viernes, abril 18, 2008

Epílogo, con Macarena Gómez

Creo que es bueno que se sepa que estoy enamorado de Macarena Gómez. Lo digo por si en algún momento le da por googlearse y se encuentra aquí. Perdidamente enamorado. El súcubo por excelencia. Un súcubo esquivo, por otro lado. Un par de miradas en el vestíbulo del Capitol y una silueta que pasa entre los adolescentes del Reina Bruja.

Me alegra saber que no soy el único. Al menos, Zoe Berriartúa está como yo, aunque desconozco su grado de platonismo. "Epílogo" es un homenaje en toda regla a la extraña belleza de Macarena. Una chica con cara rara y ojos irresistibles. Un súcubo, insisto. Imposible resistirse.

Noche de calidad en Cortogenia, con cinco buenos cortos. "Hay cosas que nunca se olvidan" está divertido, con una estética muy Javier Fesser y un argumento algo flojo pero pasable. Lo único, el final. Poner dos minutos de corto más sólo para que salga Fabio Cannavaro no es mi idea de cine, pero bueno...

"Y todo va bien", de Guillermo Zapata tiene un punto absurdo y enloquecido que acaba atrapando. Cibersexo y rutina. Un corto moderno. Algo cogido por los pelos, en mi opinión, pero con soberbias interpretaciones de Ruth Díaz y Luis Callejo, aparte de Don Mauro, que se ve que se está convirtiendo en un habitual del cortometraje: también sale en "Río Puerco", de Cobeaga.

De "Epílogo" ya lo he dicho todo: un súcubo conquistando a la cámara durante siete minutos. Tanto, que a veces dan ganas de dejar de mirar a la pantalla.

Y por último, "Alumbramiento". De nuevo, fantástico. De nuevo, el llanto, aunque más contenido. La pena es que no consiguiera encontrar a Eduardo por ningún lado, parece ser que nos estuvimos cruzando toda la noche, o eso me dijo Marta Belenguer en un momento dado. Lo demás, la encantadora acogida de la gente del corto en el momento en el que me quedé solo porque Antonio se fue: encantadora Lucina Gil -"El hombre feliz"-, encantador Vicente Villanueva -"El futuro está en el porno"-, encantador Óscar de Julián -director de Almería en Corto-, encantadora Marta, encantador Raúl Arévalo -una vez más- una vez ya en el Larios Café...

Pero Macarena -¡aaaay, Macarena!- en ningún lado. Una pena.

(Y antes, poco antes, bocadillos de tortilla y diablos azules con Pilar, David Grau y Pablo Ager, y la agradable sensación de que me están esperando en sitios donde aún no he probado a prodigarme, y creo que eso es bueno, porque la soledad siempre acecha entre tanto nombre propio).