sábado, noviembre 29, 2008

Noche Sabinera: Y yo me muero de...



Hierven los clubs y a los post-adolescentes les pilla el anuncio de su nombre en el baño y luego se unen arriba, en el escenario, a cantar, a berrear, a desafinar a lo grande, a bailar, a abrazar a Pancho, a ponerse unos bombines horrorosamente sabiniformes, a dedicar canciones, a mostrar borracheras y a disimularlas...

Nosotros, Arantxa, Julia y yo, les miramos desde lo alto, en una mesa que nos han conseguido entre Pancho y Domingo junto a una entrañable asturiana y una entrañable catalana, compañera de Facebook. Llegamos a las 20,30 para evitar líos, coger las entradas, apuntarnos en la lista del karaoke y darle a mi tío su versión de la camiseta que me dedicó Hache y que pone "Yo sobreviví a 2007". Lo ideal para diciembre de 2008.

La camiseta le viene ajustada. Él lo sabe y yo lo sé, pero aun así se la pone, como gesto familiar, y se pasa toda la actuación ahí, congestionado, pero aguantando. Galileo se llena. Como nunca. Yo no creo haber visto nunca así la sala, desde luego. Quizás en aquel concierto de Nacho Vegas o en otro de Jorge Drexler hace siete años ya. Pero diría que ni siquiera entonces. Todas las mesas abarrotadas, los pasillos y las escaleras cortadas, sólo la platea algo más tranquila y desahogada.

El concierto empieza, como siempre, con las versiones de los propios músicos: sorprenden con "Muro de Berlín" y "Zumo de Neón" -Sabina va de coca, Viceversa de tinto y aspirina, recuerdos de los 80-, sacan a Manolo Rodríguez, músico sabiniano durante años, co-compositor de "No me importa nada", un tipo formidable en todos los aspectos a guitarrear en "Caballo de cartón", la hija de Jaime Asúa sorprende y Quequé sorprende aún más con una versión casi perfecta de "19 días y 500 noches".

Luego, Susana sale a cantar "Y sin embargo" y el karaoke empieza.

Se empieza a respirar una de esas atmósferas mágicas. De pub escocés al grito de "Oh, Danny Boy". Todo el mundo canta, arriba y abajo. La gente se pone de pie. Pancho suda, Antonio se parte de risa, Jaime tiene la adrenalina por las nubes. Yo salgo en la segunda canción y me muero de ganas de decirte que me muero de... que por otro lado, era una de mis grandes canciones adolescentes y todo el mundo sabe en qué aprecio casi religioso tengo yo a mi adolescencia. Es divertido. Me toca con un tipo super majete que se come el marrón de empezar. Arriba no se oye nada, absolutamente nada. Ni se oye ni se ve, pero ya estoy acostumbrado. Canto mi parte y doy palmas y animo al público. El Freddy Mercury de la lechuga, soy. El Gurruchaga delgado.


Me acuerdo de conciertos melancólicos mientras le doy un beso a Irene, a Alejandra, a Carmela, las chicas del backstage y salgo corriendo de vuelta a mi sitio y la gente me felicita contentísima, porque hoy todo el mundo está contento, porque, como le digo a Arantxa: "El 80% de la gente aquí está jodida, pero ahora están disfrutando como niños y les da igual todo" y ella dice: "¿Por qué sabes que están jodidos?", "Porque el 80% de la gente, en general, está jodida".

Y es eso. En los karaokes, todo da igual. A los músicos les da igual estar agotados. A Rubén le da igual tener que organizarlo todo. A Domingo y los chicos de Galileo les da igual tener que esquivar a la gente con sus bandejas y a los fans les da igual que Sabina no esté ahí arriba porque durante una hora y media ellos son Sabina, y llega el final clásico de "Noches de boda" mezclado con "Y nos dieron las diez" y se suben 8-9 personas al escenario -aquello parece un "Tiovivo" ramirense- y cuando acaba nadie quiere irse, así que nos quedamos. Un buen rato. Los músicos profesionales y los amateurs. Jodidos, pero contentos. Unas horas, al menos.

Una nueva acepción de la palabra "tregua".


Fotos cortesía de Laura Juvinya

Pulgarcito: Qué demasiao

Cogía su vinilo cada tres por cuatro y lo ponía en Moralzarzal, en invierno, mientras se olía la chimenea. Yo tenía 15-16 años, él, en la portada, no aparentaba más de 20. Era un chico menudo y con gafas, pinta de buenazo, de pringadillo. De hecho, se da un aire a un cantautor de estos días. En algún momento, había oído su versión del "Qué demasiao", de Sabina, no sé cuándo, no sé por qué. Sacaba el disco y lo ponía, casi cada fin de semana. Mi madre no lo entendía bien. Escuchaba sólo las dos primeras canciones: la del Jaro y la de "Dabuti, colega". Me impresionaba tanto que no quería escuchar más.

Me dijeron que se había muerto. Que había sacado aquel disco, en 1980 (la gente cantaba letras de Sabina ya hace 28 años, de hecho, sin Pulgarcito y sin Antonio Flores es posible que Sabina, como tal, hubiera tardado más tiempo en aparecer), y luego había muerto de sobredosis o algo así. Es fácil hablar de los 80 y olvidarse de lo que fueron los últimos 70 en este país. Tampoco es seguro. Por lo que leo por ahí, no es seguro. Es seguro que no se supo más de él, pero no que esté muerto. Quizás sí sea seguro y la gente no se ha enterado. La gente es de lo más curiosa. Por no saber, no se sabe ni cómo se llamaba ese primer y único disco, si "Pulgarcito" sin más o si "Soñando bajo la lluvia".

Lo más completo y reciente que he conseguido encontrar sobre él es este artículo de Sol Alonso en "El País", en 1990...

Si alguien tiene novedades -el post de Berta Socuéllamos sigue dando de sí- por favor que las aporte.

La breve historia de Repite Mojito (I)


Fundado en noviembre de 2008, Repite Mojito fue un grupo pop-rock madrileño de principios de siglo, en el que coincidieron algunas de las grandes figuras de la música y las letras españolas de las décadas de los 20, los 30 y los 40.

Aunque no hay noticias claras sobre sus primeras actividades, Repite Mojito tuvo como primera formación oficial a Guillermo Ortiz como cantante, Pablo Ager como guitarrista, Álvaro Vázquez al bajo, Carmen Simón al teclado y Jorge Marazu, "la araña de Ávila" en la batería. Sus principios no fueron fáciles: Marazu no sabía tocar la batería y Ortiz no sabía cantar. A eso hay que añadirle que Vázquez y Ager tenían frecuentes peleas sobre conceptismo y culteranismo (no hablaban de otra cosa) y que Simón pasaba bastante, la verdad.

En un principio, Repite Mojito surge como grupo de versiones. Como asegura Pablo Ager en la biografía del grupo, Mojitos Escocidos: "Éramos cinco chicos jóvenes de Madrid en busca de nuestro lugar. Bueno, Ortiz no era tan joven. Creo recordar que no era tan joven. Nos reuníamos en los bares y en seguida nos poníamos a crear y a componer. Bueno, en realidad, hablábamos de mujeres antes. Un buen rato. Luego las perseguíamos. Cuando ya no había nada que hacer, entonces creábamos, pero era todo una mierda, así que decidimos hacer versiones".

De aquella época sólo quedan documentos como este.

Las versiones, sin embargo, no les llevaron muy lejos, excepto a Álvaro Vázquez, que le llevaron a comisaría, acompañado por dos policías municipales, después de agredir botella en mano a un espectador que había gritado: "Schopenhauer maricón" en medio de una de las canciones. Pronto empezaron a ganarse una justificada reputación de chicos malos -ellos- y chica muy, muy mala -ella- y las actuaciones escasearon.

Quizás por eso, decidieron grabar una maqueta que les abriera más puertas. Nadie podría imaginarse que aquella maqueta acabaría siendo el disco más vendido de la historia de España. Tras varios días de intensa actividad y bajo la producción de Xavi Ibáñez, Repite Mojito sacó su famosa maqueta de la que saldría meses después el disco Mojito Dominical.

Todo surgió cuando el grupo conoció a Carlos Jean en una actuación en El Pavo Real. Como comenta Marazu en la citada biografía: "Jean se acercó a nosotros, no podíamos creernos que hubiera venido a vernos y es que no había venido a vernos. Había venido a ver a Ortiz. Se fue directo hacia él gritando ¿Tú eres el que va por ahí diciendo que me hagan un celebrities? Recuerdo perfectamente la cara de Ortiz y como se erguió, valiente, y le dijo yo no he sido, ha sido ella, señalando a Carmen y salió corriendo.

Sin embargo, tanta cobardía no fue en vano. Carmen Simón y Carlos Jean se enamoraron y eso ayudó mucho a que el productor decidiera mover su maqueta por Universal y finalmente grabar el famoso disco. Fueron sesiones arduas, duras, largas. Jean decidió cambiar algunas cosas y colocar a Carmen de cantante, Marazu en el teclado, Ager en el bajo, Vázquez en la batería y Ortiz en la guitarra. La cosa no funcionó. Luego decidió que mejor que Marazu cantara, que era guapete, Ager tocara la batería, Carmen, el bajo, Vázquez, el teclado y Ortiz leyera el "Marca".

Tampoco funcionó, así que todo volvió a la situación original.

La discográfica no tenía mucha fe en ese proyecto, pero aun así decidieron hacer un vídeo de su primer single, Mi cópula discreta, que ayudó a dar a conocer al grupo entre las masas. Las ventas crecieron aún más cuando salió Recauchutado, una de las pocas canciones que le dejaron escribir a Vázquez y que resultó ser un éxito, aunque nada comparado con No me quiero encabronar con Fran, que llevó al grupo al número uno, a la locura entre las fans y que, al parecer, era un homenaje de la teclista a su actor favorito. "Sin Fran, nunca hubiéramos optado por la música", dijo Marazu en una entrevista publicada en el mágico verano de 2011.

jueves, noviembre 27, 2008

Patricio Barandiaran en el Búho Real



Todas las referencias de Patricio habían sido lejanas. Luis Ramiro dijo de él que era uno de los mejores cuando le entrevisté hace un año. Kika y Blanca eran grandes fans suyas. Yo lo conocí en el Toni 2 y lo he tenido que ver unas diez veces en distintos conciertos. En la distancia, parece un tipo extraño, un dandy, siempre bien vestido, siempre bien peinado, elegante, guapo, sonriente, con un sentido del humor inteligente...

