miércoles, diciembre 31, 2008

Yo sobreviví a 2008


2007 fue un año tan terrible en tantos aspectos y para tanta gente querida que resulta complicado saber si 2008 ha compensado o no todas aquellas desgracias. Supongo que en parte sí, pero siempre es más difícil apreciar lo positivo que lo negativo, igual que uno sólo se acuerda de sus ojos cuando tiene conjuntivitis.

Con todo, me he lanzado a encontrar algunas razones (y algunos enlaces) que justifiquen la tesis de que 2008 fue un año que valió por dos. Y algo he encontrado, claro.

En 2008, estuve a punto de ser hipnotizado en una sala de otro siglo, acudí al tanatorio de un poeta y participé en su homenaje en la radio con una poesía ridícula. Vi a Pancho Varona cantar "No me importa nada" con Luis Ramiro a la guitarra y me sorprendí ante la capacidad de determinados cantantes de mantenerse en pie en cualquier circunstancia.

En 2008, recibí un paquetito en casa que incluía el primer disco de Vetusta Morla, casi pidiendo perdón, como si no existieran o no quisieran molestar y me enamoré a primera vista. Estuve en Badalona con Pablo Ager y Dani Flaco, cantando a Michi Panero y reviviendo noches que sólo pasan una vez. En 2008, fui convocado a mi primer All Star y mis compañeros eran tan buenos que casi no toco bola. Empecé a trabajar en "Tendencias", reuniendo tanto talento en un restaurante en obras que a veces me asusta pensarlo.

En 2008, un ángel pasó en mi casa un fin de semana. Era valenciano. Luego se fue. Como hacen siempre los ángeles.

En 2008, decidí entrevistar a mis amigos, convencido de que mis amigos eran algo más que eso: amigos y también tenían que decir cosas al mundo. Más que Maike Ludenbach, seguro. Conseguí un trabajo milagro -cortesía de Nàn y Paloma- en la revista WWE e hice uno de los análisis online de las elecciones generales más precisos que se podrán ver en Internet. Después de eso, intenté ponerme guapo, pero no sé si lo conseguí. Hay dudas al respecto.

En 2008, mi libro me llevó a RNE, gracias al excelente escritor y descubridor de escritores Juan Jacinto Muñoz Rengel. No es que mi libro me haya dado muchas más satisfacciones, pero si había que elegir entre mi libro y yo, bueno, pues el reparto está bien. En 2008, hice viajes relámapagos en días consecutivos para ver luchadores volar en Valencia y cauces sin río en Medina del Campo. Estuve con Álida en la presentación del disco de Vetusta Morla y creo que fue uno de esos momentos de "yo estuve ahí" que siempre recordaremos. Recité delante de escritores y no escritores en la Noche de los Libros y pasé una noche maravillosa en casa de Pablo Ager persiguiendo chicas tauro hasta el Honky.

En 2008, cumplí 31 años y Hugh Heffner se murió de envidia cuando vio mi lista de invitados. Estuve en León para ver cómo se salvaba el Estudiantes del descenso y la desaparición, viví cuatro de los mejores días de mi vida en el Festival Dunas de Fuerteventura y conseguí entrevistar a un súcubo y salir parcialmente ileso. Fantaseé con rodar un corto imposible, viajé -otra vez- a Barcelona a ver un concierto atiborrado de paracetamol y vi a España ganar una Eurocopa de fútbol cuando ya lo había dado por imposible, como tantos otros.

En 2008 conocí a una chica desquiciante y desesperante, de las que sólo se conocen dos o tres en la vida y hay que saber aprovecharlas. Una chica que, ella no lo sabe o no lo quiere saber o no lo cree, o lo que sea, pero vale por un año. Ella sola. En 2008 conocí el Toni 2, entrevisté a Ray Loriga para Neo2 y vi a un barco danés con bandera croata pasar la línea de meta, más allá de la resaca, con ese tipo absolutamente fantástico que es Fer Cabezas. Un hombre que no debería preocuparse por listones porque todos le quedan demasiado bajos.

En 2008, me independicé, o me emancipé, o llámenlo como quieran. Cambié la Prospe por Tribunal. Un piso interior, pequeño y frío, algo solitario. No fue fácil. Celebré un par de bienvenidas y acabamos pasando una noche en blanco. Días después me fui a San Sebastián a un festival de cine, y miraba el funicular del Igeldo con una envidia malsana, casi cruel. La nostalgia revolucionaria de Jorge Edwards me sirvió para mi primera colaboración en Cuadernos Hispanoamericanos, Lara puede que me sirva para la segunda. Aún no lo sabemos. Eso es cosa de 2009.

Pero al menos en 2008, conseguí mi primer trabajo como funcionario (interino) de la Escuela Oficial de Idiomas, después de cuatro años estudiando. Despedí a un amigo recordando a muchos otros, viajé a Gavá para ver un festival delicioso al alcance de muy pocos. Un desborde de entusiasmo realmente envidiable. Al menos, y no es poco, paseé con Dani Flaco, Conchita y Lucas por las calles de Madrid, charlando con Lantana, acabando con un bocata de chorizo -"total, hoy ya no vamos a besar a nadie"- en el Lady Pepa.

En 2008, celebré como era debido la llegada de 1993, en mi propia casa. Canté "Antihéroe" en el 13, creé la biografía de un grupo antes de crear el grupo -las prisas, las prisas...-, me subí a Galileo para decirte que me muero de ganas de decirte que me muero de, aunque tú ya lo sabías, y acabé en una terraza de Almería, con trombos en las piernas, derrames cerebrales, conjuntivitis, flebitis y un poco de todo en un puente de lo más extraño.

Hice cosas y las hice yo. Y estoy orgulloso. No sólo por mí. Sino por vosotros. Estáis todos. Buscaos. Los que no están, saben que deberían estar de todas maneras. A todos, gracias. Y feliz 2009.

Un pequeño resumen estadístico de 2008

El resumen global, de sentimientos y verdadera gratitud, se hará más tarde. Lo más cerca posible del final de año para no gafarlo. De momento, quería dejar aquí unos datos y unos cuantos miles de agradecimientos, claro. En 2008, este blog parece que se va a quedar muy cerca de los 100.000 visitantes, de los cuales casi 75.000 se supone que son únicos.

Sé que no son unas cifras para quitarle el hipo a nadie. Este no pretende ser un blog para quitarle el hipo a nadie. Para eso está Quico Alcedo. 100.000 lectores los tenía con diez artículos sobre Operación Triunfo en Elsemanaldigital.com, aunque los tuviera que firmar con seudónimo por un curioso sentido de la vergüenza.

A mí, sin embargo, me parece prodigioso. Nos fiemos o no de lo que statcounter considere "visitantes únicos", la verdad es que rondar los 200 por día me parece una barbaridad. Vean además la evolución con respecto a años pasados:

 
Sin embargo, es cierto que todas estas cifras a menudo se ven magnificadas de manera absurda y completamente aleatoria. Hace poco subí una foto de Miguel Ángel Silvestre y últimamente una de cada tres visitas que recibo es para ver esa foto o leer el artículo relacionado. Bien por El Duque, pero no creo que eso tenga ningún mérito.

Para mí, lo que tiene mérito es que cada día haya unos 35-40 visitantes que repiten. Y ahí sí que statcounter se suele quedar corto, porque muchas veces las IPs van cambiando y registra como visitante nuevo a un visitante antiguo. Si unimos a los de Google Reader, que no computan en la estadística, podemos hablar de unos 50 visitantes fijos cada día. Me sigue pareciendo muchísimo, porque obviamente no van a ser siempre los mismos 50, sino que eso supone una base de unos 100-150 que se van metiendo a lo largo del mes en cuestión con mayor o menor asiduidad o interés.

A todos ellos, gracias. Es para mí un verdadero orgullo porque nada es tan personal como este blog, tan mío. Les dejo con la evolución mes por mes de este año como recuerdo. No creo que 2009 se dé tan bien. No lo espero al menos. Los milagros tienden a suceder, pero no a repetirse. Pasen una feliz noche si no les veo. En cualquier caso, volveré por aquí esta misma tarde con otro resumen de otro tipo.

martes, diciembre 30, 2008

A las 5.35 de la mañana

A las 5,35 de la mañana casi todas las cadenas echan programas con palabras ocultas y teléfonos sobreimpresionados. Todos están presentados por chicas y todas parecen enfadadas, como si no pudieran concebir que la gente no estuviera llamando en ese mismo momento, gastándose su euro o sus dos euros en una línea presumiblemente colapsada y gritan, se desesperan, se llevan las manos a la cara, miran con intenso desprecio a la cámara...

A las 5,35 de la mañana, una de esas chicas consigue llamar mi atención de manera particular. Porque es muy guapa, supongo, aunque ya no lo recuerdo. Recuerdo, sin embargo, que repetía todo el rato" yo tenía que haberme ido a las 5,30 pero queda el último premio" y la chica miraba el reloj y luego a la cámara y venía a decir "sois todos una panda de inútiles" -porque, ya digo, el truco de estos programas es que te sientas tan cohibido, tan poca cosa, con esos pibones ahí insultándote, que al final, por culpabilidad, acabes llamando.

La chica busca una palabra para irse a casa. Eso es lo que la separa de la cama. Una palabra de ocho letras -"y por favor, que no tenga ni siete ni nueve, que ya estoy harta", insiste- y que acabe en "-ente", como "inocente" pero "inocente" ya está. "Paciente", pienso yo, y estoy a punto de llamar pero prefiero quedarme mirando. Pasan los minutos y me acaba aburriendo, así que cambio de cadena.

A las 5,35 de la mañana, en Antena 3 echan unos vídeos tremendamente improbables. Vídeos de música de gasolinera. Grupos y cantantes españoles completamente desconocidos. Unos chicos que cantan algo sobre el "top manta", una canción que dice algo parecido a "me estás quitando el currelo" y que dura muchísimo tiempo o lo que a mí me parece muchísimo tiempo. Luego, una chica, o dos chicas, luego, otro grupo, y finalmente ¡el Mono Burgos! con una compañera tocando el piano. Madre mía, el Mono Burgos en plan balada. Terrible, terrible...

A las 5,35 de la mañana, en La Sexta echan un recopilatorio de "Los mejores momentos de..." que incluye desde Wyoming a Pilar Rubio pasando por Estíbaliz Gabilondo y en TVE echan otro "Los mejores momentos de..." pero en clave informativa. Las mejores noticias del año, los momentos más emocionantes. Encabeza la lista la matanza de Barajas.

