viernes, marzo 31, 2006

Papeleras parcialmente derretidas

En lo que a mí respecta, sigo pensando que podría ser una poeta maravillosa y vivir de ello en Londres.

En el camino

Volver a entrevistar es algo que necesitaba. Entrevistar a gente consagrada como Christina y a gente que está empezando, como Dani Flaco. La sección se llama "En el camino" y pretendía dar publiciad a gente desconocida. Luego, la propia curiosidad me ha llevado a distintos artistas y eso está bien, pero volver a las raíces tiene siempre un punto reconfortante.

Me gustó Dani Flaco, he de reconocerlo. Me gustó porque lo tenía claro y no pedía perdón por estar ahí. Se parece a Buenafuente de una manera asombrosa y no pretende hacerse el gracioso. Es de esa gente que cae bien de manera totalmente natural. Es capaz de no tomarse en serio y eso está muy bien.

Cena en el Tapa Sentao, patatas paja con picadillo. Una entrevista que se hace de memoria -qué absurdo ponerse a sacar papeles en medio de la comida- y cuyas respuestas quedan igualmente almacenadas, en confianza de que serán transcritas más o menos igual que salieron de su boca. "Vas a escribir lo que te dé la gana, ¿no?", me comenta Dani, algo malicioso. No nos engañemos, es muy probable. Pero soy bueno captando atmósferas e intenciones, y de eso se trata.

Su primer disco fue "New Jersey" de Bon Jovi. La mejor frase de la entrevista fue "No soy el único". Sus tres canciones favoritas son "Sultans of swing", "Like a rolling stone" y "The joker". Ahora mismo, escucha "Hotel Lichis", de La Cabra Mecánica.

Va a ser verdad que soy muy malo olvidando.

Lista de espera

De momento, parecen pocos. Luego, ya se verá; aún hay mucha gente desaparecida. Mucha más de la que me gustaría, por cierto. La gente quiere comprarlos y eso me halaga, pero no se venden. Soy demasiado fiel a las ideas, casi más que a las personas. El libro no se vende. El reparto ya está hecho. Puede fallar gente. Me encantaría que fallara gente si lo que quieren es fallar, así su ejemplar iría a alguien que quisiera de verdad leerlo.

Me siento miserable cuando digo "no". Es una sensación que me corroe por dentro, me veo como un pretencioso o un maleducado. No voy a entrar en si ese es un juicio equivocado.

La chica de la portada estaba fuera y dentro del libro a la vez. Una de esas situaciones que, necesariamente, abruman. Pero lo lleva bien: la gente se pasa el libro de mano en mano y luego la mira y sonríen o le dicen algo y ella sigue sonriendo. No tenía ni idea de hasta qué punto esto iba en serio, me parece.

Me alegro. Tenía que ser ella, tenía que ser el puente, tenía que ser Lucía. Fidelidad a las ideas, quedó escrito un poco más arriba.

jueves, marzo 30, 2006

Helena Resano

Hablando de ojos. Me alegro de no ser el único forofo.

En la Plaza de la Paja

Un tobogán de sentimientos. Abajo, muy abajo, momentos antes de entrar en el Delic, Plaza de la Paja, Madrid. Christina no está. Tranquilidad, otra vez arriba.

Sudores y pánico conforme pasan los minutos y está claro que tiene que llegar en cualquier momento. La entrevista está preparada, es lo suficientemente completa. La posibilidad "fracaso" ha dejado de contemplarse. Aún así, Christina, que había empequeñecido notablemente tras su llamada de la mañana vuelve a hacerse enorme en el recuerdo.

Falso. En la expectativa.

Entrar en el bar y esperar sin tomar nada, por si acaso. No sé si vendrá ella sola o vendrán muchos. Lo normal sería que vinieran muchos. Que yo recuerde, siempre ha sido así: representantes, miembros de la discográfica... cada artista tiene su propia cohorte. Hemos quedado a las seis. Son ya las seis y veinte, pero sé que va a venir.

Y efectivamente aparece al instante: sola, con gafas de sol y un abrigo largo, mirando a todos lados, buscando una señal, porque yo la conozco a ella, pero ella a mí no me conoce de nada y me presento y cambiamos de bar porque hay mucho ruido y el principio es un poco desastre, porque ella no está a la entrevista, está a sus hijos, que corretean por el parque que queda justo en la parte baja de la Plaza y resulta que no sabe para qué medio trabajo ni que soy sobrino de Pancho y su actitud es cordial, pero fría.

