martes, enero 15, 2008

¿Cómo va "Cuando las cosas dejaron de tener sentido"?

Es una pregunta lógica y recurrente y me parece bueno que, dos meses después de su "publicación" haga un breve resumen de lo que está suponiendo para mí el libro.

Lo primero, si alguien quiere cifras, no las va a encontrar. No las tengo. Ni sé en qué librerías se vende, ni sé si se vende, ni sé cuánto se ha vendido. A modo de indicación, diré que se sigue vendiendo en la página de la editorial, que supongo que se puede pedir en la Casa del Libro y que he dejado unos pocos ejemplares en el Viejo Café Colonial, el bar donde se desarrolla la mayor parte de la acción y que está en la calle Ruiz, semiesquina con Manuela Malasaña.

Supongo que la primera edición debe de estar a punto de agotarse.

Pero no quería hablar de cifras sino de sensaciones. La acogida del libro está siendo sorprendente. Esa es la palabra: yo sabía que había escrito un libro decente y que ya como blog había funcionado bien, pero tantos elogios... en fin, no estoy acostumbrado, simplemente es eso. Desde Lichis y Joaquín Sabina a las chicas del taller, pasando, por supuesto, por familia y amigos, pero también por amigos desconocidos de estos amigos.

El libro engancha justo en la parte en la que yo tenía más dudas. La parte más incomprensible y enloquecida. Quizás engancha precisamente por eso. La gente me dice que subraya frases y es que es verdad, al igual que "Héroes" -pero, insisto, peor que "Héroes"- es un libro de frases.

Todo esto me llena de orgullo y me parece que deja el listón alto para el siguiente proyecto, que sigue siendo "Gente rara", pero que no creo que vaya a estar acabado antes de 2009. Si todo sale como yo quiero y consigo escribir lo que tengo pensado, será un gran libro. Quizás no tan comercial como "Cuando las cosas..." pero sí mejor literatura.

De momento, y hasta entonces, gracias.