A las 5,35 de la mañana, tomo otro paracetamol, porque los tres anteriores casi no me han hecho efecto. Me hierve el cuerpo. Tengo una toalla mojada que voy pasando por la cara, la espalda, las piernas, la tripa... Voy del salón a la cama y en los dos lados tengo escalofríos. This is what you get when you mess with us, parece que me dijeron el día anterior, cuando aún pensaba que esto podría ser una resaca sin más. Y exactamente esto es lo que pasa, al menos hasta las 6 y algo, que por fin caigo rendido, un breve respiro de la fiebre -no tengo termómetro, no sabría calcular, todo apunta a que bastante por encima de los 39 grados-, así hasta cinco horas más tarde, que vuelve la televisión, el sofá, los escalofríos, el paracetamol...

domingo, diciembre 28, 2008

La epidemia de la gripe

Después de leer esta noticia, ningún hipocondríaco que se precie podría resistirse a la fiebre, los escalofríos, la garganta hinchada y la tos constante. Así que decidí no resistirme. Pasen buen día, tiene pinta de que yo no lo haré.

Álvaro Vázquez y Alba Lanza repiten mojito

Al salir del metro unos punkis skinheads cantan canciones de Raffaella Carrá y un par de chinas se lanzan sobre nosotros -todos nosotros- con sus latas en la mano, hasta el punto de que un chaval suelta "cerveza es feliz navidad en chino" y yo me parto de risa con las llaves en mano camino de mi casa, acabando la noche mientras los demás la empiezan. Aprovechando mis vacaciones mentales y físicas.

Vacaciones que consisten en pasar tiempo solo. Siempre es bueno pasar tiempo solo. Ayuda a conocerse y a observar y a inspirarse y a apreciar más la compañía ajena cuando llega. Voy solo a ver "Appaloosa" (¿se escribe así?) y me encanta. De verdad. El western es un género muy agradecido: hombres con su propia moral sureña, una ética a prueba de balas y nunca mejor dicho, una ley que siempre es la propia ley. Los buenos frente a los malos, sólo que a estas alturas ya sabemos que los buenos no son tan buenos, quiero decir, los buenos del western ya no son James Stewart o Gary Cooper o John Wayne. Ahora son Clint Eastwood o Ed Harris o Viggo Mortensen. Pistoleros de leyenda con cierta voluntad ególatra de imponer justicia.

Las dos horas de la película pasan deprisa. El argumento es un poco absurdo, poco pensado diría, muy mejorable. Pero los actores están sensacionales y los diálogos, bordados. Minimalismo. No hubo bolas de alambre de espino pero sí hubo incluso apaches. Incluso conseguí reconocer a una guapísima Ariadna Gil de secundaria, que no sabía ni que aparecía.

Salgo de Tirso y tiro hacia La Latina y de ahí por la calle Toledo hasta Calatrava (literatura GPS), donde tocan Álvaro Vázquez y Alba Lanza en la Asociación Cultural Yemayá. Para empezar, Álvaro aparece mojito en mano. Es una buena señal. Es el segundo. Es decir, repite mojito. Luego, el concierto está bien, con estilos distintos. Alba tira de una voz preciosa y contundente y cierto entusiasmo, con canciones que a Vázquez le parecen de Janis Joplin y a mí me recuerdan a 4 Non Blondes o incluso a Georgina.

En inglés, francés, español y portugués. Bonitas e intensas. Con la guitarra algo desafinada, eso sí. Cosas que hay que cuidar para la próxima vez.

Luego, Vázquez tiene otro rollo. Te partes de risa con él, la verdad, con ese aire de bohemio enloquecido y despistado, que intenta explicarlo todo -probó incluso con la paradoja de Zenón, aquella por la cual la flecha nunca llega a la diana y Aquiles nunca alcanza a la tortuga- y que pide palmas mientras cuenta sus desengaños amorosos. Tiene momentos Antonio Vega, momentos Luis Ramiro y un momento descaradamente Lichis, que para mí fue lo mejor.

Luego, se me acerca y me dice que haga una buena crítica en mi blog, pero yo le digo que estoy cansado de hacer críticas y mucho más críticas de amigos, pero que me alegro mucho de haberle visto porque me gusta poder ver a mis amigos hacer cosas y no sólo emborracharnos y hablar de chicas. Crear música y no sólo ser músicos, que diría Marsé.

Y es verdad.

sábado, diciembre 27, 2008

My Blueberry Nights



Nada en contra de las películas amables y romanticonas, con diálogos rápidos e ingeniosos, situaciones de complicidad inesperada, besos furtivos, enamoramientos recibidos con aplausos y confusiones que se arreglan con una sonrisa de Jude Law.

Eso sí, ruego que no se caiga en demasiados tópicos. La película en tres actos de Wong Kar Wai, "My blueberry nights" da varias de cal y varias de arena. En realidad, parece una obra de teatro. Me hace pensar, incluso, que podría estar basada en una obra de teatro. Basta con imaginar que Norah Jones en vez de fugarse a conocer mundo se queda en el viejo bar-restaurante de Jude y le cuenta todas esas historias no como parte de su presente sino del pasado.

Las actuaciones son convincentes, especialmente la de Jones. Law sale muy guapo pero haciendo demasiado de sí mismo.

El ritmo deja que desear, en ocasiones. De las tres historias, la de Rachel Weisz es francamente mejorable. Está llena de tópicos: borrachos que necesitan conversación y apoyan sus cabezas contra la barra, mujeres malditas que acaban con todo lo que tocan y que aparecen siempre en medio de un silencio y a ser posible en cámara lenta... La de Natalie Portman es la mejor, pero tiene el problema de que es justo en la que Norah Jones acaba más eclipsada, y eso es malo cuando se es la protagonista.

El final es previsible pero bonito. Ya digo: nada en contra. Se puede ver fácilmente si uno no anda muy exigente. Diré más: a la Chica Portada le gustó mucho. A mí me gustó menos pero es que cada uno es romántico para las cosas que es romántico. Ya ven. No todos servimos para lo mismo.

Litvinenko en el Al Lab´oratorio


En mi lucha titánica por desvelar a la comunidad internacional los sitios donde tomarse una copa puede derivar en caída de pelo, delgadez suma e ingreso en hospitales londinenses con resultado de muerte, quiero denunciar públicamente el copazo que nos sirvieron ayer -¡a 8 euros, señora!- en un sitio llamado "Al Lab´oratorio" en la calle Colón, 11, de Madrid, barrio de Malasaña.

Eso sí, la música fue excelente :-)

viernes, diciembre 26, 2008

Sí, sí, sí, "La crisis" ya está aquí

Siempre es un momento emocionante: cuando imprimes todos los relatos de una colección, los envías a reprografía y vuelven encuadernados y numerados, con el título y tu nombre en la portada. Colecciono manuscritos desde hace años, con mayor o menor suerte. Este tendrá suerte, seguro. Tiene el mejor nombre posible para este año: "La Crisis".

El libro está compuesto por cuatro relatos. Dos largos y dos medianos. Ninguno habla de adolescentes o post-adolescentes que se enamoran, ninguno es autobiográfico, ninguno tiene lugar en Madrid. Eso es una novedad, pero la novedad, por sí misma, ni es buena ni es mala. Algunas cosas se habrán quedado por el camino.

Ahora, y a falta de las enésimas correcciones, queda la duda de qué hacer con el manuscrito. El cuerpo me pide autoeditarlo: encontrar una buena editorial que haga un buen trabajo a buen precio, hacer una tirada aceptable y moverlo yo entre mis amigos, conocidos, librerías, etc. Además, sería una excelente promoción, creo, porque el libro va a ser excelente, lo digo de antemano.

Quiero pensar que si consigo que la gente lea el libro de verdad, como libro y no como Word, van a decir "Quiero publicar a este tipo". No sé si el mismo libro ya autoeditado u otro de relatos o la novela que estoy planeando días y noches y que sigue ahí agazapada y embarullada, como toda primera novela.

Por otro lado, el siempre sensato y experto Recaredo Veredas me recomienda que no lo haga, que las editoriales no re-editan libros ya editados. Tiene sentido. El miedo que tengo es que ni siquiera lean manuscritos. Miedo a que "La Crisis" pase de escritorio en escritorio, de editorial en editorial sin que encuentre lectores ni valoraciones. ¿Quién publica un libro de solo cuatro relatos de un escritor desconocido?

Tengo miedo a que al final no haya libro, honestamente.

Supongo que al final optaré por un término medio. Primero, consultar a amigos y expertos. Segundo, valorar el interés de determinadas editoriales concretas. Si todo eso no va bien, buscar la mía propia y salir con ello en primavera.

Escribir es siempre una fiesta y a ver si nos vamos a quedar sin celebrarla. ¿Ustedes qué opinan?

La ola (Die Welle)


La idea más fuerte de "La ola" es la que aparece en las declaraciones del director, Dennis Gansel, en la revista que reparten al entrar en los cines Princesa: "Yo soy de izquierdas pero me pregunto si no me hubiera fascinado el nacionalsocialismo".

Esa es la gran pregunta: ¿Qué es el fascismo? ¿Qué fue el nazismo? ¿Qué es, en definitiva, la autocracia? En mi opinión, y tal y como lo desarrolla Gansel, es sencillo: la autocracia es un sentimiento de pertenencia, de grupo, que acaba imponiendo su poder frente a los demás para servirse simplemente a sí mismos. Es acción directa. Es dictadura de un grupo o una persona con miras sólo a sus objetivos. Es fanatismo. Es violencia. Es odio.

Y además, es estética, es decir: himnos, banderas, logotipos, uniformes, saludos...

De acuerdo, todo eso lo tenía el nazismo, pero la película hace mal en quedarse ahí, sólo en esa comparación cuando el gran problema lo tenía al alcance de la punta de los dedos: ¿es posible una involución totalitaria en el mundo civilizado?

Porque no se puede reducir todo al nazismo. De hecho, el profesor de "La ola" no lo hace. De acuerdo, en su clase hay culto a la personalidad, pero sobre todo hay hermandad, sentimiento de grupo, diferenciación con respecto a los demás... todo eso es el totalitarismo y es el populismo y es lo que va de Marx a Hitler pasando por Mussolini, Stalin, Primo de Rivera... pero sin olvidar las dictaduras modernas, las que no se basaban en el terror -Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay...- sino que se basaban en la justicia y la hermandad y la apelación al bien común: Mao, Stalin, Castro, Corea...

El asunto es hasta dónde se puede llegar en la defensa de lo propio y hasta qué punto el fanatismo es permisible y ahí uno se encuentra con que la cuestión no es de izquierdas o derechas. Que los argumentos del profesor para enardecer a su clase: los ricos son más ricos, los pobres siguen siendo pobres, hay demasiado desempleo, tenemos que acabar con los traidores... no es algo que defendería sólo un neonazi sino que también es algo que defendería un radical antisistema. Palabra por palabra. Y si fuera un antisistema nacionalista se acercaría mucho a lo que el propio Hitler decía.

