas chilla enloquecidamente al paso de alguno de sus ídolos: Mario Casas, Hugo Silva, David Bustamante… En un momento dado, nos asomamos a la cornisa y vemos las carreras detrás de los coches, los golpes en los cristales tintados. A veces, da miedo.

David Planell lleva unos cuantos días de promoción y entrevistas. Parece agotado. Todo esto supera cualquier expectativa: como guionista había ganado importantes premios, incluida la Concha de Plata en San Sebastián por "Siete mesas de billar francés" (2007), junto a Gracia Querejeta; como cortometrajista era un habitual de los festivales y los galardones. Por fin tiene la oportunidad de rodar su primera película como director de largo y sucede todo esto: inaugura Málaga y acaba ganando el premio más importante. El equipo tiene esa sonrisa imborrable de saber que no van a olvidar esto nunca. Sin embargo, David es un tipo tranquilo, que contesta las preguntas como si fuera la primera vez que las escuchara. Obviamente, eso es imposible. Por muy ingeniosos que queramos ser, habrá tenido que contestar estas mismas cosas varias veces a lo largo de estos diez días. Lo disimula perfectamente. El sueño de todo periodista. Colocamos una silla delante de otra, en el interior, para evitar la lluvia y los gritos desaforados. Sonríe y espera.

NTD: Aparte del premio final, que parece eclipsarlo todo, ¿no crees que abrir el Festival de Málaga ya era un reconocimiento a tu carrera aunque el gran público apenas te conociera?

DP: Sí, es una muestra de confianza sorprendente y un orgullo realmente inesperado. Me alegra haber estado a la altura después de todo.

NTD: ¿Cómo disfrutas más: dirigiendo o escribiendo guiones para televisión o cine?

DP: La mezcla es lo ideal. En el estudio vives como un monje, concentrado en tu proyecto, es más intenso pero a la vez más aburrido, porque no tiene la parte social de coordinar, relacionarse… Aparte, el guión no tiene ninguna visibilidad en esta industria.

NTD: ¿Cuál fue el primero que escribiste?

DP: Yo he sido siempre un todoterreno. He escrito guiones para galas, para teléfonos eróticos, para José Luis Moreno cuando era aún ventrílocuo… cosas realmente inconfesables, a veces. En plan más serio, supongo que mi primer gran trabajo fue el guión de "Los hombres siempre mienten" con Fernando León de Aranoa.

NTD: ¿Y la primera vez que te pusiste tras una cámara?

DP: Con mi primer corto, "Carisma", en 2003, ya con Natalia Mateo y Marta Aledo.

NTD: ¿Qué retos te ha planteado el largo con respecto al corto?

DP: Sobre todo retos de guión: escribir una historia más larga y con el tono necesario para afrontar una historia personal tan dura.

NTD: El personaje de Alberto San Juan dice en un momento dado: “En la selva no te mueres de sed ni de hambre, te mueres de vergüenza, por haberte perdido y no saber volver”. ¿Por qué crees que es eso?

DP: Lo cierto es que se nos da mal pedir ayuda. No sabemos. Pedir ayuda es todo un arte. Nos cuesta mucho reconocer nuestras debilidades, supongo que por una especie de instinto animal heredado de épocas más duras, que hace que nosotros pensemos que podemos con todo.

NTD: ¿Nos debería dar más vergüenza no ser capaces de afrontar nuestros problemas solos o ser incapaces de pedir esa ayuda que mencionas?

DP: Lo segundo. Afrontar que tienes un problema no debería dar vergüenza, al contrario. La vergüenza no está en vivirlo sino en no asumirlo y no pedir auxilio. En la peli, la vergüenza de la pareja para afrontar su relación el uno con el otro y a la vez con su hijo adoptado es una vergüenza no bloqueante. En el momento que se dan cuenta tiran para adelante. La vergüenza de ver que están perdidos les sirve de punto de partida.

NTD: En una relación de pareja, ¿es incompatible quererse y mentirse?

DP: No ayuda mucho. No sólo es una cuestión de “me estoy acostando con…” sino de ser capaz de expresar los malestares. Eso se acumula y al final acabas explotando si antes no eres sincero en su momento. No es lo más inteligente, desde luego.

NTD: En parte, la película es una historia de renuncias: una madre que renuncia a su hijo natural, una madre adoptiva que renuncia a su trabajo, un padre adoptivo que renuncia a devolver al niño a los servicios sociales por miedo a perder a su mujer…

DP: Sí, de todas esas renuncias me interesa especialmente la de Rosa, la madre natural del hijo de la pareja protagonizada por Natalia Mateo y Alberto Sanjuan. Es una especie de relato mágico: se mete en una casa con el niño sin decirle nada a nadie ni siquiera a él. Rompe el posibilismo, la credibilidad.

NTD: La exigencia de perfección a los padres adoptivos se menciona a menudo, ¿crees que a los padres naturales no se les pide tanto?

DP: Lo creo firmemente. Poder adoptar civilizadamente es una maravilla pero esos padres adoptivos sufren unos controles que hacen que se sientan perjudicados con respecto a los naturales, a los que nadie pide explicaciones. Entiendo que tengan una sensación de injusticia al respecto.

NTD: ¿Dónde está ahora mismo la relación entre cine y televisión, tú que trabajas en ambos medios?

DP:
En España, la televisión es muy conservadora. No son valientes. En cine, te puedes meter en berenjenales de todo tipo. El problema es que luego el cine depende de la televisión en producción y las cadenas no pagan cosas raras, aunque TVE se la jugó con nuestra película.

NTD: ¿De qué trabajo te sientes más orgulloso hasta la fecha?

DP:
Diría que de "La Vergüenza". Sería lo suyo. Pero "La Vergüenza" no se entiende sin “Ponys”. Me ha estimulado venir de ahí. Aquel corto se hizo de lunes a sábado a partir de una idea y entre amigos.

NTD: ¿Qué importancia tienen Natalia Mateo, Marta Aledo y Esther Ortega en tu carrera?

DP: Natalia, Marta y después Esther son muy importantes. No me habría atrevido a determinadas cosas sin ellas. Son cómplices, amigas, hermanas… Con ellas ahorro tiempo y energía. Si trabajas con actores que no conoces estás pensando en ritmos, errores que puedes cometer, límites que puedes cruzar con ellos. Eso no me pasa con ninguna de las tres. Alberto San Juan es otro actor formidable, el problema es que en España los actores están muy por encima de los proyectos que les ofrecen. No “tienen cacho”, por así decirlo y a menudo pasan desapercibidos injustamente.