lunes, agosto 11, 2008

Sergio García encuentra otra manera de perder


Decir que García "regaló" el PGA a Harrington, como titula el Marca, sin duda es excesivo. Decir que todos sus putts fueron perfectos, como dice el propio García, es una muestra más de una soberbia defensiva que probablemente no le esté haciendo bien a su juego.

Sergio dice que, por juego, merecería haber ganado ya dos o tres grandes. No sé lo que entiende "por juego" o, más bien, no sé qué entiende por "no juego", es decir, qué es lo que hace que no gane torneos, aparte de esas últimas jornadas de 74-75 golpes o esos tiros al agua desde la calle del hoyo decisivo. No todo puede ser mala suerte, siempre. Si no gana, es porque no se lo ha merecido. Merecerse ganar algo que no se gana va contra la definición misma de competición y deporte.

García perdió ayer por la misma razón por la que pierde (casi) siempre: es un pésimo putteador. Es cierto que durante el torneo no le fue mal, pero su actuación en los hoyos decisivos fue decepcionante: el putt del hoyo 15 para birdie y dos golpes de ventaja fue lamentable, muy mal tirado en un momento clave. En el 16 se fue al único sitio donde no podía irse: al agua. Incomprensible. En el 17 dio un golpazo descomunal y falló un putt de 5-6 pies, la mitad de lo que tenía Harrington, que sí lo metió y se colocó de líder en solitario.

La salida del 18 no fue buena. Rough alto. Luego pega un buen golpe, sí, pero en una situación desesperada. Apelar a la mala suerte en una situación desesperada es absurdo: la bola puede ir a cualquier lado. Efectivamente, si hubiera ido dos metros más larga o más a la derecha, hubiera cogido green. Pero fue donde fue: al bunker. La recuperación fue regular y el putt, una vez más, malo.

A Harrington ayer no le regalaron nada. Quiero decir, si no hubiera metido ese putt increíble del 13, ese otro del 16 para salvar el par y los del 17 y 18 para birdie y par, no hubiera ganado. Y lo normal era no meterlos. Fue mérito suyo. Por otro lado, García tiene que darse cuenta de que la diferencia entre ganar y merecer ganar es el acierto. Algo tan sencillo como eso. Un tipo los mete y tú los fallas. Por mucho, por poco... eso da igual. Los fallas. Una y otra vez. Un torneo tras otro... Algo estás haciendo bien, por supuesto, ¡como si fuera fácil llegar al 17 de un Major empatado en el liderato! Pero algo estás haciendo mal, también, si no consigues rematar nunca.