¿Es posible esa involución en ese sentido? No me refiero a que vuelva un Hitler con las SS y la Gestapo y mezcle el terror con el cariño al estilo 1984 -el estilo soviético, por otro lado-, sino a la posibilidad de que un líder carismático elija a un grupo de descontentos, los aúpe a casta noble, se haga con el gobierno y se dedique a eliminar a sus adversarios y a disfrutar del poder a su antojo.

Miren, para mí, el totalitarismo, sea fascista, estalinista, maoísta o lo que quieran, consiste en la anulación de la política. El totalitarismo, por esencia, no es de derechas ni de izquierdas, precisamente porque eso son términos políticos, de discusión racional y el totalitarismo, la autocracia, no entiende de eso. Entiende del beneficio propio: sea el personal, sea el racial, sea el religioso, sea el nacional... y esa es su única posición.

"La ola" se acerca a verlo pero al final renuncia a llegar a tal conclusión y enfoca todo a una estética Juventudes Hitlerianas y a una promoción basada solamente en la comparación con Hitler. Una pena, porque la película te hace pensar y merece la pena verla.

jueves, diciembre 25, 2008

Gomorra


Entiendo que el fenómeno "Gomorra" tiene que ver con el contexto. Hay que ser italiano, napolitano, conocer nombres y situaciones para entenderlo. Desde fuera se hace muy difícil. Generalmente, las películas adaptan los libros precisamente para hacerlos más "accesibles" ante el gran público: escogen la información más relevante, la más representativa y la muestran en la pantalla.

Sin embargo, aquí ocurre todo lo contrario. Sin haber leído el libro de Roberto Saviano es imposible enterarse de lo que está sucediendo. La película es mala. Así, como suena. Narrativamente, no tiene ninguna tensión ni ritmo y es previsible: todo el mundo muere y cuando menos se lo espera. Cada situación, cada "trampa", cada "emboscada" parece anunciarse desde el principio con una determinada expresión en la cara del actor o una música premonitoria.

Desde el principio hasta el final parece que todas las decisiones estuvieran mal tomadas y siempre se cayera en lo obvio.

Y es que, al menos desde fuera, el argumento es demasiado obvio: la mafia en Nápoles y su afán por controlar determinados barrios y determinados negocios: la industria textil, el tráfico de drogas y el manejo de residuos radioactivos. Honestamente, y sin un marco más amplio, resulta difícil entender por qué estas áreas son tan importantes para ellos y porque la gente mata y muere de manera tan sencilla.

En la película han optado por el minimalismo, por no explicar nada, y lo que queda es eso: una peli de "chicos de la calle" estilo "Ciudad de Dios" pero sin los personajes brutales de "Ciudad de Dios" y un montón de vendettas y trapicheos camorristas que más o menos hemos visto en unas 30 películas anteriormente.

Yo quiero creer que el escándalo del libro es que sea más un reportaje que una novela: que dé datos, nombres, localizaciones... que denuncie. Esta película no denuncia nada porque nadie sabe de qué está hablando y porque lo que cuenta lo cuenta muy mal. Su éxito de crítica y público me resulta más bien incomprensible. Diría que es una de mis manías pero la Chica Portada salió igual de decepcionada que yo del cine.

Y si no nos podemos fiar de la Chica Portada no nos podemos fiar de nadie.

miércoles, diciembre 24, 2008

Una crítica a Vetusta Morla


Ser crítico es complicado: tu profesión consiste en tener opiniones sobre cosas que muchas veces no están claras. No sólo tener opiniones como se tiene un culo, que diría Fernando Savater, sino defenderlas, sostenerlas, dar razones.

A menudo, esas razones se enfrentan con el corazón, ¿cómo demonios hacer una crítica negativa de alguien a quien aprecias? ¿Tiene sentido hacerlo? ¿No sería mejor dejarlo a los enemigos?

Ahora bien, todo es mucho más sencillo cuando tu trabajo es ser crítico destructivo y gracioso. En ese caso, todo está permitido, así que adelante a toda vela. Nunca se sabe qué hay de verdadero y de falso en ello. Algo parecido a Risto Mejide: imposible saber si lo que dice lo piensa o si lo dice para aparecer en un zapping.

Quico Alsedo, en su blog de elmundo.es tiene por obligación -parece- meterse con todo lo que aparece en el mercado musical, con ese estilo "Aquí hay tomate" de destruirlo todo porque sí. Nos convertimos con mucha facilidad en lo que odiamos. Su último post está dedicado a Vetusta Morla, y divide algunos elogios con algunas críticas un poco absurdas, entre ellas las siguientes:

- El muchacho (Pucho), un cruce entre Iván Ferreiro y un Thom Yorke con sobredosis de vibrato, canta con una autocompasión que conduce del narcisismo a la repelencia.- Mmm... la relación entre la autocompasión y el narcisismo es interesante y cierta, pero no veo en Pucho demasiado de Thom Yorke. Sí en la música, pero ¿en la forma de cantar? No. ¿Se parece a Iván Ferreiro? Puede. A mí me recuerda más a Liam Gallagher, pero soy muy mal fisonomista. En la voz se me parece al cantante de Maga, pero si en algo estamos de acuerdo todos es que si Pucho llama la atención es precisamente porque es diferente. ¿Ser diferente es no parecerse absolutamente a nadie? Bueno, es una manera de verlo. A mí con que se parezca a poca gente me sirve.


- Y las letras, entre el victimismo y la autoayuda, rozan lo adolescente.- El pop es adolescente. No veo nada malo en ello. La mayoría de sus canciones están escritas en una época post-adolescente que es casi decir lo mismo. Tampoco veo nada malo en ello. ¿Victimismo? Volvemos a lo de la autocompasión. A mí es que Vetusta Morla no me resulta autocompasivo, ni siquiera en "Autocrítica" y no desde luego en "Valiente" ni en "Saharabbey Road" ni en "La Cuadratura del Círculo" y quizás un poco en "Sálvese quien pueda" por el rollo de "ellos contra nosotros" o si se prefiere, textualmente, "hay tanto idiota ahí fuera". Pero yo no salgo de un concierto de Vetusta pensando "el mundo es una mierda, qué mal lo paso", sino todo lo contrario, con un subidón tremendo. ¿Será eso autoayuda? No sé, demasiados conceptos vacíos para una sola crónica.

- Y en todas sus canciones llueve.- Obviamente, esto pretende ser una exageración y sería absurdo contar el número de canciones en las que NO llueve. Si lo que quiere decir es que son melosos y previsibles, yo diría que no. Y además no recuerdo demasiadas lluvias en el disco. Quizás en "Copenhague", pero así de pronto no se me viene ninguna más a la cabeza.

- Y demasiadas destilan, en su voz, un mesianismo estomagante (se me ocurre una maldad: un Bunbury 'indie').- Bueno, o eres victimista o eres mesiánico. Yo creo que ahí sí hay una contradicción. O eres Thom Yorke o eres Bunbury. A ver si ahora Pucho se va a llevar las patadas que Quico le quiere dar en el culo a Bunbury. O eres meloso, adolescente, lluvioso y autocompasivo o eres Búnbury. Es que lo siento pero a mí  me parecen conceptos demasiado opuestos.

- Y sablean a los Radiohead más peluqueros sin compasión (los de hace más de 10 años: 'The bends' y 'OK computer').- Ahí estamos de acuerdo. Aunque no sé lo que quiere decir "peluquero", y además me mola ese Radiohead revisited que hacen de vez en cuando. Claramente, tendrán que modularlo en el resto de su carrera. Probablemente, lo hagan.

- Y sus pequeñas transgresiones musicales son en realidad truquillos de catálogo de Zara, válidos en la liga comercial, no en la real. ¡Ah, la metafísica! Me encanta la distinción entre comercial y real, me recuerda a mis años estudiando a Hegel. De esta frase no entiendo nada. No sé de qué transgresiones musicales habla y no sé cómo se puede calificar de "transgresión musical" a algo que se compara con Zara, es decir, algo que sigue el canon. No sé, ya digo, no entiendo nada. Una de esas frases que suenan bien y punto.

- Y apestan a ombliguismo medio-burgués, qué cojones, y todo tan diseñadito a lo Coldplay. ¡Bueno, vale, que era eso! Si ya lo dice al principio del post, que es que son pijos. Y seguro que votan al PP. Todos. Panda de burgueses, no sé cómo les aguantamos... Aquí el único grupo que merece la pena es SKA-P, los demás son unas nenazas. Pues si era solo eso: que son unos pijos nenazas que hacen música pop, podría ahorrarse todo lo demás y yo me hubiera ahorrado las réplicas.

Y, sí, los medios con los que han contado, los mismos que Coldplay. Los mismitos, vamos. Bravo.


Suzanne- Leonard Cohen



Trenes y aviones que llevan a un río. Esperas junto a chicas desquiciantes y desesperantes. Quizás, muy posiblemente, suzanne.

...and you know that she's half crazy, but that's why you want to be there

Un nombre y mil razones por las que uno se queda aun cuando piensa que no tiene nada que dar, aun cuando piensa que todo está roto, aun cuando piensa que puede controlar, claro, hasta que suzanne llega y te envuelve y deja que el río conteste que siempre has sido su amante, y entonces quieres viajar con ella y quieres viajar a ciegas, dejarte llevar donde sea. Ir al río, por ejemplo. Escapar a Roma, dejar atrás Ondarreta , ¿quién sabe? Porque cualquier sitio es bueno con suzanne.

... and you know that she will trust you, for you've touched her perfect body with your mind.

suzanne tenía nombre y apellidos en 1994, luego se perdió unos años, luego apareció de nuevo. y se volvió a ir y volvió a aparecer. Ella es así.; o yo; o nosotros.

... and when he knew for certain, only drowning men could see him, he said "all men will be sailors then until the sea shall free them"

Quizás el problema seamos nosotros, todos nosotros, y nuestro gusto por lo desquiciante, por lo que te arrastra. Unir las manos y cerrar los ojos: todos queremos cerrar los ojos -Every time you close your eyes-. No hay nada más bonito que cerrar los ojos. De adolescente, yo besaba con los ojos abiertos. Besaba a Suzanne. Luego me di cuenta de que eso era un desperdicio insolente. Con los ojos abiertos no se ve nada. No se siente nada.

Uno busca milagros. Aprende a encontrarlos. Si mantiene la suficiente fe, los acaba encontrando siempre, incluso en los lugares más insospechados. La habitación de un hotel, el barrio de Gràcia, un funicular que sube entre los árboles... Los milagros no entienden de espacio, entienden de tiempo, y tarde o temprano vuelve Suzanne con sus milagros a cuestas, con su improbabilidad, con su atractivo extraño e incomprensible.

