domingo, marzo 22, 2009

La muerte de Jade Goody


Si no saben quién es Jade Goody no se preocupen, yo les explico: ex-concursante problemática de "Gran Hermano" inglés, con problemas de adicción propios y familiares, carácter marcadamente violento, con tintes xenófobos y racistas, una concepción demasiado agresiva de la juventud -participó con 20 años-, que se convirtió en una especie de figura del telecotilleo británico como pudo haberlo sido, pongamos, el Yoyas si se hubiera prestado a ello.

Su vida no mejoró tras el paso por televisión: se casó, tuvo dos hijos, se divorció y le detectaron un cáncer. No sé si esto fue todo tan rápido, tengan en cuenta que este es el resumen del resumen y vayan suponiendo que este post no es sobre Jade Goody.

Con el cáncer a cuestas -sentencia mortal, dijeron los médicos- Jade volvió a los medios, con su cabeza rapada -por cierto, nota a los directores de cine: los enfermos de cáncer que reciben quimioterapia no se rapan el pelo sino que se les cae, de ahí que sea complicado tener la cabeza completamente pelada y las cejas pobladísimas, aunque supongo que habrá casos-, para dar unas cuantas exclusivas, casarse en directo con un convicto de permiso, vender todo lo que le quedaba por vender de su vida privada e incluso charlar con el Primer Ministro británico.

A la prensa le pareció fatal. Como siempre. A la seria y a la menos seria. Le pareció fatal y luego pusieron todas las imágenes y las fotos en portada y vendieron miles de periódicos. Como es habitual. Por no hablar de los que directamente la pagaron por todo ello.

La prensa es una cosa asquerosa, a veces: tenemos que entender que le molesta que la gente venda su vida pero ve perfectamente normal vender ellos mismos la vida de los otros. Lo que les jode es que el dinero se escape entre los dedos. ¡Está ganando dinero por contar su vida y la de sus hijos! ¡Está explotando el morbo! ¡Qué escándalo!

Todo ello en portada, insisto. Porque vende, claro.

Esta noche, Jade Goody ha muerto y yo me quedo como estaba, igual que ustedes, pero veo que elmundo.es, que se llenó de comentarios indignados en blogs y artículos por la mercantilización del sufrimiento, pone su muerte en portada, como noticia principal. Lo dicho, porque vende.

Yo nunca he entendido la indignación, honestamente. Ni cuando lo hacía Rocío Jurado. Ni Margarita Seisdedos por así decirlo. Todo ese coro de periodistas del corazón que se ganan miles y miles de euros por programa por hablar de los demás, todo para acabar comentando indignados cuando pierden la exclusiva: "¿Quién se cree que es?" La que tú has querido que sea. Esa misma es.

Pretender que sólo la prensa puede ganar dinero con el morbo ajeno es absurdo. Escandalizarse, además, cuando es el propio vivo (o muerto, en este caso) el que se lleva su parte de la tarta, es además bastante hipócrita, ¿no creen?