lunes, octubre 06, 2008

Arcadi Espada y Woody Allen

Arcadi está realmente indignado con la última película de Woody Allen. Dice en su columna de los sábados que es la peor película del cineasta. Es más, dice que, aunque no haya visto todas las demás, es la peor. Y que aunque no volviera a ver ninguna más, es imposible que hiciera alguna peor.

Yo no puedo estar de acuerdo. "Vicky Cristina Barcelona" no es peor que "El sueño de Casandra". Es lo que tiene haber visto (casi) todas. En lo que respecta a Barcelona, es un anuncio, de acuerdo, y la publicidad consiste precisamente en eso: en vender cosas que no existen. Por supuesto, la Barcelona de Allen no es la Barcelona de Espada ni es mi Barcelona. Es más que probable que la Barcelona de Allen ni siquiera sea la de Allen, sino el barrunto de un sueño romántico marino y latino.

También es cierto que hay paletismo. Por supuesto que lo hay. El paletismo del nuevo rico que paga al mejor pintor del siglo para que le haga un cuadro a su familia. Y por supuesto que hay algo extraño en que Allen se preste a ser pintor de cámara. Por lo demás, es propio de nuestro tiempo, y no sólo entre los catalanes, el deseo de pasar a la historia en cada acto. El Ayuntamiento, MediaPro y la Generalitat eligen esta película y este retrato de algo que no existe. Lo único que les importa es que sea bonito. Que les permita seguir mirándose como Narcisos en el río.

¿Nacionalismo? Puede. No sé. No me parece. Publicidad romántica, simplemente. La gran mayoría de la gente pensará que, efectivamente, así, esa Barcelona que no existe ha pasado a la Historia. Y sentirán envidia. Y querrán venir a ver ese sueño imposible. Y cuando lleguen aquí y se den cuenta de que todo eso no existe, no podrán ser más felices. Lo que se disfruta pillando a alguien en una mentira. Y así vendrán cada año y disfrutarán incluso de los orines en el Barrio de Gràcia.

Y en eso consiste la publicidad, lo siento.