... and she shows you where to look among the garbage and the flowers

Sostiene el mundo como una madre omnipresente. Es la guardiana entre el centeno, y los niños podemos seguir jugando sabiendo que al final ella vendrá, nos cogerá de la mano, nos llevará al río y ahí nos enseñará lo que nunca pensamos que nos interesaría aprender. La besaremos con los ojos cerrados e intentaremos olvidarla pronto. Sin conseguirlo.

Suzanne es, por definición, un imán.

... there are heroes in the seaweed, there are children in the morning, they are leaning out for love, they will lean that way forever while Suzanne holds the mirror

martes, diciembre 23, 2008

¿Qué demonios pasa con el Estudiantes?


Decimoquintos en la tabla, empatados con los penúltimos, y por segundo año con la amenaza del descenso muy viva. No sólo eso: un juego deslabazado, irregular, frustrante... El Estudiantes parece llevar a la cancha una crisis interna brutal que se sigue prolongando durante años y que ha desembocado en una ampliación de capital que, a lo que se ve, nadie quiere sufragar.

En lo empresarial, el club es un desastre porque es un club que nunca se ha preocupado de las finanzas sino que las ha dejado en manos de otros: Caja Postal, Argentaria, Adecco, Bermúdez... De repente, en 2004, todo el mundo quiso saber qué pasaba con esas finanzas y quiso arreglar el problema por su cuenta. Se consiguió por acuerdo mayoritiario que Adecco -su dinero, su patrocinio y sus contactos- dejaran el club "en manos de los socios" y los socios, como suele pasar después de una revolución, se borraron. Ahí nadie quiso poner un duro hasta que llegó Bermúdez.

Bermúdez puso su dinero a cambio del control total de las decisiones deportivas, que fueron un desastre absoluto. Pero Bermúdez también se fue por dictador y llegó Tejedor, y resultó que Tejedor también tenía dinero y que sus decisiones no eran tan horrorosas, al menos en lo deportivo, pero se volvió a lo de "ladrón, traidor, poltronero...", a las amenazas personales, a los cánticos en los partidos... y Tejedor, con su equipo, sus contactos, su dinero, bla, bla, bla... se fue echando leches.

Ahora está de presidente García, que ya lo estuvo un par de meses en la movida de 2005. Es el cuarto, si no me equivoco, en otros tantos años. No hay dinero, ni previsiones. Se pide a los socios que compren acciones, pero, ay, los socios no están para gastos, amigos, es época de crisis. Hay que ahorrar.

Así que el Estu se desangra entre la necesidad de una cierta "autoridad" económica que se haga cargo del club y la rebelión tradicional que impide que este club sea gobernable. El rechazo a cualquier tipo de autoridad convertido casi en una caricatura.

Obviamente, eso tiene que repercutir en lo deportivo, pero reconozco que me extraña que haya sido de modo tan salvaje. Al menos este año, que no hay dinero, vale, pero se suponía que tras echar al malvado Tejedor había tranquilidad. Pues no. El equipo en verano tenía buena pinta, pero resulta que en diciembre va antepenúltimo y no sólo eso: hay dos jugadores que estaban y ya no están: Cummings y Clark, y dos jugadores que no estaban y que están: Brewer y Popovic.

Si este fin de semana debuta Corey Brewer, el Estudiantes habrá jugado en los últimos dos años y medio con un total de siete bases: Sergio Rodríguez, Gonzalo Martínez, Sergio Sánchez, Jayson Granger, Walker Russell Jr., Richard Nguema y el citado Brewer. Espeluznante, aunque sólo entre el año pasado y este ya han jugado 9 pivots: Larry Lewis, Florent Pietrus, Caio Torres, Dani Clark, Iker Iturbe, Tom Wideman, Martin Rancik, Petar Popovic y Oriol Junyent. Es más, creo que de los 16 jugadores citados, menos Clark, todos lo han hecho en algún momento de titular.

Los caos de ambos mundos se juntan en el caso del fichaje de Brewer. Primero, habría que plantearse qué hizo al director deportivo, Asensio, fijarse en Cummings, un jugador semi-retirado ya en el Maccabi con un sueldo más que generoso. Después, aun reconocido el fracaso, habría que reconsiderar si realmente tiene sentido pedirle a los socios que pongan dinero porque no hay mientras se despide a jugadores. Cummings es un desastre, de acuerdo, pero ¿Brewer? Hablamos de un hombre de 33 años, pésimo director de juego, que acaba de ser echado de un equipo letón por falta de rendimiento.

Las perspectivas son ilusionantes.

En fin, lo dicho: cuatro presidentes, siete bases, once pivots y cinco entrenadores después -contando las interinidades-, el Estudiantes está donde está y no parece que haya salida al túnel. Puede que encuentre dos rivales más flojos y se salve, aunque la derrota en casa ante el Bruesa de San Sebastián no apunta a ello. El equipo siempre tendrá entrega y rabia. La afición, también. Pero apuntarse al "Que no bajamos" cinco meses antes de acabar la temporada resulta descorazonador.

Jardines de Kensington, de Rodrigo Fresán




Me molesta el peterpanismo. No sé explicarlo bien: por un lado lo entiendo e incluso supongo que participo de ello: no querer crecer. Sólo que yo soy un Peter Pan adolescente, como la gran mayoría de los de mi generación: nos quedamos en los 15, 16, 17 años... fútbol y chicas y mamá haciendo la comida.

En eso coincidimos con el Peter Pan original, que, como niño que no quería/podía crecer, tenía un miedo abismal al mundo de los adultos, de las responsabilidades, de la corrección victoriana, pero, al menos en mi caso hay algo que me echa atrás: no me gustan los niños, tengo un sentido del humor para sus monerías muy limitado, el personaje me parece ñoño y ni creo en estrellas ni en hadas ni en nada semejante.

"Kensington Gardens", de Rodrigo Fresán, es una mezcla de dos novelas. Por un lado, es una biografía más o menos ficcionada de J.M. Barrie, el creador del monstruo. Todo en esos capítulos es sublime. Fresán consigue contar la historia del dramaturgo escocés con tal entusiasmo que es imposible dejar de ponerse en su piel y ver toda una unión de pensamientos, sensibilidades, el reflejo de una época, de la rebelión en parte contra esa época -finales del XIX, principios del XX-.

La historia de Barrie es tremendamente interesante y no tiene desperdicio. Desde sus tiempos como periodista en Escocia a sus primeras noches bohemias en Londres: artículos, cuentos, novelas, obras de teatro... su crecimiento como escritor y como figura cultural en el Londres de Chesterton, de Bernard Shaw... hasta llegar al fatídico encuentro con los hermanos Llewelyn Davies en el parque de Kensington Gardens, fronterizo con Hyde Park, imposible de distinguir para el extranjero, lugar donde yo mismo me sentaba apoyado en un tronco y escribía mi diario para T. en verano de 1996, sin saber por supuesto que...

Los Llewelyn Davies y su agonía. El hecho de que sí, la gente crece, y sí, la gravedad existe, y el reguero de infortunios que acompañan a Barrie hasta su muerte, de modo que pareciera que todo lo que el famosísimo creador de fantasías tocara en la realidad se convirtiera en dolor y sufrimiento. Un hermoso contraste. Una hermosa narración.

Sin embargo, esa narración sirve como pretexto para llevar al lector hacia una especie de alter-ego de Barrie: un escritor de novelas infantiles, de gran éxito, con un personaje que recuerda más a Harry Potter que a Peter Pan, pero que vive en un mismo mundo de fantasías y miedos e incomprensión. Del Londres victoriano de 1900 pasamos al Londres de los Kinks de 1965, en pleno previo de la psicodelia y auge total del pop.

Por supuesto, a Fresán le encanta el pop. La cultura popular. "Mantra" está llena de referencias a iconos de los 60, 70, 80... Es un hombre retro. Aquí hace lo propio, pero no sé hasta qué punto está justificado. Podría no haberlo hecho y no habría pasado nada. La historia del creador de Jim Yang y su cronocicleta es poco interesante. Menos interesante, al menos, que la de Barrie. La diferencia se hace demasiado palpable.

Esa historia paralela de Peter Hook y Keiko Kai, un niño condenado a no crecer jamás, rompe el ritmo demasiadas veces en su empeño por intercalarse en la novela. La historia de los padres de Hook es aún menos interesante y demasiado repetitiva.

¿Merece la pena leer el libro? Miren, no creo que vivamos tiempos de mediocridad, eso sería injusto. Pero es cierto que vivimos tiempos en los que la mediocridad acecha. Por todas partes. Leer a Fresán, en ese contexto, es una bendición. Un escritor mayúsculo. Cualquier lector disfrutará de "Kensington Gardens" si es capaz de llevar bien las intercalaciones. Si no, se limitará a apreciar una obra maestra de estilo. Si además, todo el rollo del Neverland sesentero le interesa, será su libro de cabecera durante años.

Juzguen ustedes.

domingo, diciembre 21, 2008

De Barcelona a Barceló


Busco un sitio para desayunar a las 12 de la mañana, pero no es fácil. En Barcelona, no hay una cultura del desayuno. Eso me parece. Bajo Gran de Gràcia, pero son todo restaurantes demasiado serios o cafeterías petadas, con pocas mesas y barras llenas de gente. Encuentro un asiento y un descafeinado -recordatorio: aquí se dice "café con leche descafeinado", no aceptan la metonimia y sigo el camino hacia el Paseo de Gracia. Cuesta abajo. Me pongo música: los Ting-Tings, por ejemplo, Nacho Vegas, versiones de U2 y de Radiohead...

El Paseo de Gracia está lleno de obras, como siempre. Hay pocos turistas. Recuerdo el verano pero esto no es verano. Tampoco hace frío, pero falta entusiasmo. En la Plaza de Catalunya los niños persiguen a las palomas con mazos de plástico y hay que esquivar sus vuelos. Cojo la Rambla por el camino de en medio, luego giro a la derecha y  me meto en el Sports Café, pero no hay Olimpiadas. Sigo bajando, Paseo de Colón y puente hacia el Maremágnum. Comida -medio pollo sin patatas- en una terraza cara y que me quema un moflete. Sólo uno. Los yates, ahí, esperando.

