sábado, febrero 16, 2008

El Bremen zarpa

Aroa sabe preguntar. Es una virtud como otra cualquiera, pero una virtud importante. Pone su cara de niña que no ha roto un plato, sonríe y suelta la duda. David complementa con algún chiste o alguna ironía. Yo contesto. Casi siempre. Los dos se han tenido que dar cuenta de que me gusta contestar.

Los chicos del Bremen estamos en un sitio que se llama El Desencanto. Creo que se llama El Desencanto pero no estoy seguro porque no he sido yo el que les ha traído aquí. Ha sido Magapola. De hecho, podríamos acuñar un nuevo término a nuestra jerga de intelectuales: "hacer un Magapola: dícese de la acción consistente en llevar a un grupo de gente a un bar infecto y con música trance e irse inmediatamente con una sonrisa en la boca para no volver jamás".

Lo que no quiere decir que Magapola no sea entrañable, que lo es, pero salir del trabajo y ponerse a beber ya, así, de entrada, tiene esas cosas. Que se lo digan a Virginia.

Además de Aroa, David y yo, están Vicky, Rebeca y Ernesto. Hablan de sexo. Cuentan unas cosas super improbables, sobre todo si se las combina con DVDs de "Perdidos" en medio de la conversación. No tienen JB, siquiera, y en cualquier caso yo estoy demasiado cansado como para emborracharme, así que decido pasarme a la Coca Cola. Antes, en "La Buena", el origen de todo, estuvo Vega un rato, hablando de Touré Yayá y las sequías periódicas del Barcelona.

No sabemos si han cambiado de canción o si es la misma todo el rato o si a eso se le puede llamar canción y David me habla de grupos finlandeses que no conozco y yo le hablo de grupos españoles que no conoce él. Aroa me dice que he renegado de los cantautores, pero yo nunca he defendido a los cantautores, así que no veo el escándalo. Tengo muchos amigos cantautores, eso es todo. Me gusta la música que hacen algunos, otros, no. Como género, me aplatana. Prefiero el Top of the Pops.

O el Honky. De hecho, les llevo al Honky, para evitar que las chicas nos lleven a antiguos puticlubs -la juventud moderna es así-. Nos quedamos un rato en la planta de arriba y luego en la de abajo. La música es extraordinaria. Entramos con "Simpathy for the devil" y en apenas una hora tenemos The Bravery, Arcade Fire, Depeche Mode, Blur... Fer Heads está en Moncloa. Es el fin de semana de las estrellas y Aroa recuerda la primera reunión que tuvimos, en la que -consulta sus notas- yo afirmé que no iba a ir al taller.

Cambié de opinión, eso es todo.

Y, de repente, un viernes cualquiera, uno se encuentra en la barra del Honky, con Ernesto y Vicky, con Rebeca asaltada por un grupo de post-adolescentes y con la sensación de que la literatura, en nuestro caso, no es más que una excusa para la vida.