Como sacado de una novela victoriana. Un tipo que llama la atención.

En directo, es más o menos lo mismo: inclasificable. Sé que suena a tópico pero es que no tengo nada claro lo que contar. Puedo describir algunas de las sensaciones, poco más: de entrada, el Búho empezó vacío y acabó lleno. El concierto empezó casi a las 22,30. Cuando cogió el micrófono y se puso a cantar -Mario Raya y Chiloé de acompañantes- no entendí nada de lo que estaba pasando: aquel tipo altísimo y engominado, con un chaleco de cuello y puños blancos, pantalones algo caídos, pero a perfecto juego, que más que cantar, tarareaba, y cuyas letras eran insospechables: apenas alguna rima.

Chocante, de verdad.

Luego, ves algunas cosas que invitan al optimismo. Por ejemplo, Carlos Jean se quedó a todo el concierto y no suele hacerlo. Suele ir, ver y volverse. Aquí no. Sentado en la primera mesa se lo pasó como un niño pequeño, aplaudió y sonrió. Luego, el público. Un público extraño, igual que el propio Patricio. Entregado, en cualquier caso, pero con amplios contrastes: mucha elegancia también, mucho pijerío en una palabra... Resultó bastante molesto que no pararan de hablar, como si no fueran a oír música sino a otra cosa.

Y es que las canciones... Bueno, no sé. Patricio tiene un aire pop indie estilo La Casa Azul o algo así. La Costa Brava más bien, diría. Aquello de "Me gustas" y tal. Por otro lado, hay un toque Quique González evidente en la composición y numerosas referencias a Nueva York por todos lados. Da la sensación de que todo es improvisado y genial. O que pretende serlo. O todo lo contrario, que no lo pretende en absoluto y por eso lo parece. Indefinible.

Empieza como un tipo que desafina al micrófono, como uno de sus amigos de madrugada del Toni 2, de repente se pone al piano y lo borda y acaba guitarra al hombro tocando con soltura, como viniendo a decir: "Y aún hay más cosas que sé hacer, pero no necesito demostrároslas todas a la vez".

No sé si me gusta Patricio o no, igual que no sé si me gusta el Toni o no. Sé que es distinto. Sé que iría a verle antes que ver a mucha otra gente que sé lo que me van a dar. Aquí, no. Aquí cada canción realmente era una incógnita, y a veces uno piensa si no es todo una pose y el tipo está de coña. Que creo que algo de pose ochentera hay, sin duda.

El tipo de al lado mío en la barra decía "es original" a una amiga entusiasta. Creo que era una excelente defensa, mejor que decir "no sé de qué cojones va esto", que es la sensación con la que yo salí del Búho, a mitad del segundo bis. Pero a veces merece la pena no saber de qué cojones va algo. La incertidumbre es una forma de esperanza.

miércoles, noviembre 26, 2008

Algo más que un concierto de Luis Ramiro



Veo a la gente subida al escenario, en el Tiovivo. Veo incluso a Chiloé en la batería y a Luis, con su sonrisa de satisfacción, e intento imaginarme a mí mismo botando allí como loco e intentando seguir una letra que no conocía. Acompañado de la Chica Portada o de la Chica Sensata. Intento imaginar su alegría, su euforia, casi. Intento compartirla de alguna manera.

Pero no.

Apoyado en la barra, justo al final del todo junto a Antonio y a Jose -Pancho se fue al poco de empezar, es un tipo de costumbres exageradamente sanas-, envuelto en el concierto, porque si no hubiera estado enganchado me hubiera ido con mi tío, pero muy cansado: traducciones por la mañana, artículos, reseñas, entrenamientos, paseos bajo cero por Madrid, ensalada mixta y agua, judías verdes, pescado y nada de cena porque vengo de San Blas directamente, línea 7.

El "Tiovivo" y la despedida de la banda. La segunda despedida. La primera fue la habitual de "Castigado en el cielo". Lo he dicho mil veces aquí y aprovecho para decírselo a Antonio: lo que marca la diferencia entre Luis y los demás cantautores -la mayoría de los cantautores- es su capacidad de hacer un "Castigado en el cielo", un "Romper", un "La novia cadáver". La capacidad para combinar letras interesantes con un grupo de músicos brutal, contundente: guitarreo, batería, experimentación en el teclado.

Por cierto, me encanta lo que hace Andrés Lewin. No sé si soy el único, pero a mí me encanta.

Lo que pasa es que luego uno sube al camerino con los chavales y entra una chica terriblemente guapa y dice aquello de "me gusta más cuando es acústico porque es más íntimo" y a mí se me cae el alma a los pies porque no es eso, no es eso... Luis Ramiro puede ser un gran cantautor, yo eso no lo pongo en duda, pero a mí la música de cantautores no me entusiasma. Me entusiasma el pop-rock, especialmente el pop-rock con toques indie-británicos (ya van tres guiones en una sola línea) y creo que sé algo de eso y desde luego Luis tiene canciones buenísimas que van por ahí.

Algunas estarán en su próximo disco, que anunció repetidas veces y del que podría contar algo pero no lo voy a hacer por aquello de respetar alguna vez el "off the record", que si no luego Marian se me enfada.

En definitiva, David vende discos y compra libros de Loriga que ya tiene -el mismo que yo estuve a punto de comprar hace dos semanas y que no sé si tengo o no, porque está empezando a ser un préstamo preocupantemente largo-, Álex va de traje y corbata, Pechi habla con el padre de Luis... y yo me voy despidiendo tranquilamente, lánguidamente diría, culpable por haber picoteado un pincho de tortilla y decido quemarlo andando hasta casa, Galileo abajo hasta Alberto Aguilera, luego San Bernardo, luego Manuela Malasaña y al final Fuencarral, Apodaca y Churruca y la verdad es que la gente de mi barrio cada vez me parece un poco más rara.

Incluso entre semana.

Foto: Facebook de Pablo Estévez Cabrera

El metro que todos quisieran tener vive en Madrid

Aunque entiendo que el énfasis es difícil de expresar por escrito y puedo admitir determinadas licencias, no sirve de nada que me pase el día explicando a mis alumnos que no se puede poner una coma entre sujeto y verbo si luego Metro de Madrid pone carteles enormes por toda la ciudad diciendo: "El metro que todos quisieran tener, vive en Madrid".

Tal y como yo lo veo "El metro que todos quisieran tener" es el sujeto de la oración y el relativo "que" introduce una subordinada adjetiva tras la que va el verbo "quisieran", es decir, según mis conocimientos de gramática, esa coma es incorrecta.

Para la mayoría de ustedes este debate es estéril pero yo he hecho de los debates estériles una forma de mi vida, así que, como sé que hay varios editores y correctores leyendo este blog, agradecería aclaraciones al respecto.

Gracias.

lunes, noviembre 24, 2008

La crisis del Madrid


No me creo la crisis del Madrid. Vamos a ver, me creo que les eliminó un Segunda B de la Copa del Rey, me creo que perdieron dos partidos ante un equipo menor como la Juventus y me creo que su juego en Liga deja que desear si se compara con el año pasado o con el Barcelona de este año.

Sin embargo, toda la histeria que rodea al equipo me parece exagerada: lo de echar a Schuster, por ejemplo. En un equipo pequeño, al borde del descenso, el cese de un entrenador suele interpretarse como un revulsivo. En un equipo grande, es una claudicación, un fin de proyecto, un "esperemos al año que viene". Una invitación a que los jugadores bajen los brazos.

De acuerdo, el Madrid tiene una plantilla floja. Bastante floja, de hecho. Tiene lesionados, además. Su juego es regular. No se impone. Juega al contraataque, a rachas. Encaja muchos goles, casi tantos como marca, porque sus partidos son caóticos. No en un sentido positivo y espectacular sino todo lo contrario.

Pero está a tres puntos del Barcelona, y segundo clasificado.

Creo que mi antimadridismo está más que demostrado y no necesito afirmarlo de nuevo, pero envidio la capacidad competitiva de ese equipo. Para mí, Raúl simboliza al Madrid precisamente en eso: no tiene demasiada calidad, no tiene demasiado talento, no es demasiado fuerte, no arrasa, no abruma... pero no se rinde nunca. Gana. 1-0,2-1, 3-2, 4-3... pero gana. Se agarra con uñas y dientes a las competiciones, especialmente a las largas, las que priman la regularidad y el esfuerzo.

Sus carencias se ven en los sprints cortos. Eliminatorias a doble partido sin margen de error.

El Madrid está bajo. De acuerdo. Tiene frente a sí unos cuantos partidos de aúpa, además: Getafe y Barcelona, fuera; Sevilla, Valencia y Villarreal, en casa. Puede hundirse o puede volar. Por supuesto, si uno piensa ahora mismo en un Barcelona-R.Madrid la palabra que se le viene a la mente es "goleada", pero lo mismo pasó el año de Capello, cuando el Madrid visitó el Camp Nou a siete puntos del Barça y se llevó un empate a tres con gol in extremis de Leo Messi. Acabó ganando la liga.

26 puntos en 12 jornadas es una barbaridad. Si eso es crisis, yo me parto. Su participación en los octavos de la Champions está casi asegurada, salvo catástrofe. Es probable que las cosas vayan a peor. Yo no lo niego. Yo lo deseo, de hecho. Pero me lo creeré cuando lo vea. De momento, sigo teniendo miedo. Mucho miedo.

domingo, noviembre 23, 2008

El éxito de la Copa Davis


La tendencia de Argentina a autodestruirse resulta preocupante. En todos los aspectos: desde la elección de sus gobernantes a la confusión de su política económica al continuo desperdicio de potencial deportivo. Han heredado nuestra tradición pesimista y trágica.

La Copa Davis fue un ejemplo más: Argentina partía como favorita indiscutible, pero en ningún momento pensó en la eliminatoria como tal. Pensó en el destino, pensó en la euforia, pero no en la realidad. Argentina odia la realidad. Si cantan, si insultan, si bailan, si ríen, si lloran, en las gradas o fuera de ellas, es precisamente para esquivar lo que está pasando, como un acto religioso de confraternización en la esperanza. ¿Esperanza de qué?