Tiro de adrenalina y de recursos, pero me cuesta, claro que sí. Algunas de mis preguntas me vuelven a parecer absurdas, como sucede a menudo. Algunas de sus miradas así me lo demuestran.

Aún así, nos vamos animando. Un poco contrarreloj y es una lástima, porque tiene tantas cosas que contar... Realmente, lo que me gustaría sería continuar esa entrevista en otro momento, y terminar de atar flacos sobre lo que fueron los 80, lo que significó el "grunge", su propia percepción de la fama y el mercado... Pero no es posible. Christina no mira nunca a los ojos, parece estar pensando siempre en otra cosa. Demasiadas entrevistas en demasiado poco tiempo, supongo.

Demasiados años pasando por esto, también. Creo que me tiene algo de cariño, porque le pongo interés. Pero el cariño no lo es todo. Me siento terriblemente inferior y me gusta. Me servirá para aprender la próxima vez.

Una vez hemos hablado de Pancho, de Gloria, de Ray (muy poco, lo conseguí) la cosa se relaja, pero el tiempo sigue siendo el mismo, es decir, menos. Nos sentamos en un banco y terminamos la entrevista. Estoy demasiado acelerado, ella también. Se lleva dos libros: uno para ella, otro para Ray. "Bastaba con que nos dieras uno", dijo, antes de comprobar que los dos estaban dedicados. "Para mí es importante que tengáis cada uno el vuestro, porque os admiro a los dos por separado", contesto.

Y es una buena respuesta.

Confío, a medida que se acerca el final, en que la figura de Christina vaya decreciendo, al menos a mis ojos, pero no es así. Dentro de diez años se ve "a punto de publicar su mejor disco". Eso quiere decir que va a ser aún más grande. Después de todo, he tenido suerte de encontrarla justo cuando aún se le podían intuír los ojos. Pronto, eso será imposible. Nadie tiene un cuello tan alto.

De conquistas, preocupaciones y olores incómodos

Dice Victoria Prego en su blog:

"El de Coalición Canaria aprovecha para hablar de lo suyo. Y nos está explicando lo que quiere Canarias, lo que necesita Canarias y donde hunde sus raíces históricas (que datan de la conquista e invasión del archipiélago por parte de España, dice), la exigencia canaria de tratamiento político y económico diferenciado. Pujol se ha ido. Mas se ha ido. Saura se ha ido. Maragall se ha ido. Está Bargalló y aguantan impávidos Durán y Rubalcaba."

Se avecinan unos años muy divertidos. Al menos, los actores no parecen muy preocupados. Añade Prego:

"El Hemiciclo es un páramo. Los bancos del Gobierno también. Habla ahora el peneuvista Erkoreka. El debate no interesa, es evidente. Sólo interesa la votación final. Podían también mandar el voto por correo, o en la modalidad de email, y así acabamos antes. Desolador".

Sí, es lo que dice Lichis: "Que se acabe la función al bajar del escenario". Y el resto queda en manos de los críticos. Bien alimentados, por supuesto.

La pregunta decisiva es: ¿hasta qué punto afecta todo al espectador? o, lo que es lo mismo, ¿hasta qué punto está dispuesto a sentirse parte del espectáculo? A veces pienso que lo peligroso sería que nos lo tomáramos en serio. A veces, no. Quizás lo peligroso sea precisamente que nos lo tomemos todo tan en broma como lo hacemos.

A contra corriente, Arcadi Espada, pero con un negro futuro por delante. No sé mucho de política pero he estado lo suficientemente cerca para saber cómo huele.

Y que el olor se queda pegado a la ropa.

miércoles, marzo 29, 2006

Miedo, tengo miedo...

- "Hola", dice.

En el teléfono sólo pone "número privado" y es una voz de chica y, por alguna razón, me resulta familiar.

- "Hola", digo yo, como si la reconociera, para que ella crea que sé quién es -una vez llegué a mantener una conversación de cinco-diez minutos sin saber quién demonios me llamaba, todo por pura timidez- y me pongo a esperar alguna pista.

- "¿Guillermo?", pregunta, "Soy Christina Rosenvinge. Hemos quedado para esta tarde pero te tengo que retrasar la entrevista una hora. ¿No te importa? Tengo un ensayo".

Me está llamando Christina Rosenvinge. Claramente, mi vida es perfecta.

- "No, no te preocupes, no hay ningún problema. Si prefieres, incluso lo dejamos para más tarde", digo, animado, como si de hecho la conociera de toda la vida, cuando llevo 24 horas completamente paralizado, asustado, abrumado... ante el hecho de tener que entrevistarla a ella, que es un personaje absolutamente fascinante.

No encuentro las preguntas, no encuentro el tono, no sé cómo conseguir la complicidad, no sé si tirar por la complicidad o por el rigor. No encuentro el rigor por ningún lado, siempre se me olvida dónde lo dejé. La figura de Christina se ha ido haciendo cada vez más grande conforme pasaban los días y se acercaba el miércoles y yo seguía teniendo la entrevista sin preparar.

Recordémoslo: Christina no es sólo Christina, sin más. Es la chica rubia que me presentó mi tío en un concierto de Manolo Tena hace catorce años, cuando le produjo su primer disco, es la figura constante de todos los primeros libros de Ray Loriga, probablemente mi mayor influencia. Estuve persiguiendo a Ray durante diez días por San Sebastián sin ningún éxito y no querría mezclar las cosas.

No será una entrevista sobre Ray, será sobre Christina y tiene que estar a la altura.

-"Perfecto", dice Christina, "como ya tengo tu móvil, si hay algún problema te llamo luego".
- "Muy bien", digo yo, "no te preocupes, un besito"
- "Un beso"

Y de repente su figura vuelve a ser no ya pequeña, pero sí normal y puedo seguir haciéndole preguntas al Señor Google sobre los años oscuros (1991-2004). Aunque, si lo pienso, lo que más me apetece es escuchar, no hablar, y para escuchar, de verdad, cuantas menos cosas sepas, mejor.

Lo que es verdad y lo que es mentira

Me extrañan las muy negativas críticas al documental "El secreto de M. Night Shyamalan". Me extrañan, lógicamente, porque a mí me ha gustado mucho. Por supuesto, es una farsa, e incluso un tipo poco espabilado como yo puede darse cuenta cuando lo ve, pero es una farsa divertida y bien hecha. Dicen que es un "mockumentary" -algo así como "documental de coña"- pero es algo más: directamente es una película.

Tiene algo de "Lunar park", de Bret Easton Ellis, pero me atrevería a decir que es más interesante. La idea de reírse de uno mismo me resulta sugerente.

Desde luego, si se lo compara con cualquiera de sus últimas películas -con cualquiera de sus películas, de hecho, excepto "El Sexto sentido"- estamos hablando de una obra maestra, lo que deja claro que hay gente cuyo mayor problema es tomarse demasiado en serio.

Hay que relajarse.

Una de las críticas que leí sobre la película, siempre en la prensa digital americana, decía que "no dejaba claro lo que es verdad y lo que es mentira". Me asombra que eso sea algo negativo en una obra de ficción.

Más extrañezas: en Canal Plus anuncian el documental... pero no alertan de que todo es fingido, de que se trata de una broma del propio Shyamalan, de que su "secreto enterrado" no es más que un señuelo para que la gente vuelva a ver sus películas. Dudo si lo quieren ocultar por razones comerciales o si, directamente, no se han enterado. Todo podría ser.

martes, marzo 28, 2006

Me quito la boina

Esta sección recibe el siguiente título: "Habla con...", pero como buen paleto de la informática -internauta con boina, se bautizó mi tío y desde entonces le he robado el concepto- pues no había activado la posibilidad de comentar.

Creo que ya es posible. Intentadlo, si queréis.

lunes, marzo 27, 2006

Algunas definiciones imprescindibles

Gambitero, regulero, Leo Bassi...

Pequeñas esquizofrenias

Este blog no tiene instrucciones de uso y eso, de alguna manera, me preocupa. No las tiene porque no hablo de mí; eso lo hago en otro lado. No las tiene porque aquí debería contar otras cosas: más adultas, maduras, profesionales, análisis de la realidad y la literatura. Todo lo que no le gusta a Susana.

Y el problema que tengo es que no soy un tipo adulto, maduro, ni profesional. Soy un buen analista, a veces, pero me aburre tener que serlo todo el rato. Huyo de mis responsabilidades y hablo demasiado de mí, incluso en mis entrevistas.

Así que este "blog" empieza con un problema de concepto. No quiero ser Arcadi Espada, tampoco pretendo ser Pérez de Albéniz. Quiero poner distancia, pero no sé cuánta. Quiero ser gracioso, pero no por obligación. Si me equivoco, corregidme.

Espero no salpicar a nadie, eso es todo.

