domingo, marzo 25, 2007

Un año y un día

Como soy un hombre desmemoriado, se me olvidó el aniversario de este blog. Permítanme que lo celebre un día después y muy a última hora. Un año y un día, como una condena. Surgió como complemento a una página en la que hablaba sobre mi recién publicado libro y ha servido, en parte, como material para un segundo libro del que, yo igual que ustedes, no sabemos nada de nada.

Ha habido grandes momentos, supongo, y en parte ha sido un lugar para discutir y ponernos en desacuerdo, compartir sensaciones y evocar recuerdos. Me siento orgulloso.

Por otro lado, creo que hay en este blog mucho de impostura y seriedad. Yo no soy así. Quizás me empeñe en escribir un blog literario-periodístico y me dejo muchas cosas por el camino. Aquí queda el mundo como representación y dejo la voluntad en otro lado. Es una pena, pero tiene que ser así. De vez en cuando, aquí se cuelan también B, Hache y La Chica Portada. Es inevitable.

Eso no quiere decir que no me hubiera gustado hablar más de ellas y de todos los demás, contar más a menudo las cosas que me pasan y que realmente me hacen sufrir y gozar -mucho más que el PSOE y el PP, desde luego-. Sólo que soy un tipo pre-postmoderno y prefiero mantener los géneros. Aquí, periodismo. Allí -ellos saben dónde- realidad.

En estos doce meses he conseguido reunir un buen montón de visitantes. La mayoría de rebote. Otros, a conciencia. Quería darles las gracias a todos. El contador marca 35.000, pero creo que empecé a llevar las cuentas en mayo o junio, así que probablemente sean unos pocos más.

Reconozco que a veces he pensado en rendirme y dejar de escribir -aquí y allí y en cada rincón- pero no puedo. Sencillamente, no puedo. Lo dicho: una condena.