De entrada, la Federación decidió jugar en Mar del Plata. Ni en su fortín de Buenos Aires capital ni en Córdoba, donde Nalbandián esperaba jugar. La decisión causó una gran polémica y un profundo disgusto que David no se preocupó en esconder. Después, escogieron a un jugador enorme pero agotado: Del Potro. Lo pagaron muy caro. Tras un final de temporada vertiginoso, recién llegado de Shanghai, donde jugó la Copa Masters, la joven estrella adolescente estaba absolutamente muerto: duró tres sets en toda la eliminatoria, eso fue todo lo que dio de sí.

Por último, eligieron una pista que no permitía plan b. Se puede pensar que era lógico, teniendo en cuenta que Nadal es el rey de la tierra y la hierba, pero los argentinos se manejan mejor sobre arcilla que bajo techo. Salvo Nalbandián, claro. Con Del Potro lesionado, lo que quedaban eran dos expertos terrícolas: Acasuso y Calleri. Frente a ellos, dos especialistas del saque y la derecha plana: López y Verdasco.

En definitiva, mucha charanga, mucha euforia pero muy poco análisis y muy poco juego: el baño de Emilio Sánchez-Vicario a Alberto Mancini ha sido de órdago.

Pero todo esto sería obviar los méritos de España. En concreto, de dos tipos que siempre han vivido a la sombra de los demás y que siempre han parecido flaquear en las grandes ocasiones: Feliciano López y Fernando Verdasco. López tuvo el enorme mérito de aguantar a Del Potro durante los tres sets que estuvo sano, para rematarle en el cuarto. Verdasco titubeó demasiado pero cumplió. Titubeó en el doble, perdiendo su servicio en momentos decisivos y titubeó en el cuarto punto individual, con demasiadas dobles faltas y errores absurdos. Aunque su triunfo en cinco sets pueda tener un punto heroico lo cierto es que al nivel al que está el Chucho ahora, Fer tenía que ganar ese partido sí o sí.

Lo hizo. Suficiente.

Ganar la Copa Davis fuera de casa siempre es un éxito. Bajo techo y en pista rápida, para España es un imposible. Sin Rafa Nadal y con un David Ferrer muy tocado mentalmente desde agosto -de hecho, su convocatoria ya fue innecesaria-, casi un milagro. Había que dar el 110% y confiar en que Argentina se descompusiera entre nervios, falta de adaptación, exceso de responsabilidad y guerrillas internas. Se dieron las dos cosas.

En más de 100 años, España jamás había ganado una Davis. En los últimos ocho, ha ganado tres. Recuerdo cuando Ferrero ganó a Hewitt en Barcelona: la sensación de estar viviendo un momento histórico, irrepetible. Y sin embargo ahora me permito incluso ser distante y criticar el segundo servicio del jugador que nos ha dado la Ensaladera. Nos acostumbramos al éxito tanto que nos cuesta disfrutarlo, supongo.

Intentémoslo, en cualquier caso, aunque ganarle a Argentina siempre tenga algo de doloroso, como derrotar a un hermano, como romper un espejo.

viernes, noviembre 21, 2008

Crecí en los 80

Supongo que llego tarde a esto como a todo, pero Arantxa me lo manda y yo voy y lo pongo porque me ha hecho gracia.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid...


La actitud del Ayuntamiento de Madrid después del asesinato de Álvaro Ussía en la discoteca El Balcón de Rosales está siendo bochornosa. Uno podría decir que antes ya era bochornosa y probablemente tuviera razón. Tampoco quiero caer en exageraciones como aquella truculenta portada de "El Mundo" en su edición de Madrid que recogía la visita del alcalde al tanatorio con el tremendo sobretítulo: "Gallardón frente a Álvaro" o algo así, como si Gallardón hubiera sido el asesino.

"El Mundo" y sus frecuentes exageraciones. Para eso está Arcadi.

Sigo. Probablemente movido por esa portada y por cierta conveniencia socio-política, el Ayuntamiento ha aprovechado el tirón mediático para perjudicar... a los amenazados. Es algo habitual en política. ¿No os sentís seguros en los sitios? ¿Hay bares que no cumplen con las condiciones necesarias? Pues los cerramos. Ayer, según "El País", se clausuraron "But", en Tribunal, el "Moma", en José Abascal y "La Riviera", junto al Manzanares.

¿Velar por la seguridad? ¿Evitar que los matones campen por sus anchas? No, para qué. Mejor cerrar sin más los sitios que hacen ruido para que las familias duerman tranquilas y los niños se queden en casa. Yo no soy el tipo más transgresor del mundo. Creo que eso ha quedado claro. De entrada, nunca he tenido ningún problema con ningún portero, si bien es cierto que es complicado tener problemas con porteros cuando vas al Colonial, que no tiene, o al Tupperware, donde el portero hace eso: abrirte la puerta. Además, vivo en Malasaña y hay noches que querría conducir el camión del exterminio para recoger a todos los borrachos que se empeñan en mear en las inmediaciones de mi portal.

Pero soy un tipo con mucha noche y creo sinceramente que ese es uno de los grandísimos activos de esta ciudad. Wyoming lo dijo hace años: "La gran oferta cultural de Madrid es que a las tres de la mañana la ciudad esté llena de sitios abiertos". Wyoming exagera, también es algo habitual, pero hay algo de cierto: Madrid tiene la magia que tiene porque no se para nunca. No es Barcelona, en ese sentido. A la hora que sea, el día que sea, hay un concierto, hay una discoteca, hay un atasco.

Gallardón tiene que darse cuenta de que es el alcalde de la ciudad de la que es alcalde y no de la ciudad que a él le gustaría. No puedes cerrar La Riviera sin más, de un día para otro, para dar la sensación de que estás haciendo un trabajo que te has pasado por el forro cuando se trataba de El Balcón de Rosales y sus gorilas. La Riviera es uno de los pocos sitios que quedan medianamente decentes donde los grupos españoles e internacionales pueden tocar. Junto a Joy Eslava, últimamente, el único, y creo que en el post de ayer ya dije todo lo que tenía que decir sobre la Joy...

Esos tics populistas de los gobiernos -especialmente de los gobiernos conservadores- me sacan de quicio: han matado a un chico en un bar, pues cerremos los bares. No es eso, no es eso... Saquemos a los traficantes y a los matones de las discotecas. Tampoco hay tantas discotecas que den problemas igual que no hay tantos matones. No puede ser complicado enterarse. Limpiemos. Pero no nos carguemos parte de la cultura de esta ciudad para evitar una portada. Es demasiado barato y miserable.

jueves, noviembre 20, 2008

Los Ting-Tings, a 50 céntimos el minuto


Que yo puedo entender que si los Ting-Tings tienen solo un disco en el mercado y algún otro single por ahí suelto en plan rareza, pues el concierto acabe durando 45 minutos -de 21.40 a 22.25 aproximadamente-. Eso lo puedo entender.

Incluso puedo entender que, puesto que es el típico grupo que mueve a bastante gente pero tampoco está para llenar Aqualung, pues decidan programarlos en Joy Eslava, con su ropero interminable y su sonido francamente irregular -no es que se oiga mal en general, es que se oye muy mal en determinados sitios y cuando está lleno, uno no puede elegir en qué sitio se pone-.

Así que, eso, puedo entender muchas cosas, pero me cuesta entenderlas a 24 euros la entrada. Es decir, 50 céntimos el minuto de actuación. Un poco exagerado. Aunque por supuesto, "Great DJ" y "That´s not my name" y "Shut up and let me go", pero, hombre, hombre...un poquito de por favor.

(Eso sí, luego Costello, y los discos de The Killers y Vetusta Morla casi completos, es decir, los mismos 45 minutos pero con "Mr. Brightside", "Read my mind", "All these things that I´ve done", "Autocrítica" "Rey Sol", "La marea" y ese largo etcétera. Ah, y Anne de camarera, para rematar, esa entrañabilísima donostiarra)

miércoles, noviembre 19, 2008

"No es país para viejos", de Cormac McCarthy


Dice mi hermano que la película de los Coen es una comedia. A mí no me pareció una comedia, pero sí es cierto que los Coen dan al absurdo un toque cómico constante que puede hacer desviar la atención del espectador. Y puede, incluso, que les hiciera gracia convertir la novela en una especie de comedia absurda de persecuciones. O al menos en parte.

Desde luego el libro no es una comedia, eso se lo voy diciendo ahí. Sí está lleno de diálogos -la novela es una sucesión de diálogos, de hecho, junto a descripciones de acción al estilo de un guión sólo que en vez de poner "CORTA A" pone "y"- que tienen un punto gracioso para los que vivimos aquí. Es decir, para los que no somos sureños texanos de más de 50 años. Sin duda, Cormac McCarthy lo hace a propósito.

Situando la acción a principios de los 80, el autor evita que se busquen relaciones inmediatas con la actualidad pero a la vez conseguir que esa fecha sirva de referencia para lo que vendrá después. El protagonista de la novela, el sheriff Bell, de un condado de Texas, a punto de retirarse, tiene unos matices psicológicos que la película no consigue reflejar: es un hombre que no cree en lo que hace. Que no cree en sí mismo -piensa que es un farsante y un cobarde, que siempre lo ha sido desde la II Guerra Mundial, en la que combatió- y que no entiende nada de lo que pasa fuera.

Absolutamente nada.

El libro es un libro sobre la perplejidad. La desintonización. El mundo no es el que era. Estados Unidos no es lo que era. ¿Alguna solución? No. Bell abandona el cargo, en parte por hartazgo, por culpabilidad y por miedo: los viejos ya no entienden a los nuevos y no sirven de nada. Hace falta nueva gente con nuevos métodos.

En medio, una múltiple persecución que nace del engaño y la matanza de unos narcotraficantes. Sin duda, la droga es uno de los símbolos de "lo nuevo" que Bell no entiende. No entiende las matanzas y ni siquiera entiende que eso valga dinero, es decir, no entiende qué demonios ha pasado en este país para que de repente la droga sea un bien de consumo que produce tantísimo dinero como para que la gente se recorra el país con maletines llenos de dinero y disparando a todo lo que se mueve.

Un país de psicópatas.

Un país que tiene a Anton Chigurh -Javier Bardem en la pantalla-, una especie de eslabón perdido. Un "fantasma" como se refleja en el libro a menudo: un hombre sin ningún escrúpulo, capaz de asesinar y torturar por puro placer, pero que a la vez le mueven los viejos principios: la palabra dada, el compromiso, el gusto por su profesión. Se mantiene alejado del dinero y las drogas. Eso es lo que le hace invulnerable, en su opinión, y el lector tiende a pensar que sí.