Hoy empieza todo

Algunas preguntas que podrían surgir: no, no son un desastre –llegaron, los 120, esta mañana, después de que el transportista los intentara dejar en el 3ºB, 3ºD y así sucesivamente...- y sí, son para regalar. Me gustaría poder explicar por qué con bonitas palabras y aspiraciones a la santidad, pero supongo que tiene mucho más que ver con el exhibicionismo que acompaña a todo escritor egocéntrico.


Y yo soy un escritor egocéntrico, eso está claro.

También está la esperanza de que esto no sea más que un eslabón en la cadena de muchos libros, mucho éxito, muchas ventas... Con "Vampiros, ángeles..." estuve cerca de ganar dinero, y ahora no quiero ganarlo, quiero perderlo. Volver a ganarlo a costa de los conocidos, amigos, familiares... me parece un poco ruin a estas alturas. Puede que aún siga siendo joven -el prefijo "veinti..." es una forma de esperanza- pero no tanto como para seguir haciendo esas cosas.

Soy consciente de que este libro es un capricho. Más o menos logrado, eso no me toca a mí decidirlo. Un capricho, en cualquier caso, y me enseñaron que los caprichos se los paga uno solito.

De momento, chica julio está multiplicada por 120 y encerrada en dos cajas. Pronto saldrá de ahí. Tengo esa sensación que me rodea cuando llega algo bueno: serenidad preocupante, incapacidad de disfrutar las cosas como se merecen. Estoy abrumado, en pocas palabras. Pero, soy consciente, también, de que los caprichos, muchas veces, son el detonante de algo realmente grande.

Veremos. Ça commence ajourd´hui.

viernes, marzo 24, 2006

Maneras de acabar con los 80

Se ha muerto Eloy de la Iglesia. No voy a dármelas de entendido porque no lo soy. Escribo sobre sensaciones y cosas muy concretas. Me encantaban sus películas, simplemente es eso. Formaron parte de mi fascinación por una década -los 80- que estaba viviendo con tan poca edad que no podía agarrar con las manos nada de lo que me rodeaba.

¿Eran grandes películas? Supongo que no. Actuaciones mediocres. Mensajes algo discutibles. Una repetición de tópicos, en ocasiones. Pero provocaban ese punto de excitación que supone ver de cerca una realidad prohibida, marginada... La cara de José Luis Manzano cada vez que se metía un chute o tenía que prostituirse por dinero.

Para mí, en cierto modo, la heroína, los "tirones", las peleas callejeras... forman parte de mi recuerdo de los 80 casi tanto como la pedagogía boladecristaliana, la alegría de la laca y el cardado o los vídeos musicales de británicos con traje blanco y gafas de sol. En parte, es por "El Pico", por "El diputado", por "La estanquera de Vallecas"... un divertido canto del cisne.

"El Torete" murió en 1991, José Luis Manzano en 1992, "El Pirri" en 1993, "El Vaquilla" en 2003 y ahora, Eloy de la Iglesia, en 2005. Es el fin de una época que no podía acabar de otra manera. No hay que hacer un elogio ético ni estético de ese final, todo lo contrario. Algo me dice que "no eligieron acabar de esa manera". Se limitaron a ser la avanzadilla de un ejército que no era consciente hacia dónde iba.

Dicen que al entierro de hoy de Eloy no ha ido nadie de la Industria del Cine. Estarían en alguna manifestación. Ah no, es verdad, que ya no hacen de eso...

Aplazar la ansiedad

Hoy debería haber sido el día, y sin embargo... Libros en la Carretera de Vallecas con Villaverde y una ausencia palmaria de coche. Trabajo que se acumula en distintos ámbitos. Demasiados. Parece ser que todo se retrasará hasta el lunes, aunque el problema de los retrasos es que las nuevas fechas, a su vez, no son de fiar.

Y, luego, la ansiedad, claro: demasiados meses esperando este momento.

Le comentaba a Chica Abril hace poco que quizás sea lo mejor. Quizás el libro al final haya sido un desastre de edición e impresión y no saberlo hasta el lunes sea una manera de ahorrarme un disgusto, o, al menos, aplazarlo dos días.

Empezar el lunes con una buena noticia sería algo maravilloso. Empezarlo con una mala entra dentro de la tradición cultural. No tengo por qué preocuparme, creo que todo va a ir bien y que con creerlo basta para que se cumpla.

(Demasiado tiempo siguiendo a los políticos, me temo, empiezo a preocuparme...)