martes, abril 15, 2008

La valencianización del Estudiantes


Es más que probable que el Estudiantes descienda este año. Lo que no sabemos es si ese descenso irá acompañado de desaparición o si Javier Tejedor se rascará los bolsillos y hará frente a las deudas. Tampoco sabemos si Tejedor será suficiente: en la LEB, sin ingresos de televisión, será difícil mantener patrocinadores, publicidad... y abonados. Habría que vender a casi toda la plantilla y confiar en los jóvenes. Parece complicado pensar que un equipo formado por Clark, Torres, Beirán, Granger y poco más pueda ascender el año siguiente, pero al menos seguiría habiendo equipo y eso es algo.

En cualquier caso, lo terrible del descenso no sería el año en la LEB, aunque fuera la primera vez en la historia del club. Lo terrible del descenso es todo lo que ha venido antes. Ser del Estudiantes dejó de ser divertido, simplemente. Durante 57 años, ser del Estudiantes se diferenciaba de ser del Madrid porque era divertido. Por eso éramos el primer equipo de Madrid, y ellos se esforzaban en demostrarnos con estadísticas que no era así.

Nos daban igual las estadísticas.

Hasta que llegó un momento en el que parecía que a nadie le interesaba el baloncesto. Quizás por influencia del Atleti, la gente se condenó a un pesimismo quejica que impedía atender a la cancha y se preocupaba por quién era el consejero de tal, cuánto cobraba no sé quién, qué empresa tenía más acciones en la Junta... El Estudiantes pasó a ser un equipo futbolero, y tan en serio se lo tomó, que en vez de quedarse en el Atleti, acabó convirtiéndose en el Valencia.

Hablo del Valencia porque para mí es el ejemplo de equipo con el que es imposible disfrutar: en los últimos 10 años han ganado ligas, UEFAS, Copas del Rey... han jugado dos finales de la Champions, han estado entre los primeros puestos todos los años... y sin embargo siempre hay bronca. Siempre hay pañoladas, siempre hay envidias, siempre hay peleas por el poder. Dos pases malos: a silbar. Es un club imposible.

Y el Estudiantes se "valencianizó". Se convirtió en un club imposible, que dejó de valorar los resultados deportivos y dejó de divertirse. Durante un tiempo, ir a ver al Estu era ir a meterse con Fernández Cid, luego fue ir a meterse con Bermúdez, luego con Sergio Sánchez, o con Carlos Suárez o con Walker Russell, ahora mismo. Se silba a los jugadores y se les acusa de vagos y juerguistas. ¿No les suena de algo?

Si uno mira al pasado, la trayectoria deportiva del Estudiantes no es sobrecogedora. No tiene ni la mitad de títulos que el TAU por ejemplo. Los títulos nunca han importado en el Ramiro. No tendrían por qué. Éramos el primer equipo del país en afición, en imaginación, en cantera y en ilusión. Con eso bastaba. Por eso, la trayectoria deportiva del Estudiantes en el futuro no debería importarnos tanto. Quizás, lo importante ahora sea centrarse en resolver lo otro. Aunque sea en el Magata.

(Por cierto, para los que no sean muy fans del baloncesto ni del Estu, aquí hay un excelente resumen de los últimos tres años)