miércoles, mayo 31, 2006

Vuelta a la sala Clamores

El mismo escenario y el mismo músico, pero distinta actitud: como si todo fuera más cercano. Se lo explicaba un día a mi psicóloga, pareciera que envejecer consistiera simplemente en sentirse más cómodo con lo que te rodea. Empezar a hacerte un sitio. At ease.

El entrañable Dani Flaco, de constante promoción -en un camino que sólo se disfruta cuando ya se ha recorrido- y con parada en la Sala Clamores. Charlas en el camerino con Sandra y discusiones sobre Madrid y Barcelona en las que siempre sale ganando Barcelona (y espero que no venga ahora ningún nacionalista madrileño a insultarme vía email) y repaso de datos curiosos: Rojas ha vendido oficialmente 4000 discos. Sin embargo, en una página de carátulas hay 6000 descargas de su portada.

En UNA página de carátulas. Ahora imaginen cuántos se han bajado el disco de Internet y han decidido no descargarse la carátula o descargársela de otro lado. Por cierto, Raúl Rojas viene el 8 de junio a Madrid -Búho Real- y la cosa promete ser un éxito arrollador. Su segundo disco -si algún día se graba- va a colocarle entre los más grandes.

Por lo menos, en descargas.

Pero hablábamos del Flaco: ¡qué tipo más agradable, qué naturalidad, qué sonrisa constante! Su concierto fue sensiblemente mejor que el anterior, más recursos, más tranquilidad, más intimidad, también. El público se componía de 16 personas, pero aplaudíamos a rabiar para que sonara más fuerte.

Gracias a la serie de entrevistas -que ya, sí, puedo anunciar que ha acabado en lo que a músicos respecta, porque de Maike Lüdenbach no se sabrá hasta septiembre y para entonces yo estaré a otra cosa- he conocido a mucha gente. Algunos de ellos son ídolos míos, otros, son artistas con un futuro impresionante.

Con todo, permítanme que me quede con el que tiene toda la pinta de que se va a convertir en un buen amigo: Dani Flaco.

Yo y mi sucio egoísmo.