viernes, abril 25, 2008

Clinton y Obama en Pressing Catch

Parece que hay cierto escándalo -probablemente "escándalo" no sea la palabra- en que los combates de Pressing Catch tengan más de espectáculo que de deporte. En otras palabras, que estén amañados. No es ningún secreto: en el dossier de prensa que los organizadores del evento de Valencia pasaban a los medios ya explicaban que los ganadores de los combates estaban decididos de antemano.

Eso no es lo importante. Lo importante es que el espectador no sabe quién va a ganar. Señores, lamento informarles de que en el cine pasa igual: hay un guión. Ingrid Bergman y Humphrey Bogart, en realidad, no se querían...

Así que, bueno, pues sí, por supuesto los combates están arreglados, intentan hacerse el menor daño posible y no es una "competición" en sentido estricto. Pero, insisto, ellos no lo llaman "competición" sino "espectáculo", y todo esto no quiere decir que cualquiera pueda ganar. Yo desconozco las razones que están detrás de cada decisión de este tipo. No sé por qué fulanito es campeón del mundo y no lo es otro.

Lo que sí sé -porque llevo dos semanas con un especial de llaves que me está volviendo loco- es que esta gente son unos atletas de la leche. Que por muy preparado que esté, por mucho que sepas lo que hacer en cada momento para no dañar y no hacerte daño, no dejan de ser tíos de 200 kilos y más de dos metros que se suben a cuerdas, dan volteretas, se lanzan en plancha... y, supongo, que el que mejor sepa hacer eso: con mayor flexibilidad, mayor elegancia, mayor rapidez, etcétera... es el elegido en cada momento para ganar. O al menos, para estar en el grupo de los que pueden ganar y que luego los guionistas elijan que trama les conviene seguir.

Como en cualquier programa de televisión.

Y, luego, además, tienen salidas realmente geniales, y aquí les dejo con una de ellas, la que se anuncia en el titular: