martes, agosto 29, 2006

Empresariado y deporte

Los pequeños y medianos empresarios son gente inteligente -tienen que serlo- y con mucho instinto. Por eso, anuncian grandes regalos y promociones si España gana el Mundial de fútbol, pero no lo hacen cuando llega el de baloncesto.

Una cuestión de sentido común.

Se podría apelar a los recursos ofensivos de Gasol y Navarro como clave del éxito de la selección española, pero son las pequeñas cosas las que marcan la diferencia. Con "pequeñas cosas" me refiero a saber jugar al baloncesto. Algunos creen que jugar al baloncesto consiste en hacer como Rakocevic o Macijauskas, es decir, tirar bien a canasta.

Ni mucho menos. Antes de tirar, hay que botar, pasar, saber cuándo debes lanzar, dónde están tus compañeros, aguantar la presión, tener claro el concepto de equipo... Véase, Carlos Jiménez, Jorge Garbajosa, José Manuel Calderón y esa gran sorpresa que está siendo Rudy Fernández.

Hablar del oro es una exageración. Ser el mejor del mundo no es algo que se pueda exigir como si nada. No regalan ser semifinalista, de entrada. Mucho menos, ser campeón. Lo importante es llegar a ese momento en el que aunque no seas el mejor lo parezcas. Lo suficiente como para que las tiendas de electrodomésticos se piensen dos veces sus ofertas.
Creo que esa es suficiente alegría, por ahora.