Son sólo las dos y media y tengo el tren a las cuatro y media. Quedan dos horas. Decido andar para bajar calorías -ya he bebido un litro y pico de agua, soy un niño bueno- y todo lo que era cuesta abajo, ahora es cuesta arriba. La Rambla por el costado derecho, el de las camisetas falsas del Barça y el de las chicas que te invitan a entrar en sus restaurantes. El Paseo de Gracia con sus Desigual y sus Oysho y sus Custo y sus escasa colas en La Pedrera. Gran de Gràcia a la sombra, de manera que tengo que abrocharme el abrigo y subir el cuello mientras empiezo a sudar.

En el hotel, leo y miro Internet. Hago tiempo.

Demasiado tiempo, de hecho. El taxi llega muy tarde y tiene que hacer milagros para que no pierda el tren -de alguna manera, no me hubiera importado- y embarco justo cinco minutos antes. El vagón de Preferente estaba de oferta pero aun así está casi vacío. No hay tiempo para nada. Acabo el libro de Fresán, corrijo dos de mis relatos, hojeo "El País" y "El Mundo", tomo más agua y un zumo de naranja. La ventaja del AVE no es sólo su comodidad sino su tiempo. Sí. Es bonito llegar a Barcelona o a Madrid en poco tiempo. Más que bonito, es útil. Pero demasiado poco tiempo resulta abrumador. Los viajes hay que disfrutarlos y 50 minutos de vuelo no dan para tanto.

Dos horas y media es el tiempo ideal. La velocidad con la que atraviesas la niebla, la ausencia de sorpresas, la comodidad del asiento individual. Un poco de todo. Ni siquiera saco el ordenador: el empate del Rácing lo sigo por la radio.

Y no sólo eso, sino llegar a Atocha. De Atocha a Tribunal hay diez minutos. Barceló, de nuevo. Cruzo corriendo la plaza y subo los escalones de dos a dos para dejar todas las cosas en su justo lugar y poder ver el partido a gusto, que es exactamente lo que hago.

Como era de esperar, gana el Barça.

Cosas que hacer en Barcelona cuando estás muerto


Dani y yo nos miramos con cara de treintañeros rayados en fin de semana decadente. Estamos en L´Astrolabi, después del concierto de Miguel Ángel Bueno. Desanimados. Cansados. Muertos, de hecho. Miguel Ángel viene y nos habla de sus proyectos y de los puntos de contacto con los nuestros. Charlamos un buen rato y es el mejor rato de la noche.

Todo lo demás podría haber ido mejor, pero ¿por qué pensar en todo lo demás?

Tengo en el bolsillo tres CDs que podría haber comprado en Madrid durante meses: "Fuerzas de flaqueza", "Castigado en el cielo" y "Orgasmos modernos". Soy de los que tiene que irse lejos para apreciar las cosas. Un hombre de distancias.

Mini es totalmente adorable y ofrece el bar para la presentación de mi libro en primavera. Habrá libro mío en primavera, se lo he dicho a ustedes, ¿no? Pues lo habrá. Por lo civil o por lo criminal, como suelen ser estas cosas.

En el camino de ida me he perdido. Ha sido lamentable. Todo me recordaba a un verano olímpico pero no sabía ubicarme. ¿Tanto tiempo ha pasado? Callejeo por la calle Mozart y la calle Jesús y de repente todo cambia de nombre y la gente no sabe decirme. La vuelta es más fácil: hacia arriba y a la izquierda, esquivando grupos de borrachos en posibles cenas de empresa muy retrasadas.

He convertido mis noches en eso: en una finta a trabajadores ebrios.

Paso por un McDonald´s y compro unos McNuggets de pollo. Es una hora impropia y tengo hambre. No he cenado, como buen anoréxico. El recepcionista del hotel es el mismo que el año pasado. El año pasado. El año pasado. Mañana me voy y no sé si me apetece. Pienso en el paseo de la mañana y eso me consuela de todo. Pasear por Barcelona es una delicia. Lo mejor que se puede hacer, probablemente.

Lo mejor.

sábado, diciembre 20, 2008

Merodeando ando por la ciudad


B. y yo deambulamos por Barcelona como nunca lo hicimos en Madrid. De una manera insospechada, quizás porque los dos somos mucho más insospechables ahora que antes, fuera cuando fuera, antes. Quedamos en Paseo de Gracia con Diagonal, un clásico, y bajamos hasta medio camino y entonces giramos a la izquierda y luego por Pau Clarís hacia abajo, justo hasta llegar al Borne y en el Borne nos da por ver el mar, pero nos perdemos, y seguimos callejeando, sin ninguna prisa, sin ninguna urgencia, quitándonos y poniéndonos los abrigos.

Es un día formidable y mediterráneo.

El Borne nos lía. Somos incapaces de salir donde debiéramos, así que aplazamos el deber y seguimos, sin parar de hablar, botella de agua en mano como siempre, hacia el Arc de Triomf pero ya a la altura de Ciutadella y damos un rodeo al parque y ya por fin a lo lejos se ven las dos torres del Puerto Olímpico, así que nos dirigimos un poco a tientas y pasamos por el Zoo y acabamos en la Barceloneta, casi pisando la arena, eligiendo un sitio donde tomar más agua o una Coca-Cola y elegimos el IceBarcelona, pero sin hielo, sólo terraza a pie de arena, con suecas en bikini.

Los dos tenemos los ojos rojos. No se confundan. Es la ausencia de sueño. Ella estuvo ayer de cena de máster y yo me fui al concierto de Dani Flaco en Esplugues y luego con el propio Dani y Sandra al Oncle Jack y al Salamandra. Fue una sucesión de anécdotas y risas como sólo la dan los encuentros trimestrales.

Éramos tan felices.

Ojos rojos, en definitiva, y Puerto Olímpico y mi gusto burgués que me hace subirme a un Centro Comercial desde donde se ven los yates -B. quiere yates, yo quiero modelos con las que montar las fiestas- y me meto en un Gino´s, o más bien me quedo en la terraza de un Gino´s viendo el Mediterráneo y comiendo un escalope -sin patatas, no se asusten- y pienso que es complicado ser más feliz: vacaciones, tiempo, sol, mar. Y dan ganas de no volverse nunca, pero es lo que digo siempre, si no volviera a Madrid luego no podría volver a Barcelona.

Y yo Barcelona la quiero como amante, como turista. No quiero compartir sus problemas, sólo sus vistas al mar.

Así que termino el café y me doy otro paseo hasta la parada de un autobús que me deja en la Diagonal, la eterna Diagonal, y subo Vía Augusta, sonriente porque sé que en breve volveré a bajar esa calle, o, más bien, volveré a bajar Gran de Gràcia y luego la Travessera y acabaré en L´Astrolabi una vez más, para ver a Miguel Ángel Bueno, y sé que Dani Flaco estará por ahí y no me importa el hecho de que el móvil esté sin batería y me haya dejado el cargador en casa, porque al fin y al cabo quizás sea lo mejor. Si uno quiere desaparecer, mejor desaparecer del todo.

viernes, diciembre 19, 2008

De Barceló a Barcelona


Otra vez el NH Belagua, igual que hace un año, más o menos. El mismo cruce por Vía Augusta hasta los cines Bosque donde vi "Rec" tapándome la cara con el cartón de las palomitas. Gran de Gràcia al fondo. Mañana, el Astrolabi. Sandra me espera en media hora en la recepción y luego vamos a Esplugues a ver a Dani Flaco. Un eterno retorno de lo mismo.

Pero algo cambia y ese algo soy yo, claro, y esto no es una perogrullada heraclítea sino que es así: incluso cuando cruzo el paso de cebra no me reconozco, y no me refiero a los cinco o seis kilos de menos, sino a todo lo demás: a la falta de urgencias, a la tranquilidad, al trabajo bien hecho pero ya finalizado, a no tener que vender nada, como con aquel libro, a que las citas sean pocas pero efectivas, a que la habitación superior esté de oferta y tenga una de mis clásicas camas de matrimonio para mí solo.

Siento decepcionarles, señores, soy un tipo solitario.

Viajé en AVE. Tuve una sensación extraña: la de tardar 10 minutos desde mi casa hasta el medio de transporte. Todo deprisa y corriendo para acabar llegando media hora pronto. Acostumbrado a los trasbordos y a la T4 y a los controles de seguridad y la facturación y el retraso... De Barceló a Atocha en 10 minutos. De Atocha a Barcelona en dos horas y media, algún minuto más.

Por el camino, cierta indignación que no me resisto a compartir: las nominaciones de los Goya. Con todo el respeto debido a una película que no has visto -"Los girasoles ciegos"- digamos que me harta el rollo de que cada película sobre profesor republicano bueno y cura fascista malo con niño de mirada limpia de por medio acabe teniendo un mínimo de 10 nominaciones. Puede que algún año esté justificado, pero ¿todos? ¿De verdad que otro cine no es posible? Natalia Mateo se quedó sin nominación, Vigalondo se ha tenido que conformar con la de director novel.

Un académico de Hollywood, director novel. Es divertido.

Algunas elecciones son ridículas: sin entrar en nombres, porque eso sería cruel y porque tengo amigos a los que quiero mucho, tres de las cinco nominadas a mejor cortometraje son obras mediocres. Eso no sería tan grave si no viviéramos en el gran momento de esplendor del corto español. Vaya desperdicio de talento. Entre las películas europeas nominadas está... ¡El niño del pijama a rayas! De verdad que no salgo de mi asombro. Y que "Acné" y "Perro come a perro" sean dos de las mejores películas en habla hispana que se han hecho fuera de nuestras fronteras resulta sencillamente delirante.

Pero, en fin, el cabreo se pasa en cuanto se coge Numancia para arriba y se para un taxi y uno empieza a repasar los nombres de siempre -porque parte del encanto de Barcelona es su facilidad para comprimirse en unos cuantos nombres: Aribau, Comte de Urgell, París, Diagonal...-, los nombres sobre los que uno escribe y se olvida, sin más, cuando encuentra la comida y la cama y la siesta y los amigos y la promesa de un concierto fantástico por breve que sea y otra noche que tampoco será como las de hace un año, pero será.

FROB en El Juglar


FROB en realidad es Toño. Eso dice Natalia y al fin y al cabo estamos ahí por Natalia así que  hay que creerla. Es Toño y a la vez es un grupo, supongo que igual que Lichis es Lichis y a la vez es La Cabra Mecánica. El caso es que nos proponen un concierto de "música inglesa tocada en español" y es cierto que algo de eso hay. De hecho, tiene un aire a Deluxe con un punto menos de pretenciosidad, y la verdad es que las canciones están muy bien -con altos y bajos, como es normal- y la banda suena bien y uno se pregunta por qué no ha oído hablar de FROB antes si al parecer estaban ahí, a los ojos de todo el mundo.

A los ojos de Miki Ramírez, por ejemplo, que sale a cantar un par de canciones -una suya, otra de Toño-, a los ojos de Alberto de Paz que se pasa por ahí y abraza a Marta, la co-directora junto a Natalia de "Test", uno de los grandes cortos del año pasado. Al final, estamos todos en los mismos lados, qué curioso.

