domingo, febrero 18, 2007

Entrevista a Nacho Vigalondo


Soy un fan absoluto de Nacho Vigalondo. Supongo que porque tiene todo lo que a mí me falta: valor, sentido del humor, capacidad para romper barreras y dedicarle vídeos a Coetzee. Por supuesto, él asume que esos riesgos no van a funcionar siempre y no es necesariamente un tipo confiado, seguro de sí mismo.

A veces da exactamente la sensación contraria.

Pero lo intenta, claro que lo intenta. Desde "La Hora Chanante" a La Costa Brava, pasando por mil homenajes a Philip K.Dick y una nominación a los Oscars.

Nacho se presenta en el Café Manuela con el pelo más largo que otras veces y reconoce estar nervioso, agitado, en "uno de esos días" y piensa en ponerse a beber absenta a las cinco y media de la tarde, pero al final prefiere un "kiri real" o algo así y nos ponemos a hablar a gritos en una mesa que nos han colocado especialmente -el dueño del Manuela conoce a Nacho de vista y eso tiene sus ventajas- pero que está justo delante de los juegos de mesa que una vez tras otra vienen a recoger distintos clientes, con lo que Nacho tiene que mover la cabeza y esquivar brazos y manos y piernas y ansias.

Es una entrevista convencional, apenas una charla, porque no hay tiempo para charlas. Tiene demasiado bagaje detrás como para entretenerse y aunque de vez en cuando paro de escribir y nos detenemos en Koldo Serra o Borja Crespo, en nuestra común admiración por Txumari Alfaro o en la necesidad post-postmoderna de romper barreras y llevar de una vez a Nacho Vegas y a Morrissey a competir a Eurovisión, la mayoría del tiempo sigo un cuestionario larguísimo que, pese a todo, no incluye "Me huele a canela" ni "Gremlins III".

Porque no se puede todo.

Como buen mileurista, se siente culpable de haber pasado su blog a "El País" por dinero, como si fuera una vergüenza cobrar por lo que uno hace bien y la conversación se desliza hacia el recurrente tema de "7:35 de la mañana", con todo, uno de los mejores cortos de la historia del cine español y que le permitió convertirse en miembro de la Academia. El martes vuela a Los Ángeles a apoyar a Borja Cobeaga.

Varios trivials, tabús y monopolys después -el Manuela es una exposición de celo- acabamos hablando brevemente de mi corto, porque no creo que sea bueno hablar de ello más que brevemente y de la ilusión que Nacho tiene por "Los Cronocrímenes" y consigo hacerme invitar a alguno de los pases previos, que no es poco.

Y entonces, sólo entonces, a las dos horas de llegar, me atrevo a hablar un poco de mí.