De fondo, Vietnam, la Guerra Fría, la II Guerra Mundial... "No es país para viejos" es, en parte, lo que querría hacer Michael Moore, pero bien hecho: un análisis de la descomposición de un país desde dentro del propio país. Una especie de psicoanálisis en el que no se oye al doctor, sólo al paciente. Lo dicho: no hay recetas.

La riqueza de los personajes y sus diálogos es desbordante. Eso sí, al principio, reconozco que si no hubiera visto la película no me hubiera enterado de nada. No se dan pistas ni se hacen rehenes. Minimalismo al máximo. Esto es lo que hay. El narrador pasaba por ahí todo el rato.

Si tuviera que resumir esta novela en una palabra, esa palabra sería "libraco", cosa que por otro lado ya esperaba y que, para los que no me conozcan, quiere decir que es muy buena. Exageradamente buena.

martes, noviembre 18, 2008

Miguel Ángel Silvestre deja de ser El Duque


Conocí a Miguel Ángel Silvestre en el mismo cortometraje en el que conocí a Xenia Tostado: "Dolly", de David Pinillos. Si soy sincero, no le presté mucha atención. Quedé eclipsado por Xenia, como todo el mundo puede comprender. Ni siquiera sé si estuvo en la fiesta-cena posterior en la bodega aquella, con su cueva y sus músicos maravillosos.

Lo siguiente que supe de él fue en Valencia, en el Cinema Jove de junio de 2007. Le dieron el premio al actor del futuro o algo así. Por entonces, ni tetas ni paraíso ni historias. Yo le mandé un SMS a David y él me contestó que se alegraba mucho. Eso era todo.

De repente, un día, mi entrevista a Xenia empezó a recibir visitas a lo loco y me enteré de lo de la serie y de que había un Duque y de que ese Duque resultaba ser Miguel Ángel y luego llegaron los reportajes en televisión, con guardaespaldas, gritos enloquecidos, fans desmayadas y él sonriendo todo el rato, como buen actor, como buen ex-modelo, seguro que sin entender nada. Uno no pasa de Medina del Campo y el Cinema Jove a esa locura sin pensar que no entiende nada.

Y en San Sebastián volvimos a coincidir. En la fiesta de invitados. Todo el mundo pasaba de Woody Allen, de Bardem... Sólo había ojos para el Duque. La salida y la entrada del Reina Cristina estaba colapsada por miembros de seguridad y niñas que esperaban bloc de notas en mano. En el Kursaal pasaba lo mismo. En la misma fiesta le vi pasar diez segundos, corriendo, rodeado de guardaespaldas, como si fuera un criminal entrando en un furgón policial.

Le mandé un mensaje a Xenia: "La vida de Miguel Ángel es un suplicio, ¿no?" y ella contestó que quizás no tanto, pero que fácil no era.

Ahora me entero de que deja la serie y de verdad que hasta cierto punto respiro con alivio. Porque estoy convencido de que esa vida tiene que ser un horror. Perseguido las 24 horas del día. Sin poder salir a la calle, a tomar una caña, a comprar al Rastro... Todo por una serie. Sí, seguro que ganaba dinero, claro. Pero ¿cuánto dinero vale prescindir de tu vida?

No sé hasta qué punto Miguel Ángel es un buen actor. Vi un capítulo de la serie y aquello me pareció un desastre. En "Dolly" estaba correcto. El Cinema Jove no suele regalar sus premios y desde luego no tenía ninguna necesidad de regalarlo entonces... Así que confío en que las cosas le vayan bien y pueda volver a pasearse por las fiestas saludando a la gente, hablando y sin necesidad de refugiarse en los reservados.

¿Qué coño ha pasado en el G-20 y pico?


De entrada, no sé ni cuántos han ido. Esta mañana he leído algo de "la reunión del G-20+1" o quizás lo oí en la tele. Supongo que es un error, porque, que yo sepa, aparte del G-20 también estaba el G-8, así que eso hace al menos un G-28+2, porque además de España, Holanda también fue invitada por Sarkozy.

Aparte, ni idea de en qué ha consistido la "refundación del capitalismo". Supongo que cuando uno se reúne así para refundar esas cosas luego no las anda publicando por ahí. Se lo cuenta a los amigos, como mucho, por si acaso, y ya está.

Durante semanas sólo hemos oído hablar de la reunión de marras y ahora resulta que nadie suelta prenda: sabemos que nuestro presidente ha ido, pero no sabemos qué ha dicho. No sabemos qué le han contestado. No sabemos qué acuerdos han tomado. Nada. A lo mejor, creían que esto iba a ser como las guerras en directo de la CNN y ha resultado ser una postguerra: silencio y a otra cosa.

lunes, noviembre 17, 2008

Ensalada mixta


Ensalada mixta en Casa Carmen, un sitio horrendo de la Plaza Mayor. Realmente horrendo y con un servicio detestable. Ensalada con filete en un bar grasiento de Conde de Casal. Ensalada mixta -sólo tomate, cebolla y lechuga, advierto al camarero- en Malasaña, mientras veo al Barça de Guardiola pulir a otro rival más y el dueño me mira con cara de ¿qué demonios hace este tipo cenando eso?

Agua. Agua todo el día. Dos-tres litros. Distintas botellas que voy tirando, en vez de rellenarlas que sería lo lógico. Agua camino de Leganés, de Tribunal, de San Blas, de la Casa de Campo. Agua en el Colonial, en el Sideral, en casa de Nano, en mi casa, en el bar de abajo...

Baloncesto, pese a la ciática. Baloncesto arriba y abajo durante dos cuartos enteros y hoy, entrenamiento, y mucho camino y mucho sudor. De Tribunal a Avenida de América. De Tribunal a Callao. De Tribunal a Plaza de España y luego a Príncipe Pío y luego por la Casa de Campo, medio perdido, hasta llegar al campo del Estudiantes de manera casi milagrosa.

Reviso cifras de mi anterior intento de adelgazamiento, hace cuatro años y medio. Entonces perdí 6,5 kilos en dos meses. Cuando me pongo exagerado, me pongo muy exagerado. Sueño con tortillas de patatas y bocadillos de chorizo frito y ganchitos y patatas y donuts y mi nevera está llena de trampas que esquivo como puedo.

Llegará un día en el que, efectivamente, pesaré 72 kilos y no 79, como ahora, y entonces tendré que preguntarme, como en 2004, ¿y ahora qué?

viernes, noviembre 14, 2008

Any Given Friday

Salgo de casa eufórico. Creo que por fin he escrito algo que se parece a "La fugaz vida feliz de Francis Macomber" y si me dediqué a ser escritor probablemente fuera sólo para eso, así que, en cierto modo, ya puedo descansar. Me meto el DVD de "Manhattan" en el bolsillo derecho del abrigo y "No es país para viejos" de Cormac McCarthy en el izquierdo. Compro una botella de agua en un chino -estoy a dieta, quiero adelgazar- y me pongo a andar para hacer algo de ejercicio.

Bajo La Palma hasta Noviciado, luego subo Noviciado y giro y cojo el metro de Plaza de España y saco el libro y me pongo a leer, la botella de agua entre las piernas para que no se caiga, en equilibrio inestable. Paso Príncipe Pío, Lago, Batán, Casa de Campo... hasta llegar a Puerta del Sur. Allí hago trasbordo y cojo el MetroSur hasta Casa del Reloj.

Descubro que me estoy haciendo pis así que acelero el ritmo. La Cubierta de Leganés queda a mi derecha mientras bajo por la calle Maestro y un grupo de chicas vestidas de azul supermercado invaden la acera con sus puestos de publicidad. Esquivo. Descubro que la pista de tenis que pilla de camino no es de tierra batida sino que es de cemento pintado como si fuera tierra batida, llego a la DAT, pregunto en personal y me dan dos papeles: el nombramiento de mi sustitución en Parla y el cese, exactamente 33 días después. También me indican el camino hacia el baño. A la salida, compro otra botella en una máquina expendedora.

De Casa del Reloj voy a Leganés Central. Subo las escaleras, compro un billete de Cercanías y cojo el tren que va Móstoles/El Soto pero pasa por Villaverde, Orcasitas y Méndez Álvaro. Allí me vuelvo a bajar -Chigurh persigue a Moss, Wells persigue a Chigurh, Bell persigue a Moss, Chigurh y Wells- y cojo la línea 6 hasta Conde de Casal. Aún son las dos y diez. Llego a Lolita Peliculitas y me abre Noelia.

Es el último día de Ceci, así que charlamos un rato sobre planes de futuro y nos bajamos a un restaurante que hay bajando Doctor Esquerdo hacia Estrecho. Intentamos meternos siete personas en una mesa para dos y lo conseguimos, aunque no sea agradable. Tengo hambre. Pido un filete a la plancha con ensalada y devoro la lechuga y los tomates como si fueran albóndigas o pinchos de tortilla de patata. A las cuatro vuelvo a coger el metro, hasta Avenida de América y allí -Cartagena, Parque de las Avenidas, Barrio de la Concepción, Pueblo Nuevo, Ascao, García Noblejas, Simancas...- tiro por la línea 7 hasta San Blas.

Salgo deprisa, muy deprisa. Entro corriendo en la Escuela y voy al baño otra vez. Recojo las fotocopias, tomo un anti-inflamatorio para mi recién descubierta ciática -sorprendentemente, los análisis del miércoles no indicaron que me fuera a morir sino que estaba como un roble- respiro hondo y dejo entrar a los chicos de la primera clase. Repasamos el presente simple, las preguntas, algunas negaciones, los sistemas de evaluación, los colores, los adjetivos y vemos cinco minutos de "Manhattan" en el DVD. Probablemente, los cinco mejores minutos de la filmografía de Woody Allen. Cuando aún era cínico.

La clase acaba a menos diez, así que bajo otra vez al lavabo -compré una botella justo al llegar a la Escuela, bebo tragos mientras explico ejercicios-, devuelvo fotocopias que no son mías, borro la pizarra, escribo cosas nuevas y hago entrar al nuevo grupo. Las cosas no van bien. Tienen más dudas y me enzarzo en una discusión absurda que me hace perder un poco los nervios. Ya que no nos pagan por las horas que estamos ahí, lo menos es que nos paguen porque no perdamos los nervios. Remontamos: presente simple, adjetivos, negaciones, interrogaciones, auxiliares básicos y "Manhattan".

Salgo de la Escuela con dolor de pierna. En el camino, Chigurh mata a Ross, cosa que era de esperar, pero que ocurre de manera tan aséptica como todo lo demás en el libro. Tengo cuatro libros de texto en la mano y un montón de redacciones que corregir. En Parque de las Avenidas se sube una chica que se empeña en sentarse donde yo he dejado los libros y me mira mal. El resto del vagón está casi vacío. Al rato, pone música en alto en su móvil.

Jorge Marazu hace llamadas perdidas que no puedo contestar porque siempre las veo tarde. El metro en Gregorio Marañón está imposible: el andén lleno cuando aún quedan 7 minutos para el siguiente tren. Pienso en subir y coger un taxi, pero además de adelgazar quiero ahorrar, así que espero. El vagón, como era previsible, está lleno pero quepo. Todo el mundo se va de juerga, yo vuelvo a casa. Curioso. En el mismo espacio y el mismo tiempo.

Llego a casa y me hago un bocadillo de jamón de york. Echo aceite en la sartén y harina en los filetes de gallo. Llamo a Dani Pacios y a Fer Heads. Repaso el e-mail. Miro la agenda de mañana y me echo a temblar.

jueves, noviembre 13, 2008

Rafa Pons y la gente guapa de esta ciudad

Último concierto de Rafa Pons en la "gira" de su primer disco. Lleno absoluto en el Búho Real como siempre. Hay algo extraño en el público de Rafa Pons y esto no pretende ser una crítica a Rafa ni mucho menos a su público, pero a la Chica Portada y a mí nos extraña un cierto toque "pijo" en la audiencia. Y es extraño, digo, porque Rafa no es nada pijo, no tiene nada de pijo, su música es más bien gamberra, canalla y urbana. No es Pignoise, desde luego.

Pero, bueno, ser pijo no es nada malo, y a lo mejor todo es una cuestión de prejuicios -como se puede ver no quiero que se me llene el blog de comentarios del tipo "pues yo fui al concierto y no soy pijo", yo también fui y no soy pijo y si lo fuera, ¿qué pasa?- y llevar una camisa y un jersey muy monos no es ser pijo.

Sólo que en el "circuito" llama la atención, eso es todo.

En cualquier caso, a lo que iba: entrada de Nena Daconte desaprovechada en el bolsillo -no me apetece ir solo a la Joy Eslava- quedo con la Chica Portada y nos vamos al Búho y Darío nos explica que le quedan solo tres entradas, pero eso está bien porque somos solo dos y el sitio, efectivamente, está lleno y Rubén contento y nos saludamos y nos abrazamos y hablamos de acrobacias diversas mientras Rafa presenta canciones de su nuevo disco -aunque ya las conociera de tantos conciertos- y vamos ganando posiciones por el bar: de la esquina de la izquierda a la columna de la izquierda y luego un poco más adelante...

La Chica Portada se aprende la coreografía de "Malaputa" y amenaza con salir a bailarla la próxima vez. Discutimos sobre si Rafa Pons se parece tanto a Álvaro Vázquez o no. No llegamos a un acuerdo. El concierto acaba pronto -para nosotros pronto, porque empezamos tarde-, la gente se sabe todas las canciones. Sigue siendo un fenómeno, lo de Rafa en Madrid: en Barcelona, junto a Dani Flaco dominan el mercado cantautoril, pero aquí, ¿dónde está la promoción de Rafa Pons en Madrid? En ningún lado. Y sin embargo... Boca a boca, lo llaman.

Recuerdo un concierto de Rafa en el que acabé conociendo a la chica del tiempo de Telemadrid, un concierto de Rafa en el que acabé quemando Zaragoza, víspera electoral haciendo cola en un antro inmundo, un concierto de Rafa en el que acabé con Lichis, Joan Berenguer y una chica absolutamente preciosa en un bar de la calle Barquillo... Pero este no es esa clase de concierto. La Chica Portada y yo estamos cansados. Nos sentamos en una mesa, nos encontramos con parte de nuestro pasado -miento, mi pasado- y después de uno de esos ratos que uno pasa casi por compromiso -no nos íbamos a ir nada más acabar, va contra nuestros principios- nos despedimos de la gente y nos vamos tranquilamente. Hasta la próxima, en febrero, en Galileo.

miércoles, noviembre 12, 2008

martes, noviembre 11, 2008

Pedro Solbes, ese tipo extraño


Hay algo en Pedro Solbes que no consigo desentrañar. Me refiero a su prestigio: dos veces ministro de Economía en distintos gobiernos socialistas, comisario europeo durante varios años, una eminencia reconocida en muchos ámbitos, una carta de seguridad para el electorado...

Sin embargo, algo no me cuadra: Solbes fue ministro de Economía durante la peor crisis de España en la era democrática: la del 93. De acuerdo que él no fue el culpable, quiero decir, "heredó" esa situación, pero tampoco hizo mucho por solucionarla. Sus mensajes iban en la dirección de "hay que apretarse el cinturón" y "hay que olvidarse del euro". Curiosamente, cuando él se fue, en 1996, la situación económica mejoró hasta el punto de que España entró en el mercado de la moneda común, con superávit en las cuentas, control de la inflación y mejora en los niveles de desempleo.

15 años después de que entrara en el Gobierno por primera vez, España se encuentra ante la segunda gran crisis económica de su historia democrática. Esta vez no se puede decir que sea "heredada" pero sí se puede matizar que el problema no es sólo español -aunque particularmente grave en España, con unos niveles de inflación, desempleo previsión de crecimiento negativo del PIB muy superiores a la mayoría de los países de Europa- sino mundial. De acuerdo. Pero si realmente es tan bueno, será porque es capaz de responder en momentos de crisis... Y resulta que todas las crisis le tocan a él. En fin, será mala suerte, pero como poco su capacidad de previsión es nula: no fue capaz de prever que España sí entraría en el Euro y no fue capaz de prever la tormenta que se venía con rayos, truenos y burbujas inmobiliarias de por medio. Es más, la negó, la negó y la negó hasta agotarse.

Lo que no es mala suerte, sino pura y dura torpeza, son sus declaraciones de esta mañana diciendo "Uno no queda para tomar un café por la mañana y por la tarde está refundando el capitalismo". Digo que son torpes y no absurdas porque me parece que tiene razón: la expresión de Sarkozy de "vamos a refundar el capitalismo" sin duda fue la típica exageración francesa.

Ahora bien, cuando después de nosecuanto tiempo pidiendo y pidiendo y pidiendo un sitio, hasta que al final -pura lógica, ¿cómo demonios se va a arreglar nada sin la octava potencia económica del mundo?- España ha conseguido que le cedan un asiento, ¿a qué demonios viene burlarte precisamente del que te ha cedido el sitio? ¿Tiene que decirlo en televisión, de verdad? ¿El ministro de economía de España, viniendo a minimizar los efectos de la reunión y dejando en evidencia a su huésped?

Hombre, hombre...

Hay veces que Solbes da la sensación de que sólo él se entiende y de que tiene un sentimiento de superioridad que le invita a pensar que si le hicieran caso, él sí que refundaría el capitalismo y lo que hiciera falta. Sólo que entre esa sensación y la realidad yo no veo más que abismos. ¿Hay algún economista en la sala?

lunes, noviembre 10, 2008

Antihéroe atiborrado de droga

Marazu, Vázquez, Ager, la Chica Portada y yo sentados en una mesa del Búho Real, con Rash de camarero, Darío ya en casa -o desaparecido en su pequeño despacho- y la música parada, como si nos tuviéramos que ir. Y es que son las 2 de la mañana. Es una pena porque la conversacióne estaba dando juego. Por un momento, me pareció que la Chica Portada se escandalizaba, aunque nunca lo reconocería desde luego.

Nos ponemos los abrigos -no es una noche muy fría en Madrid, pero no deja de ser 1 de enero- y buscamos distintos coches. Los encontramos.

Ha sido una noche algo barcelonesa, en palabras de Pablo. Después de su concierto, todo el mundo desapareció. Y eso que fue un buen concierto, porque Pablo está más tranquilo cuanto más pequeño es el sitio. Y cuanto más tranquilo, más divertido y cuánto más divertido, mejor es el concierto.

El Trece está cambiado y (me) parece más bonito.

Jorge Marazu cantó "Tan distintos" con él y luego hizo una suya, el cervantino Álvaro Vázquez hizo un monólogo breve y después una canción, Marta Tchai sirvió de puente entre el concierto y los bises con un despliegue de pasión y entusiasmo. El propio Pablo se atrevió con una versión de Celentano y otra de un tipo al que no conozco, lo siento.

Pero, claro, el mejor momento de la noche fue cuando salí yo a cantar "Antihéroe" y me sentí como un idiota, porque yo no sirvo para hablar mientras me presentan y me enrollo y no soy gracioso y empiezo a tocarme el brazo compulsivamente... hasta que empieza la canción y entonces sí -esta tarde, en San Blas, he cantado con dos alumnos "Something stupid" y ha quedado bien-, entonces consigo entrar en el tono de Lichis e imitar su voz y por lo que dicen "lo clavo", pero habrá que esperar a que María cuelgue en Youtube el vídeo para comprobarlo.

El caso es que me sentí tonto antes y después y medianamente bien durante. Tanto como para insistir en que formemos Repite Mojito, grupo de versiones y canciones absurdas, ideal para las noches en el Lady Pepa.

Gente entrañable, salida de un libro de Bolaño. Detectives salvajes. Antihéroes, de alguna manera. De los que no saben acabar una noche a tiempo. De los que me gustan, claro.

Yo cumplo años y mis amigos siguen teniendo 22, es acojonante.

domingo, noviembre 09, 2008

...Saber que sin vosotros duele más


Nunca fuimos tan guapos. A veces tendrían que pellizcarnos para tener claro que nuestra vida no es un sueño compartido. Gracias y feliz 2009 (o 1993 o lo que sea).

Contigo no, bicho

Maravilloso. "Mañana será otro día. No nunca será otro día, será el día después de que Chewbacca me dijera contigo no, bicho". Bravo.

sábado, noviembre 08, 2008

"Antihéroes" en el Trece

Bien, creo que ya podemos confirmarlo, después de los colosos ensayos de ayer: participaré en el concierto de Pablo Ager bajo mi nuevo nombre artístico: Repite Mojito, para versionear "Antihéroe", de La Cabra Mecánica. Será breve pero intenso. La canción nos sale pirata, excepto que Pablo hace los coros peor que Pepo, pero por lo demás...