Natalia, Arantxa y yo hablamos de cortometraje. Los aficionados al corto somos gente de lo más pesada y Natalia incluso se excusa, pero no hace falta. Hablamos de "Heterosexuales y casados", hablamos de "Cómo conocí a tu padre", los dos han arrasado la noche anterior en Cortogenia, junto a "Miente", otro clásico de los festivales de 2008 y a "Alumbramiento", claro, que se llevó el primer premio del jurado.

Le comento algo de mi corto, pero con cautela. Natalia está a pocas horas de ser nominada -o no- al Goya a mejor actriz secundaria, así que hay que con ella, de cine, hay que hablar con cautela. Igual que ella habla de literatura, por ejemplo, y entonces soy yo el que me emociono y me pongo a contar mil proyectos y sensaciones y hablamos de la creatividad sea sobre un escenario o delante de un ordenador o dibujando maniquíes para un escaparate y ahí nos quedamos en El Juglar un rato, sentados en torno a un barril que hace de mesa, Lavapiés afuera, mientras los músicos se van yendo -primero, los invitados, luego, los protagonistas- y al final, incluso nos acabamos yendo nosotros.

Hole- Live Through This



"Live through this", de Hole, fue un disco a la vez oportunista y desgraciado. Oportunista porque salió a la venta días después del suicidio de Kurt Cobain y demasiada gente vio una relación causa-efecto que, efectivamente, pudo provocar un aumento de ventas, pero a la vez tapó por completo la calidad del disco y sus canciones, el talento compositor de Courtney Love, su energía, su rabia...

Yo, que viví el grunge de una manera apasionada a mis 16-17-18 años, siempre pensé que aquel disco era el mejor de todos. Lo sigo pensando. Por supuesto, la carrera en global de Nirvana es superior, Pearl Jam tiene unas cuantas buenas canciones, Sonic Youth abrieron caminos, Soundgarden hizo "Black Hole Sun", que era algo más que un himno, los Stone Temple Pilots nos enredaron en la vaselina, Alice in Chains nos recordaron los 70 y así sucesivamente... pero como disco y como expresión de rabia, "Live through this" me parece incomparable.

Eso nos lleva a la figura de Courtney Love. Difícil de analizar. Se la comparó a menudo con Yoko Ono por razones obvias: temperamento complicado, demasiado control sobre su genial marido, cierto morbo al utilizar al difunto en beneficio propio... pero Yoko Ono no tenía ni la mitad del talento de Courtney. Es una auténtica pena que todo el mundo se fijara en la viuda y nadie en la cantante. Es una pena que la propia cantante se empeñara en asumir el papel de viuda mártir y luego viuda alegre.

No hubo un antes ni un después de "Live through this", eso también es cierto. Quiero decir, no sé si tiene sentido hablar de Hole como grupo o si basta con hablar de este disco. Por supuesto, sé que en 1990 -antes de conocer a Kurt Cobain o justo mientras le conocía- sacaron "Pretty on the inside", pero aquel disco es una excusa punk para llegar a la última canción: un minuto y medio desgarrador que repite slot kiss girl won´t you promise her a smack, is she pretty on the inside, is she pretty from the back? y después el obsesivo mantra there is no power like my pretty power. Probablemente sea una de las mejores canciones de un minuto y medio de la historia.



Pero "Pretty on the inside" era demasiado sucio, demasiado punk. Lo que diferenciaba el grunge del punk era el paso por el pop. El grunge era un punk triste, rabioso, brutal... pero con un punto elegante y sofisticado. "Pretty" no tenía nada de sofisticación, desde luego, igual que "Celebrity Skin" no tenía nada de rabioso ni de brutal y todo era asquerosamente artificial, pero claro, ya eran tiempos de power pop y se tenía que notar.

Hace mucho que no se sabe nada de Courtney Love. Lo último que vi de ella fue un capítulo de Muchachada Nui y dudo que la información fuera muy fiable (guiño, guiño). Creo que todo el mundo debería revisar "Live through this" ahora que nadie se acuerda de quién fue viuda de quién y podemos escuchar con los oídos más limpios. Todas las canciones son buenas. Algunas son magistrales. Las letras son de lo mejor que se ha escuchado en años.

Might last a day, might be forever...

jueves, diciembre 18, 2008

Volverás a Región

No puedo adelantar mucho más. Sería temerario. Simplemente, decir que es probable que colabore para una página de Internet en la que ya estuve muchos años. Prácticamente, con los que me inicié en el mundo del periodismo cultural más o menos indie. Me siento incluso abrumado: Neo 2, Tendencias, Cuadernos Hispanoamericanos, Almiar... Llegará un día en el que por dos botes de lejía regalen un artículo de Guillermo Ortiz.

Así va el país.

La gran estafa


Ortega decía que los españoles hablábamos siempre mal de los políticos porque odíabamos a los intermediarios y al fin y al cabo los políticos eran eso: intermediarios de la cosa pública, los que ponían freno a nuestros deseos y daban paso a los de los demás y viceversa. Y, según Ortega, eso era para el español medio intolerable, porque el español medio entiende de acción directa y revolución, sea progresista o conservadora.

Por eso, desde que leí aquel libro -puede que fuera "La rebelión de las masas", puede que fuera "España invertebrada", me inclino por el segundo- siento un pequeño repelús cada vez que oigo críticas a los políticos como estamento y me interrogo con dureza cuando soy yo el que emito esa crítica: ¿se trata de un tópico? ¿realmente es merecido ese comentario? ¿no será más que una repetición del "piove, porco Goberno" tan latino?

Eso no quita para que, a veces, me indigne. A mi manera, es decir, una indignación tranquila.

No sé si se han dado cuenta pero España atraviesa una crisis enorme. Tampoco es algo especialmente nuevo, porque para muchas profesiones -especialmente las que tienen que ver con la escritura o la creación- esa crisis se prolonga desde hace mucho tiempo, pero ahora se ha extendido a otros sectores y nos encontramos con la famosa recesión, el incremento del paro, la amenaza de déficit en la Seguridad Social, quiebra de bancos, etc, etc.

Se supone que, pese a estar dentro de una economía de mercado, hay una serie de regulaciones gubernamentales que tienen que ayudar a mejorar las situaciones o colaborar a empeorarlas. Por eso hay un Ministerio de Economía y un Banco de España. Si no, no harían falta. No sólo eso. La regulación de la economía ha tenido tal importancia en los últimos años que, desde 1996, el vicepresidente primero del Gobierno ha sido el ministro encargado de esa regulación. Y, normalmente, hasta ahora, la figura más respetada y valorada.

Obviamente, a ese ministro lo eligen los partidos. En un caso, el PP y en otro, el PSOE. Reducir la importancia de la crisis a un "la culpa es del PSOE" o "La culpa es del PP" o, genéricamente, "la culpa es del Gobierno" sería ridículo. Pero sí se puede analizar qué están haciendo esos partidos para combatir lo que está pasando.

También sabrán que hace pocos meses -nueve- hubo unas elecciones en España. Como la situación ya empezaba a empeorar claramente, los dos grandes partidos hicieron de la recuperación económica su gran baza. Por primera vez en la historia, se enfrentaron en debate televisado los dos encargados de economía, con cierto éxito de audiencia: el PSOE eligió, lógicamente, a su ministro, Pedro Solbes. El PP eligió al "gran fichaje" de la campaña: Manuel Pizarro, ex-presidente de Endesa.

Ambos ofrecieron grandes soluciones y prometieron de todo. La cosa mejoraría con ellos. Iban a sacarnos adelante. Había que preocuparse, claro, pero nada que ellos no pudieran remediar.

Nueve meses más tarde, la situación es crítica. Se podría echar la culpa a Solbes de ello, y desde luego no cuenta con mi simpatía, pero nada invita a pensar que con Pizarro la cosa habría ido mejor. Desde luego, en su partido no lo piensan, porque ¿dónde está Pizarro? ¿alguien lo sabe? Escondidito, escondidito, que nadie lo vea...

Ahora resulta que llega el rumor de que Solbes también va a dejarlo. Hombre, hombre... ¿ahora? ¿precisamente ahora? No es el mejor momento para jubilarse, ¿no? El caso es que nueve meses después de la farsa, podemos tener a los dos actores retirados entre bambalinas mientras el resto del teatro se viene abajo. Creo que tenemos cierto derecho a sentirnos estafados. Ellos iban a salvar el mundo y el mundo se los llevó por delante. Sin contemplaciones. Tan panchos.

Foto:http://img.elblogsalmon.com/2008/01/solbes_pizarro.jpg

I´ve got soul but I´m not a soldier

Yo creo que todo el mundo debería levantarse y ponerse recién despertado "All these things I´ve done" y canturrear aquello de "If you can´t hold on, if you can´t hold on... hold on" y seguir el ritmo de la batería para ir creciendo en energía, en ritmo, en orgullo. Una manera de salir a la calle de otra manera para recibir el café, el zumo, el croissant a la plancha, los tres pisos para abajo y luego para arriba y los 50-60 exámenes que quedan por corregir y el paseo a toda velocidad desde Tribunal a Manuel Becerra, adelantando señoras con bastones por la calle Goya, esquivando cámaras de televisión a la salida de la Audiencia Nacional, cantando a todo pulmón en medio de la calle, como un loco: Another head aches, another heart breaks, I am so much older than I can take...

Creo que todo el mundo debería dormirse mientras recibe un shiatsu -ayer también hubo correcciones y tampoco hubo sueño-. Sueños entrecortados, de segundos, caras que aparecen y desaparecen, una simple lejanía del mundo a la que uno vuelve con dedos pinchándole en todas partes. Los dolores, olvidados. Las preocupaciones, a un lado. Los ataques de ansiedad por la calle Alcalá, cosa de otro tiempo, de otro día, de otra dimensión.

You know you gotta help me out

Creo que es bueno ir al trabajo tarareando, sea lo que sea, con el libro de Rodrigo Fresán en la mano, Laura-Laure, con una botella de agua semi-vacía asomando por el bolsillo izquierdo, con una mochila llena de exámenes y libros y un solo relato repetido ocho veces, subiendo los peldaños de dos en dos, como si estuvieras ahí. Aguantar las cuatro horas explicando y repasando y viendo cómo entienden, cómo aceptan. El trabajo de profesor no es fácil, eso es cierto, pero ¿qué es fácil? Y es reconfortante, desde luego.

