martes, diciembre 19, 2006

Arcadi Espada y Rubalcaba

¿Por qué puede poner Arcadi Espada contra las cuerdas a Rubalcaba? Por una cuestión de aprecio a la verdad y a los hechos. Por supuesto, encima de los hechos flotan las interpretaciones y ese es el terreno en el que el ministro se mueve mejor: "Acebes sabía...", "el Gobierno mintió...", "créanme cuando les digo...", "Batasuna tiene la intención...". El mundo de Rubalcaba es un mundo de intenciones y buena voluntad. Un mundo interpretado.

Frente a ese mundo está el mundo de Arcadi, quien, por supuesto, se maneja en la interpretación como todo periodista, pero en este caso se atiene exclusivamente a los hechos. El principal: "No se sabe nada ahora sobre el 11-M que no hubiera dicho Acebes en rueda de prensa antes de las Elecciones". Lo cual, básicamente, es cierto. Todos los datos los puso el anterior ministro de Interior sobre la mesa antes de votar. ¿Querían la verdad? Ahí tenían las cintas coránicas, la furgoneta, los detenidos en Lavapiés, los teléfonos bomba...

Rubalcaba dice que elogia la actuación de la policía pero no la de sus superiores, como si en un Estado de Derecho fuera concebible la actuación a ese nivel de los subordinados desobedeciendo a sus superiores. Arcadi lo pone de relieve y se ríe. La risa de Arcadi es muy dolorosa para quien la recibe. Es dolorosa porque deja en evidencia. Efectivamente, es imposible que esas detenciones no fueran autorizadas e incluso ordenadas por el propio Acebes o su equipo de gobierno.

Otra cosa son las interpretaciones, efectivamente. Acebes se empeñaba en interpretar de manera patética los datos que iba dando con un respeto escrupuloso a la verdad. El papel de Acebes en todo esto es doblemente vergonzoso: por un lado, sin ocultar ni un solo dato, se empeñaba en atribuir a ETA un atentado que no había cometido. Que sabíamos que no había cometido porque él acababa de dar una serie de datos en dirección contraria.

Ya en la Oposición, su papel es precisamente desprestigiar y poner en duda los datos de la "versión oficial", es decir, la misma versión que, paso a paso, él fue dando por buena en sucesivas ruedas de prensa.

La legitimidad de Arcadi, queda dicho, parte de su amor a los hechos y su desvinculación de las interpretaciones. Nunca se ha lanzado a apoyar teorías conspiranoicas por el mero gusto de apoyarlas. Siempre ha mantenido una prudencia total al respecto. Por eso, él puede hablar sin dejar huecos para el contraataque. Por eso, Rubalcaba se puso tan, tan, tan nervioso...