Es probable, también, que antes y después de mi actuación, Pablo se toque algo, para rellenar. Será a las 22,00 en El Trece (calle Garcilaso, esquina con Luchana) mañana, domingo 9 de noviembre.

Por favor, llévense cámaras de vídeo para inmortalizar el momento.

Lichis en Clamores


Fernando Polaino y Lichis suben al escenario de Clamores. Como siempre, Miguel está algo tenso al principio, sin saber muy bien qué decir. Timidez. Polaino está más a gusto, más a su bola. Apenas hay unas 75 personas en la sala. No lo entiendo. Compré las entradas hace cuatro días para no quedarme sin ellas -y aun así pensaba...- y resulta que en pleno viernes hay mesas que se van llenando con el concierto empezado.

Ellos se lo pierden.

Lichis -esta vez en solitario, sin "amigos"- empieza por las "tranquilas", las "poperas", pero anuncia rumbas para el final, porque Lichis es pop, rumba, tango, hip hop, blues, indie, funky... La primera canción es "Gracias por nada", sigue con "Antihéroe" y culmina la primera parte con "Como Penélope en la estación del AVE" y "Hotel Lichis" -y por una vez, se acuerda de mi apellido-. Estoy con los chavales en la mesa: María, ex de Central Musical, Pablo Ager, Jorge Marazu -un tipo que jugó en el Carlos Tartiere no puede ser un mal tipo- y Álvaro Vázquez. Una combinación improbabilísima pero muy divertida, conversaciones sobre Wittgenstein incluidas.

De hecho, creo que Vázquez y Lichis se llevarían de maravilla. Probablemente, alguien les haya presentado ya. Si no, maldita sea, tendré que hacerlo yo...

Lichis se va entonando y subiendo el ritmo. Nos sabemos todas las canciones y un grupillo al fondo pide todo el rato "Drip drop", lo que hace que sea imposible saber lo que piden hasta que, entrado el concierto, Polaino se da cuenta de que quieren decir "Drip pop". Marazu flipa, Vázquez flipa, yo me dejo llevar y doy palmas, golpeo vasos, sigo el ritmo como puedo y Miguel se marca casi toda su discografía, un concierto acojonante de verdad: desde "Reina de la mantequilla" hasta ese magnífico "El guardabosques se llamaba Charles" con el que nos obsequiaron durante dos minutos y medio ante el estupor general.

No sé, estos conciertos tienen un encanto especial. El encanto de la poca gente, de la comunicación constante, del punto de mezcla entre stand-up comedy y música, algo habitual en Clamores. La sensación de que todo el mundo se lo está pasando bien, ellos los primeros. Salen y entran y les vuelven a pedir "Drip drop" pero los acordes son demasiado difíciles, y aunque Lichis lo intenta al final lo dejan, porque la gente se piensa que un compositor puede tocar en cualquier momento cualquiera de sus canciones, incluso las que tienen casi 10 años, pero obviamente no es así y para eso se hace esa cosa llamada "ensayos".

Así que se ponen con "La canción de las plantas" y una versión del "Vengo de Lavapiés" y "Pinocho" -antes, mucho antes: "Shalala" y me acordé de tus ojitos de rana, "El malo de la película", "Que te follen", "La uña de la rumba", "Ay poetas", "La lista de la compra"...- y el final se alarga hasta las 00,30, que Lichis pide por favor que no le pidan que salga más porque no puede más -habrá tocado unas 20-25 canciones, quizás más- y toda la procesión va a visitar al santo al camerino y el santo deja la puerta abierta, porque así es él y nos abrazamos, nos besamos, le pregunto: "¿No te da vergüenza ser tan bueno?", él dice que no le da vergüenza ni decirme que me quiere y sale a abrazarse y besarse con más gente, mientras Polaino se sienta en el camerino y descansa.

Vicky propone ir al Honky, a otro concierto. Nosotros nos vamos al Búho Real, a otro postconcierto.

jueves, noviembre 06, 2008

Telecinco, Ángel Martín y "Sé lo que hicisteis..."


Rescato la manera de titular que implanté en El Semanal Digital y que siguen copiando de manera harto descarada para hablar sobre la famosa denuncia de Telecinco a Ángel Martín por sus comentarios en "Sé lo que hicisteis..."

Un previo: odio a Telecinco. Lo he puesto ya en mil posts, pero no espero que todo el mundo se ponga a leer todo lo que he escrito en dos años y medio, así que lo recuerdo: Telecinco para mí es la magnificación de la escoria moral y estética. Es el Tomate, Paqui Peña y un montón de amigos. Es una manera de ver la vida: ¿eres un ladrón y un estafador y te acaban de sacar de la clase? Estupendo, toma 300.000 euros y cuéntanoslo. ¿Eres una mujer maltratada y tu marido casi mata a un tío por defenderte? Muy bien, toma otros 50.000 y nos lo explicas en "Prime Time".

Por supuesto, Telecinco no es la única cadena que hace esto, pero es de lejos la que "mejor" lo hace. Y con más empeño.

El colmo del cinismo llegó cuando Telecinco decidió demandar a Ángel Martín por comentarios injuriosos hacia profesionales de su cadena -en concreto, Jordi González-. Antes, había pedido al juez que prohibiera cautelarmente la emisión de cualquier imagen de la cadena por parte de La Sexta y en concreto "Sé lo que hicisteis...". Esa primera decisión la acepto pero me parece estúpida: no hay mejor publicidad para un programa que el hecho de que se hable de él, aunque sea mal. El público fiel a los chismorreos va a seguir viéndolos por mucho que Patricia Conde se ría de ellos. El público que nunca se plantearía seguir a Paqui Peña y sus aventuras de sucesos puede que se anime después de ver a Ángel Martín despellejarla.

En definitiva, les están haciendo un favor. Por supuesto, se aprovechan del trabajo de otros para rellenar su parrilla, pero eso es lo mismo que hacen los propios periodistas del corazón de Telecinco cuando se aprovechan del trabajo de otras revistas, medios de Internet, cadenas de televisión, agencias... bajo la excusa de que están "comentando la noticia".

Lo de Ángel Martín es un claro caso de intentar amedrentar a alguien. Es como si yo llamo a Ono, me coge el teléfono una chica, le explico mi problema, que me están robando con su servicio y que si no lo arreglan, la denunciaré a ella directamente por hacer de intermediaria. Yo, lo reconozco, a veces lo he pensado, pero me parece matonismo barriobajero y además absurdo: yo no tengo ningún poder para denunciar a alguien por un delito que no ha cometido.

Telecinco, sí. Ellos tienen mucho poder y pueden meterle el miedo a cualquiera. Quieren sentar ejemplo: "Que nadie se atreva a hacer lo que hace Ángel Martín o se la carga. No la cadena, él". Ley del silencio. Lamentable.

Otra cosa es la deriva que está tomando "Sé lo que hicisteis..." desde que se inició esta guerra de medios. Llevo viendo el programa creo que desde su inicio, en otoño de 2006. Vi las campanadas con ellos ese año y ya llevaba un buen tiempo disfrutando de Ángel en Paramount Comedy y el programa de Fuentes. Me parece un actor y un cómico excelente, descomunal.

No entiendo la violencia reciente de sus guiones. No entiendo que tenga que insultar de esa manera a todo el mundo, como si les odiara por completo. Se supone que el programa nació como una crítica de esa "cultura del odio" que venden los programas del Tomate. Era una manera de burlarse, de ver lo absurdo que era poner a parir a personajes que no eran nadie, que no habían hecho nada, constatar el vacío detrás de esas guerras de exclusivas, persecuciones por aeropuertos, coches derrapando...

Me parece que deberían volver a algo más sutil. Cuanto más sutil, más trasgresor y no al revés. Últimamente, cuando veo el programa me cuesta reírme. Me parece que hay demasiado odio ahí metido, que se han convertido en parte de lo que criticaban. También me parece que hablan demasiado de sí mismos. Estamos hablando de una idea magnífica y de unos profesionales de altísimo nivel que han demostrado que pueden hacer algo más. ¡Si han conseguido que incluso Miqui Nadal parezca divertido!

Que no lo pierdan. Sé que es complicado, pero que no lo pierdan. Es la mejor manera de joder a Telecinco.
Cortesías

miércoles, noviembre 05, 2008

Daimiel deja la NBA


Recuerdo los primeros partidos de la NBA en Canal Plus. Era la temporada 1995/96 y los Chicago Bulls ganaron 72 encuentros. El record de todos los tiempos. El comentarista era Andrés Montes y yo no podía con él. Me superaba. Me molestaba. Me intranquilizaba. Tenía ganas de quitarle el sonido a los partidos, que era algo ridículo, porque el baloncesto no es como el tenis o el golf: necesita comentarios.

El primer compañero que le pusieron fue Santiago Segurola -Segurola´s Computer- pero no aguantó ni dos meses. Es cierto que el ritmo de Segurola pega poco con la televisión, pero también es verdad que no pintaba nada allí, con ese histrión a su izquierda. Así que fueron pasando redactores y en esas encontraron a Antoni Daimiel -A. Daimiel, crónica en rosa- y la pareja funcionó. Durante casi diez años retransmitieron en directo todos los partidos de Canal Plus, Sportmanía, etc...

Comentar deporte no es fácil. Es difícil, de hecho. Creo que el único comentarista que ha conseguido cierto consenso en el mundo del baloncesto televisado es Chichi Creus, y habrá quien le considere un soso. Daimiel a veces se pasaba de listo, pero comparado con Montes, era un prodigio de prudencia. Aportaba datos, anécdotas y el conocimiento del juego que le faltaba a su compañero. Procuraba no caer en clichés ni en campañas, aunque tenía sus demonios particulares, claro, y eso a veces cansaba.

El caso es que la trayectoria de Daimiel en la NBA ha sido ejemplar. Un excelente trabajo. Para mí, los partidos NBA eran los partidos Montes-Daimiel y sus conversaciones sobre el Calabassas Club o el Verano del 99, el Club de Se Dejaba Llevar... No sé, desde fuera es difícil de explicar: Daimiel hacía a Montes soportable. Ahora, resulta que Daimiel deja la NBA. Se queda en Canal Plus, en el programa de Michael Robinson, haciendo reportajes. No se considera valorado y tiene más razón que un santo.