Reconfortante cuando los alumnos de un grupo te invitan a pasteles y Trinaranjus y cuando los del otro se quedan un rato más para escucharte, para oír tus indicaciones y tú sientes que de verdad les estás ayudando, que tiene sentido, que sirves, que de alguna manera insospechada, vales para ese trabajo porque se nota y entonces llegas al metro, justo antes de empezar el taller y sus truculentas historias de italianos y te sientes orgulloso, muy orgulloso.

Y creo que lo mejor para esos momentos en los que el día se acaba y lo que queda no es ya el cansancio del sueño sino el cansancio de la realidad, que es mucho peor, es volver a poner el iPod, buscar, escuchar cómo expulsan a Alicia -¿era Alicia?- a un país de las maravillas o las patatitas o vayan ustedes a saber el qué y justo después, milagros del orden alfabético, vuelven a sonar esos pinchazos y todo se desarrolla en orden entusiasmado y creciente hasta llegar al final.

Over and out, last call for sin
While everyone's lost, the battle is won
With all these things that I've done
All these things that I've done



martes, diciembre 16, 2008

Primeras impresiones sobre "El Castigo"


Reconozco que tenía algo de esperanza puesta en "El Castigo". Muy poca. Por lo general, las series no me gustan. Ni españolas ni americanas. Creo que me quedé en "Friends" y lo más cercano a una serie que veo desde hace años es "Padre de familia".

Pero, bueno, harto de tanto "Física o Química", "18", "HKM" y demás coqueteo adolescente, esto parecía ir en serio.

Tras media hora, ya he visto al menos tres polvos, un par de torsos desnudos de jóvenes macizos, varias jovencitas apetecibles, muchos topicazos sacados de "La chaqueta metálica" pero en cutre, música de que va a pasar algo, mil flashbacks a lo "Perdidos" a su vez llenos de las mismas exageraciones. Un montón de chavales jóvenes esforzándose al máximo en parecer naturales.

Dos peleas. Tres peleas. Cuatro peleas. Seis o siete diálogos cortantes...

Podría seguir pero tengo otras cosas que hacer. En medio, un anuncio que quería comentar y ya aprovecho: el del Cigala para el FROM. Había una frase que me espeluznaba: "La etiqueta lo dice todo de alguien". Creo que nadie había reparado en ello, pero a mí me parecía terrible. Que el Gobierno de España dijera que la etiqueta lo dice todo de alguien, con la facilidad que tienen los políticos de poner etiquetas -Zapatero, embustero; Rajoy, mezquino...-.

Por un momento pensé que alguien podría creerles. Quizás consideren que el trabajo ya está hecho y por eso lo han cambiado y ahora el Cigala dice que las etiquetas sólo sirven para los pescados. Quizás les ha dado demasiado reparo hasta llegar a ese punto y lanzar dos campañas institucionales ridículas ya eran muchas campañas para el mismo mes.

Vendo entradas de The Killers en Barcelona


A veces se compra y a veces se vende. Así es la vida. Uno se queda sin entradas para Vetusta y le sobran para The Killers. Razón: en principio sólo iban a hacer un concierto en España, en la Razzmatazz de Barcelona. Luego lo pasaron al Olímpico de Badalona -que no es lo mismo, vaya- y ahora han decidido hacer dos conciertos, de manera que todos los que nos habíamos gastado los 40 euros de la entrada en plan desesperado minutos antes de que colgaran el dichoso cartel de "Completo" pues ahora nos las comemos con patatas.

Así que, bueno, si alguien tiene muchas ganas de ir a ver a estos chicos a Barna y se ha quedado sin entrada para allí y no le interesa hacerse el viajecito a Madrid, que sepa que yo vendo a muy buen precio las dos que me sobran. Y con "muy buen precio" me refiero exactamente al dinero que pagué: 40 euros.

Este fin de semana, además, estaré en Barcelona -ya iré informando- así que los interesados pueden contactarme en el momento. Basta con contestar en los comentarios.

lunes, diciembre 15, 2008

Vetusta Morla en La Casa Encendida


La mañana empieza regular. Y quien dice la mañana dice la semana, claro. Me levanto pronto para conectarme a Internet y actualizar repetidas veces una página de telentradas. Sin resultado. Me ducho. La televisión repite el mismo reportaje en distintos lugares: parece ser que nieva. Los reporteros tienen una cara de frío que no se merecen. Sufrir por una noticia ya es una putada, pero sufrir por dar espectáculo...

Bajo al cajero. Tampoco tienen las entradas. Todavía, entiendo, porque ni siquiera aparece la opción. Faltan cinco minutos para las diez. Doy una vuelta a la manzana y vuelvo a entrar. Las diez y cinco. Me he excedido un poco. Una señora, como en las películas, ocupa el cajero y llama por teléfono desesperada y le niegan unas entradas -otras entradas- y repite la operación mientras se forma una cola imponente detrás de ella.

Cuando consigo volver a meter la tarjeta, son y 10 pasadas. Las 10,10. Las entradas llevan 10 minutos a la venta y no es REM, no son The Killers, no es el Eurobasket, así que...

Ahí están: "La Casa Encendida". "Vetusta Morla". "Número de entradas"... y el mensajito: "No hay disponibilidad". Caramba. Una pesadilla recurrente. Subo corriendo a casa y me conecto. Doy a actualizar otra vez. Ahora sí hay mensaje: Patio interior, Casa Encendida, sí, todo eso me lo sé... 22,00 horas, 18 de diciembre... vale... Completo.

Lo imaginaba.

Llamo a LCE. De entrada, las líneas están saturadas. Espero un par de minutos. Hablo con una chica de lo más amable. Le explico y ella me explica a mí. Nada que hacer. En dos minutos se agotaron -esa es su versión, hay quien dice que salieron directamente agotadas, pero yo la creo-. En el patio de LCE caben unas 150 personas. Quizás exagero. Es Navidad, último día de clase y cuesta 3 euros. Tiene su lógica. Quizás algún promotor debería darse cuenta de lo que está pasando y programar en otros lados.

Términos medios entre La Cubierta de Leganés con Antonio Orozco y La Casa Encendida delante de diez decenas muertas de frío. Sería de agradecer.

domingo, diciembre 14, 2008

Única toma y el complejo mundo del Super 8


Los amantes de los cortos somos gente de lo más peculiar: podemos salir de nuestras casas a las cuatro y media de la tarde de un sábado, a pesar de la modorra, a pesar de la lluvia, a pesar del frío que asola Madrid estos días, andar hasta el Conde-Duque, sentarnos a unos 20 metros de la pantalla, ver un corto de tres minutos, mudo, sobre una chica en la playa que hace volar la cometa, aguantar ahí el plano, aguantar el silencio -luego se comprobó que la película no era muda sino que había un fallo en el sonido- y no decir ni  mu.

Pero ni mu, oiga. Hasta el punto de que, al minuto y medio de la cometa volando, ya acabo diciéndole a Álida: "La actitud del público resulta encomiable". Y, como colofón, cuando el corto termina, todo el mundo aplaude. Masa sin ansiolíticos.

Mi presencia en el festival Toma Única fue más bien testimonial. Apenas duré un par de horas. Honestamente, esperaba otra cosa. Esperaba Vigalondadas del estilo "La batbola" o "El Club de la ETA". Creo que el género se presta a ello. Creo también que se presta al humor más que al arte épatant. Por ejemplo, tenía interés en ver algo llamado "Lost in trasladation (Perdido en el traslado)", pero resultó ser una decepción.

Si Álida o Clara se animan, el año que viene podríamos hacer algo así: colocar el nombre de una película, yo que sé, algo en plan "Una sartén incómoda" y reírnos de Al Gore. Estaría bien.

sábado, diciembre 13, 2008

Reflexiones de la segunda parte del Barça-R.Madrid


El comentario más divertido de la noche fue el de Andrés Montes después del gol de Eto´o, hablando del partidazo del Madrid y de que un empate hubiera sido más justo. Un equipo tuvo el 70% del balón, el otro, el 30%. Un equipo tuvo unas 20 internadas en el área con mayor o menor claridad y el otro sólo la pisó dos veces -aunque pudieron ser dos goles, claro, por poder ser...-. Un equipo sacó 11 corners, el otro, cuatro.

No sé, la cuenta es interminable. Por no hablar del penalti que falló Eto´o y del que hizo Ramos con la mano -increíble que no lo viera el asistente- pocos minutos después.

No, el resultado justo era una victoria del Barcelona. Cierto es que necesitó demasiado para conseguirla: de entrada, los dos goles fueron tan agónicos como el resto del partido. No jugó bien el Barça. Todo el crédito que Henry ganó ante el Valencia estuvo a punto de perderlo hoy. Su rendimiento ante un Michel Salgado semi-retirado fue espantoso, nulo. No encara, no desborda, y cuando lo hace, no sabe definir el pase ni el tiro... La llegada de Iniesta mejorará mucho este equipo.

Xavi estuvo sorprendentemente acelerado e impreciso. La banda izquierda no existió. Puyol cayó en las trampas que le tendieron y Touré se calmó en la segunda parte. Messi es un fuera de clase, pero esta noche ha estado totalmente perdido, probablemente lesionado. A su favor, el hecho de que no se escondiera pese a las patadas. En su contra, el empeño en demostrar que es el mejor, cosa que no consiguió precisamente por forzar cada jugada hasta un extremo absurdo.

Además, abandonó la banda y facilitó el trabajo de Sergio Ramos cubriendo a Metzelder y Cannavaro. El mejor favor para un equipo encerrado atrás.

En definitiva, partido decepcionante para el espectador, tremendamente terapéutico para el Barcelona -no sólo por los 12 puntos, sino por su capacidad para ganar jugando mal- y que deja al Madrid como un solar. Es mejor decir en rueda de prensa que no se puede ganar en el Camp Nou que salir al propio Camp Nou a que te metan los menos posibles.

Juande empieza con muy mal pie. Con pie un poco marrullero y excesivamente cobarde. De equipo pequeño. Yo siempre he admirado del Madrid, hasta el pasado domingo, su capacidad de lucha, de coraje, de entrega, de orgullo... de verdad que lo admiro. Hoy he visto a un equipo ordenado, correoso, duro en ocasiones, bien plantado, poniendo en apuros al grande. Como un Recreativo de Huelva o algo así. Nada más. 2-0 y mañana portadas diciendo que merecieron ganar y que vaya arbitraje y todos tan contentos.

Y salir contento de este partido es lo peor que le puede pasar a este equipo.

Reflexiones de la primera parte del Barcelona-R. Madrid

Nunca había visto a un Real Madrid tan mezquino. Vergonzoso. Peor que si fuera 3-0 perdiendo pero dando la cara. Patética la persecución a Messi, todo patadas al tobillo desde el primer minuto, consentidas por el árbitro. Patético ver a los once en su propio campo defendiendo y tirando balones arriba -ni una sola jugada construida en 45 minutos, sólo un pase largo a Drenthe que pudo acabar en gol-.

Lamentable ver cómo van reculando hasta casi meterse en su portería. Lamentable ver al portero perder tiempo en todas las jugadas. Lamentable, en fin, ver jugar al Madrid como si fuera el Real Unión de Irún.

De verdad, que no recuerdo nada igual.

El Barcelona por su parte está jugando con un agarrotamiento inaudito. Sin buscar desmarques, cayendo en la trampa de que Puyol o Yayá se chupen a todo el equipo contrario por el centro y luego... ¿qué? Pues contraataque. No me creo que Henry no se pueda marchar de Michel Salgado, así que no entiendo que no le busquen nunca. Eto´o ni la ha olido. No hay movimiento, sólo tensión.

Demasiadas expectativas. Se olvidan de que están nueve puntos arriba y pueden acabar a seis -tiene toda la pinta-. No hay alegría, hay tensión. En las caras, en las imprecisiones, en el empeño en complicar cada jugada.

No veo cómo el Madrid puede jugar peor en la segunda parte, así que tiene claras opciones de victoria. Ahora bien, si va a jugar así todos los partidos, sí que puede quedarse fuera de la Champions, efectivamente...

Con Koko gozo mogollón



La manía de los adultos de tratar a los adolescentes como subnormales. La coartada perfecta para que el joven español medio siga siendo un niño pequeño sin necesidad de crecer: todo a su antojo. Que vivimos en una sociedad pueril es obvio, que debamos aceptarlo, sin más, es otra cosa. El eslogan del Ministerio de Sanidad para fomentar el uso del condón entre adolescentes es propio de un libro de Teo: "Con Koko molo mogollón" y además rapeando. Sí, señor. Como en casa.

Un problema es cómo debe educar el Estado a sus ciudadanos. Porque, obviamente, esta es una campaña educativa. El otro problema es cómo percibe el adolescente la educación, y en eso obviamente no acabamos de ponernos de acuerdo. La campaña del ministerio es una campaña LOGSE, de dárselo masticadito y de buen rollo y que nadie se vaya a pensar que te estoy obligando, no, hijo, decide tú, además mira qué enrollado que hasta hablo en tu lenguaje, como tus colegas.

Estoy de acuerdo en que la juventud reacciona con violencia ante la imposición. No siempre ha sido así, pero sí en los últimos 40 años. Me parece bien cuando esa reacción está justificada, cuando es proceso de una justificación personal, madura, reflexiva, que no acepta lo que viene sin más. Me parece mal que se acepte que cualquier intento de autoridad va a ser recibida con hostilidad y por tanto hay que prescindir de ella.

A los adolescentes puede sentarles mal que les digan lo que tienen que hacer -¡Qué demonios, a mí me sienta mal que me digan lo que tengo que hacer y qué soy yo sino un adolescente!- pero no hay nada más patético que alguien de fuera intentando colarse en una fiesta a la que no pertenece. El lenguaje: "gozo mogollón". "Mogollón". Me suena a "mola mazo" y a Camilo Sesto. Me imagino a Bernat Soria con el pelo canoso y largo y berreando en un programa de Terelu Campos. A eso me suena a mí. Imagínense a ellos, que, como es normal, tienen mucha mala leche.

Es una campaña nacida para que se rían de ella. Como se ríe uno de un padre que quiere ser el más enrollado de la fiesta, o del profe que va de moderno creyendo que lo que es moderno ahora es lo mismo que hace 20 años. Yo, si fuera adolescente, me sentiría ofendido. La campaña es burda y me trata como a un tontito. "Gozo mogollón". Venga, hombre. Di las cosas claras, explícaselas. Seguro que lo entienden. Y si no lo entienden, ¿por qué va a ser tu problema? Si follas sin condón corres el riesgo de dejar embarazada a tu pareja y de adquirir todo tipo de enfermedades profundamente desagradables alguna de las cuales puede derivar en la muerte.

Así.

Ellos saben lo que es la muerte, lo han visto en muchos videojuegos. Venga, no son gilipollas. Apelar al lenguaje "molón", a la rima absurda y al gustito que da follar con condón es una chorrada como un piano. Nadie folla con condón porque le guste más. Nadie conduce con el cinturón de seguridad puesto porque se sienta más cómodo. Hay que hacerlo. Punto. Es una orden.

¿De verdad que es tan complicado esperar que ellos puedan aceptar una orden si la DGT da por hecho que los demás podemos aceptar las suyas? Ridículo.

viernes, diciembre 12, 2008

Cuatro veces fuego


Como varios de mis compañeros de taller han hecho, es momento de que les anime a ir esta tarde a la presentación de "Cuatro veces fuego", el libro de relatos de Lara Moreno, publicado por Tropo Editores. Sobre el libro tengo una extensa reseña hecha que, quizás, se publique próximamente en Cuadernos Hispanoamericanos. De lo contrario, la publicaría aquí. De momento, mantengo el suspense, aunque eso no impide que recomiende vivamente la lectura de cualquier cosa que Lara escriba y desde luego de este libro.

Podría ponerme a contar cómo conocí a Lara, pero creo que sería un pelín insistente. Lo importante es que conocí a Lara. Editó mi primer relato, presentó mi primer libro no autoeditado y me invitó a un taller maravilloso donde he aprendido más que en años. Así que el "qué" eclipsa por completo el "cómo".

Espero una gran presentación. De entrada porque si la mía fue buena y ella sólo habló cinco minutos, imagínense lo que puede ser si el libro es suyo... Además, estará acompañada por dos buenos amigos y grandes escritores: Roberto Terán y Miguel Ángel Maya. Intenten no perdérselo. Será en el bar -¡sí, además en un bar!- El Ladrón de Tinta, en la calle Noviciado, 2, justo a la salida del metro del mismo nombre -"Noviciado", no "El Ladrón de Tinta"-.

Empezará a las 7 de la tarde, aún no tenemos bien claro cuándo acabaremos.

Dar las gracias

No soy un tipo demasiado místico, precisamente. No sé cómo decirlo. Siempre he sido muy racional, supongo. Poco instinto y poco dejarse llevar y poca fe en las grandes recetas espirituales. Sin embargo, hay algo que me dijo David Testal, creo, y que luego he leído por otros lados y que me parece realmente importante, tanto como para ponerlo aquí y quedar como un repelente hare-krishna.

Creo sinceramente que hay que aprender a dar las gracias. No voy a caer en tonterías tipo "doy gracias por tener un cáncer porque eso me ayuda a...". No. Si tienes un cáncer no hay nada que agradecer. Hasta ahí no llego. Pero estaremos de acuerdo en que la mayoría de nuestro tiempo pasa en términos medios entre "voy a morir entre horribles dolores" y "voy a ser asquerosamente feliz", y que la mayoría de los consejos, si es que existen, para una vida moderadamente feliz, tiene sentido que se dirijan a esos términos medios.

Efectivamente, no todo te va a ir bien. Es imposible. Renunciemos a ello. Sería incluso aburrido. Aceptemos que las cosas van a ir mal: tendremos dolores, nuestros amigos no nos comprenderán, nos sentiremos solos, nuestra pareja nos abandonará o terminaremos abandonándola... pero conviene pensar entonces en todo lo que sí tenemos. Y dar gracias. Todo el mundo no está ahí todo el rato pero eso no quiere decir que nadie vaya a estar nunca. No hay que pensar en lo que falta.

Yo creo que, en el fondo, todo el mundo debería escribir algo como esto, y perdonen mi falta de humildad.

La insatisfacción es un problema de expectativas, por eso estas generaciones somos las más insatisfechas y las más infelices de la historia. Creemos que nuestras expectativas son ilimitadas. Y no lo son.

Hay que volver a los inicios: pensar en lo que tenemos y admirarnos por ello. Sí, admirarnos. Pensar que somos afortunados por cada cosa. No sentirnos decepcionados. Pedir a cada uno lo que cada uno nos puede dar y sobre todo no esperarlo. No pensar "Debería haber hecho...". Nadie tiene ni idea de lo que debería hacer, mucho menos de lo que debería hacer con respecto a los demás. Ni idea.

Esperar milagros. Eso es algo precioso. Sentir cada novedad como una pequeña bendición que aparece no se sabe de dónde. Y después, dar gracias, aunque tampoco esté muy claro a quién o a qué.

jueves, diciembre 11, 2008

Noche de la felicidad con Lichis y Luis Livingstone

Da gusto cuando todo el mundo está de buen humor. Cuando Lichis está sobrio y nos regala una canción tras otra en el Búho Real, sin piedad. Cuando me dedica "Hotel Lichis" una vez más y yo digo aquello de "esto es como si Roger Federer me hubiera dedicado Wimbledon" y me acuerdo de todo: me acuerdo de otoño de 2005 y de hasta qué punto aquellas canciones eran mis canciones como las canciones de antes -las de las plantas, las de la felicidad, las de entre lo que aún no sé y lo que no quiero saber...- fueron mis canciones de 2003, 2006, 2008...

Da gusto la cara de satisfacción de Álvaro Vázquez, mi compañero de Repite Mojito, repitiendo "es un genio", "es un genio" después de cada canción y cantar con él en medio todos los estribillos, los dos estremecidos por ver al Búho entero botando y cantando y desmadrado con "El hombre lobo y la mujer pantera", una canción que a mí me parece regular, pero que pachanguera es y mucho.

Da gusto que Vicky cumpla años, aunque ponga cara de cierta tristeza, y yo quede en llamarla para tomar algo porque consigo convencer a Arantxa de que se venga al Colonial a otro concierto con otra gente, y da gusto que Arantxa venga como da gusto ver a la Chica Portada tan guapa y tan contenta, tocando el teclado con su padre en el concierto clandestino de Luis Livingstone.

Da gusto dejarse llevar por la nostalgia y recordar anteriores clandestinos y ver cómo hemos cambiado todos, pero cómo seguimos consiguiendo, de vez en cuando, repetir noches como estas en las que todos sonreímos y nos ponemos a bailar "La Chica Ye-Ye" o los éxitos de La Década Prodigiosa o Shakira -"fue una tortura perderte"- y esperamos tranquilamente, satisfechos, sin excesos, a que pasen las horas -porque las horas pasan de la manera más tonta-.

Da gusto que Vicky coja el teléfono aún a esas horas, aún para decir que al final no hay celebración pública sino privada, aún para mirarnos los tres a la cara y reconocer que por esa noche basta, que nos tenemos que rendir.

Y da gusto, incluso, que nos rindamos con tanta elegancia, con cierta esperanza de que, mientras dure, merecerá la pena.