Le echaremos de menos, claro.

Más información en Solobasket.

martes, noviembre 04, 2008

"Diario de un mal año" de J.M. Coetzee


Demasiadas cosas me vinculaban a este libro como para no leerlo: de entrada, se publicó a la vez que el mío, que también pretendía ser un diario. Luego, se publicó en lo que para mí fue no un mal año sino un año terrible, desastroso, pésimo. Por último, se trataba de Coetzee, un escritor que me deja frío en demasiadas ocasiones pero del que no puedo dejar de admirar su técnica y su estilo.

"Diario de un mal año" es un libro de ensayos y una novela. Juntos. En las mismas páginas. Dividiendo la hoja en tres, Coetzee nos presenta sus "opiniones contundentes" acerca de todo tipo de problemas en el mundo, la historia del escritor que conoce a una chica mientras escribe dichas opiniones, y la historia de la chica que conoce al escritor y pasa a ser su mecanógrafa.

Vayamos por partes: las opiniones contundentes son brillantes, pero en casi todos los casos niego la mayor de su argumentación. Que Coetzee escriba como los ángeles no quiere decir que siempre tenga razón. Yo no se la daría casi nunca, aún después de admirar la manera de desarrollar su argumento. Me parece que parte casi siempre de presupuestos erróneos y prejuicios discutibles. Resumamos en que, del mundo actual, todo le parece mal.

Aun así, es una delicia leerle y desde luego te hace pensar. Es la mejor elaboración posible de un argumento normalmente muy repetido: los Estados Unidos y Bush tienen la culpa de todo. Y si no es Bush, es Cheney. Ya he dicho varias veces, hablando de cine, que estaba harto de Bush, y no voy a cambiar de parecer ahora. Creo que a las cosas se les puede dar una vuelta más.

La historia del escritor y la mecanógrafa es interesante pero no pasa de ahí. Un prodigio de distancias y frialdad, como siempre. De cosas que se piensan y no se dicen. De sutilezas. Coetzee es un escritor prodigioso, en eso estamos de acuerdo, pero de repente acaba el libro y te quedas con una sensación algo amarga. No sé explicarlo.

La parte novelada está compuesta por tres personajes: el escritor sudafricano Juan C. residente en Australia, una vecina suya de la que cae fascinado en su senectud y decide contratarla como mecanógrafa y el novio de esa vecina, que hará de contrapunto a todas las opiniones contundentes que se exponen en el libro: es liberal, práctico, joven, bruto y maleducado. C. es anarquista, soñador, teórico, iluso... Anya pretende ser el punto medio, pero no lo consigue. Su afinidad con Alan, su novio, es nula. En realidad, el libro consiste en la afirmación de una tesis y en la pretensión de una síntesis que no es tal, que es la negación exacta de la negación hasta el punto de casi volver a ser la afirmación primera.

No hay manera de saber lo que piensa y el personaje no es demasiado interesante. De hecho, lo que interesa es la lucha de gallitos entre Alan y C., la colisión entre dos mundos. Cuando Anya intenta ser sensual, le sale regular, como si Coetzee estuviera frenándose todo el rato, como si se empeñara en respetar unas distancias que, como narrador, no tiene por qué respetar y que, de hecho, su personaje quiere aparentar que no las respeta...

En definitiva, un libro que va de más a menos, conforme los ensayos van perdiendo interés y potencia -se repiten en demasía- y la novela se estanca poco a poco. Por ejemplo, el recurso de escribir a tres bandas en una sola hoja, dejando frases a la mitad que continúan en la siguiente página, está bien al principio. Luego agota un poco: yo, honestamente, no sabía qué hacer, si continuar la lectura página tras página o si leer en vertical como siempre he hecho y recordar dónde lo he dejado para seguir después. Por inercia, me incliné por lo segundo. Creo que es un acierto: las tres tramas están demasiado interconectadas como para leer una dejando atrás las otras.

Las primeras 100 páginas son maravillosas. 50, quizás. No siempre sucede, así que aprovechen.

Veruca Salt

Tenían nombre de participante en un concurso de Willy Wonka y su música recordaba ligeramente a las Breeders y, por lo tanto, a los Pixies, aunque menos punk y más pop. Su primer disco, "American Thighs" fue prodigioso y en los recreos del Ramiro comentábamos conciertos y canciones. En Aqualung, la cantante se tiró desde lo alto del escenario y fue pasando de mano en mano.

Por mi cumpleaños -1995, puede que 1996- me regalaron un EP con una canción "Shimmer like a girl" de single y tres acompañando. Era su canción más Hole y la habíamos escuchado en el programa de Paco Pérez-Bryan en Radio 3. Hasta donde yo recuerdo, todos escuchábamos ese programa, los sábados y los domingos de 4 a 6.

No nos poníamos de acuerdo sobre nuestra canción favorita ni sobre la letra de nuestra canción favorita. A mí me gustaba mucho "Twinstar". Durante una época me recordaba mucho a ti. Flying, when all I wanna do is drown, feels like you´re flying, oh god, I wish that I could fly... You want to lift me up, but you don´t know and you don´t see I´m stuck in my ways.

Yo siempre he sido muy de intentar levantar a la gente de la manera más torpe: tirando hacia arriba, sin más.

Había cierta unanimidad acerca de "25": a todos nos gustaba. Creo que fue el gran éxito de ese disco junto a "Get it back". En lo que no nos poníamos de acuerdo, insisto, es en lo que decía la letra. Laura mantenía que el estribillo era you can break me, shake me any way you want me. A mí me gustaba pensar que se limitaba a decir you can bend me, shape me any way you want me, que, por supuesto, me encantaba, porque ya entonces, adolescente por excelencia, tenía la manía de modelar la realidad a mi antojo, de empeñarme en que las cosas -y las personas, y sobre todo las chicas- fueran exactamente como yo quería que fuera. Niño tauro.

Y no sé por qué, me he acordado. Será porque algunos amigos están empezando a cumplir 25 años. Será porque echo de menos la entrega de la canción. No sé. Por si a ustedes les dice algo, les dejo con el vídeo:

Pobesito Timo Glock


No sé si saben quién es Timo Glock. Probablemente, sepan quién es Lewis Hamilton. ¿No? Bueno, pues empecemos por Fernando Alonso. Ese sí les suena, seguro... Bien, Alonso compartió equipo el año pasado con Hamilton y se llevaban regular tirando a mal. La afición española -mierda, reconozco que me incluyo en ese grupo- la tomamos con Hamilton y ahora la mitad de los telespectadores ponen la carrera para ver cómo lo hace Alonso y la otra mitad, para ver si pierde Hamilton.

El caso es que en el último circuito, en Brasil, se jugaban todo Hamilton y, precisamente, un brasileño, Massa. Massa, de Ferrari, tenía que ganar la carrera y la lideró de principio a fin. A Hamilton le bastaba con ser quinto. Si era quinto o mejor, ganaba el título independientemente de lo que hiciera Massa. Si quedaba sexto, tal y como fue la carrera, se quedaba sin título por segundo año consecutivo.

Bien, a falta de seis vueltas, Hamilton iba cuarto y con comodidad.

Entonces llovió.

Entró en boxes a cambiar ruedas, en previsión de un chapuzón apoteósico, pero sólo cayeron cuatro gotas. De hecho, todos entraron. Todos menos los dos pilotos del equipo Toyota: Timo Glock y Jarno Trulli. Eso les sirvió para recuperar puestos: Glock, de hecho, se colocó cuarto de manera inesperada, lo que dejaba a Hamilton, quinto, y con Sebastien Vettel justo detrás. Dos vueltas después, con la pista todavía en condiciones, Vettel superaba a Hamilton y le dejaba sexto y sin título.

Glock marchaba unos 25 segundos por delante.

Entonces empezó a diluviar de verdad. Vettel mantuvo la posición y entró delante de Hamilton... pero no como quinto, sino como cuarto. ¿Qué había pasado? Que Glock iba pisando huevos. Con neumáticos secos era imposible mantener el ritmo. De hecho, su compañero Trulli, el único con neumáticos secos en la pista junto a Glock, calcó el tiempo: más de 20 segundos más lento que el resto.

Hamilton entró quinto y se proclamó campeón del mundo. Desde entonces, he oído muchas tonterías, como que Glock se dejó ganar porque era alemán y Hamilton corre con Mercedes. Estupendo, y entonces ¿por qué le adelantó Vettel a falta de cuatro vueltas, jugándose el tipo? La mejor sin duda, repetida en Brasil y España era que Glock "dejó pasar" a Hamilton en vez de guardar posición.

Vamos a ver: si en Fórmula Uno es tan difícil adelantar no es porque el trazado sea estrecho sino porque sólo hay una trayectoria posible sin dañar los neumáticos. Cuando uno lleva neumáticos de lluvia, como Hamilton o Vettel, tiene que seguir la trayectoria más mojada posible. De lo contrario, se cargaría las ruedas a las dos curvas. Cuanta más agua, mejor. Obviamente, Glock tenía que hacer lo contrario, es decir buscar las zonas más secas dentro del aguacero. Sus trayectorias tenían que ser forzosamente distintas y, por tanto, es ridículo pedir a Glock que "cierre" a Hamilton cuando ni siquiera podría mantener el coche en el circuito yendo por la parte mojada...

Pero, vamos, que a mí me fastidió también y que, si quieren, pueden seguir dándole vueltas. Glock quedó sexto y estoy convencido de que para él fue un excelente resultado.

Parece ser que Obama es negro


Si me preguntan quién quiero que gane las elecciones estadounidenses del martes por la noche les diré que me da más bien igual, pero que casi prefiero Obama, más que nada porque McCain no me dice nada y al menos con Obama tendremos algo de tregua mediática.

Eso no quiere decir que Obama me entusiasme. Me preocupa su punto populista, algo barato. Yo era de los de Hillary Clinton.

Lo que sí me pone de los nervios es el análisis "político" que se da a su posible victoria mañana. Estoy harto de los comentarios del tipo "el primer negro que...", "el primer hombre de color que...", "40 años después del discurso de Martin Luther King, por fin...". Vamos a ver, yo no pretendo ser un jodido insensible: por supuesto, los negros en Estados Unidos han sido menospreciados, humillados y apartados de buena parte de la vida pública durante décadas y hasta hace bien poco.

El problema es que no se les veía como personas: se les veía como negros. Y como eran negros, pues eran inferiores. Muchos lo creían de una manera casi científica, otros porque les venía bien: siempre es bueno que se decida que hay alguien que es inferior a ti y te tiene que recoger el algodón y ceder el asiento en el autobús. Lo grandioso de la Lucha por los Derechos Civiles y en particular, lo grandioso de Martin Luther King fue cuando dijo aquello de "tengo un sueño: que algún día a mi hijo se le juzgará por sus méritos y no por su color de piel".

Y ahora resulta que lo más inteligente que se puede decir de Obama es eso: que qué bien que haya un negro que... Es decir, estamos en las mismas. Yo imagino a Barack Obama, nacido en los 60, criado en los 70. Un tipo que ha tenido que vencer prejuicios, seguro. Un tipo que a base de empeño y talento ha luchado porque no vean en él a un negro, sino a un hombre capaz, valiente, inteligente... lo que sea.

Pero la gente no cede. La gente europea no cede, al menos. Aquí seguimos con el exotismo de "mira, un negro", como en las películas de José Luis Cuerda. No creo que Obama esté contento con ello. Él ha luchado porque se le juzgue igual que si fuera un blanco, o un amarillo o lo que quieran. Y 45 años después de nacer, de cada tres adjetivos que se dicen sobre él uno es "afroamericano", "de color" o "negro".

A mí me ha parecido ejemplar que la campaña de Obama no hiciera referencia alguna a su color de piel. Hubiera sido ridículo. Igual que me parece ridículo que se analice políticamente estas elecciones dependiendo del color de piel de uno de los candidatos. Porque venir a justificar que Obama mola más porque es negro es justificar que alguien diga que no puede presidir un país porque es negro. Cada uno con sus neuras.

Yo interpreto que el sueño de Luther King se cumplirá de verdad cuando un negro llegue a la Casa Blanca sin que todo el mundo tenga que mencionar que es negro.

El talento. El valor. La capacidad. La inteligencia. Eso es lo que cuenta. Eso es lo que ha intentado demostrar Obama. Es lo que ha intentado demostrar McCain. ¿Quién lo ha conseguido mejor? El miércoles por la mañana lo sabremos...

lunes, noviembre 03, 2008

Somos Extremadura


Arcadi Espada veía hace poco signos de herencia nacionalista en la campaña de la Junta de Extremadura, consistente en publicitar su región poniendo paneles gigantes con fotos de extremeños ilustres por las ciudades del resto de España -al menos, Madrid y Barcelona-. Un auténtico pastizal.

A mí, más que nacionalismo, me parece paletismo. Puro y duro. Me parece de paletos tener que publicitarse en el resto del país como si los madrileños no supiéramos qué es un extremeño o como si pensáramos que el hecho de ser extremeño tiene unas malas connotaciones. La Junta de Extremadura -y me permito llamarles paletos, precisamente porque la Junta de Extremadura NO ES Extremadura- nos presenta a un montón de rostros más o menos conocidos y viene a decir: "Aquí estamos". Y mi respuesta es: "Muy bien, ¿y qué?".

Entiendo las campañas publicitarias turísticas, del tipo: "¿A qué no sabías que Trujillo es precioso, a qué nunca has estado en la Vera, a qué emociona ir al teatro de Mérida?" Eso tiene sentido. Un madrileño muy bien puede no haber estado en Mérida nunca. Lo que es absurdo y pueblerino es pensar que un madrileño se hace la idea de lo que consiste SER extremeño (y ya estamos con las dichosas identidades metafísicas) viendo la cara de Soraya o de Raquel Sánchez Silva.

Es como una "excusatio non petita". Nos vienen a decir: "Los extremeños también somos jóvenes, exitosos, guapos y creativos". Pues claro. Ya lo sabíamos. Sabíamos que hay gente creativa, joven, exitosa y guapa independientemente de donde haya nacido. Si son extremeños o no, probablemente no nos importe demasiado.

En definitiva, no entiendo la campaña. No entiendo el eslogan totalitario -ese "Somos" que se arroga el poder de manera absoluta-, no entiendo la reivindicación del SER extremeño, me parece de un ridículo absoluto pensar que ver a Soraya en una valla publicitaria va a cambiar mi forma de pensar sobre los extremeños, como si Extremadura hiciera frontera con Uzbekistán y no tuviera manera de conocer a nadie de allí o haber viajado mil veces y ser profundamente feliz, y, para rematar, no entiendo cómo alguien puede gastarse esta pasta en publicitar no se sabe muy bien qué y no saber hacer un cartel publicitario.

A Soraya la han sacado con barba. Tiene que estar encantada. No sólo el primer plano refleja todo su vello facial -lo exagera, de hecho, cuando con un poquito de Photoshop...- sino que además la foto es tan mala que, por las sombras, parece que ese vello es negro. Un desastre. Supongo que en cuanto se entere la propia Soraya o alguien de su entorno obligará a cambiar todas las fotos, claro.

Si no se lo creen, pásense por la estación de Tribunal y compruébenlo ustedes mismos.

sábado, noviembre 01, 2008

La Reina ya no es campechana


Me considero racionalmente republicano. Es decir, si tuviera que empezar de cero una nación, empezaría eligiendo un líder, y al morir ese líder, elegiría otro líder por sus cualidades y no por ser el hijo de... Por otro lado, entiendo el argumento de la monarquía sólo si se considera un trabajo: es decir, Felipe de Borbón es el más capacitado para ser Jefe de Estado porque es el que lleva más años estudiando para ello. Desde que nació, exactamente.

Pero me quedo con el primer argumento, me resulta más plausible. Al Jefe de Estado lo tendrían que elegir los ciudadanos de ese estado, véase Alemania, Francia, EEUU, etc.

Sin embargo, la monarquía no me es molesta. Es una de esas cosas que yo no defiendo y que, si las pienso, ya digo, me parecen injustas, pero que no me irritan demasiado. No quemo fotos del Rey ni me hago de cruces cada vez que lo veo en su velero. Intento aplicar el segundo razonamiento: alguien tiene que hacerlo y probablemente esa gente está más preparada. Además, la monarquía española desde 1975 ha funcionado bien. En un momento en el que todos estaban listos para darse de leches, era bueno tener a alguien que mediara entre ellos y tomara decisiones de futuro.

Dicho todo esto, paso a las declaraciones de la Reina Sofía y el escándalo que han supuesto. Yo no lo entiendo. Es cierto que tampoco entiendo qué demonios pretendía ella diciendo eso a una periodista por muy "off the record" que sea. Tú eres la reina y la otra es una periodista y hay cosas que te tienes que callar. A mí me parecería escandaloso que la posición de la Casa Real al respecto del matrimonio homosexual o el aborto fuera esa. Pero no lo es. Estamos hablando de la posición privada, personal, de una señora de 70 años de clase media-alta y tendencias conservadoras. ¿No es normal que piense así? Venga, ¿cuántos de nuestros abuelos o nuestros padres piensan eso mismo?

El asunto no es lo que pienses, es lo que hagas.

Me irrita que el PP se manifieste contra los matrimonios homosexuales porque el PP, como partido, tiene poder ejecutivo. La Reina, no. Las opiniones de la Reina no sirven para nada. Por eso mismo no debería haber aceptado que las publicaran y con esto no me refiero a que secuestren el libro, sino a algo más sencillo: callarse.

Ahora bien, reconozco que me irrita de alguna manera la reacción furibunda de determinados medios y sectores. Los eternamente agraviados. Estaban esperando a que los campechanos cometieran un error para saltar encima. No me gustó la portada de "Público", ese "¿Por qué no se calla?". No me gustó que fuera portada y a todo trapo, me refiero. En lo sustancial, ya lo he dicho: debería haberse callado.

No me gustó lo de Ángel Martín de ayer en "Sé lo que hicisteis...". Me resultó muy chabacano, eso de referirse a los reyes como "El Mataosos" y "La Pegaperros". Uno no puede hablar de los Jefes de Estado como si estuviera hablando de Paqui Peña. Llámenme conservador, si quieren. Me resultó cruel y vengativo, sin acabar de entender exactamente el qué estaba vengando Ángel. Lo curioso de todo esto es que el PP -González Pons, más bien- haya salido inmediatamente a criticar a Sofía -supongo que será la inercia- y el PSOE haya salido inmediatamente a defenderla.

Uno se pone a asumir papeles y no sabe encontrar los límites.

Algo huele a podrido en Baleares


El Parlamento balear está formado por 59 diputados. De ellos, 5 están imputados en algún caso de corrupción. Realmente, es algo inaudito. Es un 9% del total: el equivalente a 30 diputados nacionales del Congreso.

Eso podría sugerir que hay determinados partidos corruptos en esa comunidad autónoma, igual que, por ejemplo, había uno particularmente corrupto en la Costa del Sol. Casos aislados.

Sin embargo, no parece que sea así y lo más increíble es que no parece que nadie esté haciendo nada por ello. Es complicado localizarlos, pero hasta donde he podido investigar, de esos 5 imputados, 2 son del PP, 1 es del PSIB-PSOE y otro es el de UM que, directamente, va a ingresar en prisión y va a dejar al Govern sin mayoría en el parlamento, lo que, probablemente, lleve a una convocatoria de elecciones... salvo que alguno de los del PP acabe en el trullo también y la mayoría se repita.

No es la primera vez que esto pasa en Baleares: el gobierno de Matas -los dos gobiernos de Matas- no se caracterizaron precisamente por la transparencia, y el multipartito de Antich de 1999 a 2003 presentó problemas muy similares. De entrada, el punto en común es que todos, absolutamente todos, se empeñaron en pactar con UM, aun sabiendo que las cuentas no estaban precisamente claras...

Lo curioso de todo esto es que los ciudadanos siguen confiando en sus políticos, convocatoria tras convocatoria. No sólo me refiero a que UM consiguiera 28.000 votos en 2007 (más del 6% del total del electorado) sino que la participación superó el 60%. y sólo el 2% votó en blanco. Si yo viviera en una de las islas y viera que mis representantes, tanto del PP, como del PSOE, como de UM, como de... están continuamente en los periódicos quizás me daría algo de reparo votarles. Quizás entendería que ha llegado el momento de mandar un mensaje.